Gómez Palacio, Dgo.- Vidal López terminó con su vida de tristeza. A sus 25 años prefirió la bebida que el matrimonio. No podía estar sólo y buscó otra compañera. Vidal decidió morir electrocutado. En la orfandad dejó a un niño de dos años y a un bebe próximo a nacer.
Vidal López Velásquez, originario del Estado de México y asentado en La Laguna desde hace cuatro años, resultó ser el sujeto que recibió una fuerte descarga luego de escalar una torre de alta tensión, advirtiendo que se privaría de la vida, la madrugada del domingo 14 de septiembre.
“Era muy solitario y siempre estaba triste, decía que no conoció a sus padres, que lo había regalado cuando era chiquito”, dijo María Luisa Guerrero, tía política del fallecido.
En vida, el joven sureño trabajaba cuidando y lavando carros en la Pulga los sábados y domingos, entre semana laboraba en una tortillería, incluso a un lado del local consiguió un cuartito para dormir. A unos metros del lugar terminó con su vida.
Vidal llegó a Torreón hace cuatro años, en la Plaza de Armas conoció a que después fue su esposa, Claudia Adriana Ríos Guerrero, dos años después tuvieron un varón, y en dos meses más nacerá el segundo hijo.
Hace tres meses Vidal se separó de Adriana, se distanciaron en buenos términos, ella le pedía que ya no tomara, él dijo que mejor prefería alejarse, pero dos veces por semana se reportaba con el “chivito” para los pañales y demás gastos de su hijo.
“Siempre le daba el “chivo” en dos días, una parte el viernes con lo que ganaba en la tortillería y otra el sábado con lo que sacaba lavando carros, no tenían problemas, sólo que a él le gustaba tomar”.
El fatal incidente ocurrió a las 1:00 horas del pasado domingo. Varios vecinos de las calles Nicolás Bravo y Dolores, de la colonia ampliación Sacramento fueron testigos. Unos dicen que discutió con su otra mujer, otros que estaba tomando con amigos afuera de la tortillería.
En la guardia de la Policía Ministerial informaron sobre la muerte de Vidal, presentó quemaduras de segundo y tercer grado en la mayor parte de su cuerpo.
Vidal no aceptaba la felicidad en su vida. “Nosotros le decíamos que sí lo queríamos, pero no olvidaba su pasado” dijo María Luisa Guerrero. Vidal al fin terminó con su tristeza, pero sólo la trasmitió a los suyos. Por lo pronto el próximo sábado no habrá fiesta, es probable que se suspenda el bautizo de su hijo.