29 septiembre 2003
Washington, (EFE).- El Gobierno de EU, agobiado por los problemas que está generando la ocupación y reconstrucción de Iraq, tuvo que defender una vez más la validez de la información del espionaje sobre la que justificó la guerra en ese país.
"No tenemos nada de lo que arrepentirnos", afirmó el secretario de Estado, Colin Powell, tras la publicación de nuevas informaciones acerca de la debilidad de los datos del espionaje estadounidense sobre las armas de destrucción masiva e Iraq y sus lazos con el terrorismo.
La información del espionaje estadounidense era "sólida", afirmó Powell en una entrevista en la cadena de televisión ABC, en la que recalcó su convencimiento de que Iraq tenía esas armas cuando EU y el Reino Unido lanzaron su invasión del 20 de marzo pasado.
"Sigo creyendo que había armas de destrucción masiva y programas para desarrollarlas y que el régimen (de Saddam Hussein) tenía vínculos con el terrorismo", aseveró el jefe de la diplomacia estadounidense.
Powell trató así de rebatir las informaciones publicadas acerca de que los dos líderes del Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes creen que los datos del espionaje sobre las armas de destrucción masiva de Iraq o los lazos de ese país con el terrorismo eran muy débiles.
En una carta enviada al director de la CIA, George Tenet, los dos congresistas afirman que la información usada por los servicios de inteligencia era "anticuada", "fragmentaria" y "circunstancial", señala la misiva, de la que el diario "The Washington Post" publicó hoy varios extractos.
Los congresistas, el republicano Porter Goss y la demócrata Jane Harman, dicen también que encontraron "deficiencias significativas" en la forma en que los servicios de espionaje recogían sus datos, además de que hubo muchas asunciones basadas en datos de cuando los inspectores de la ONU dejaron Iraq a finales de 1998.
También apuntan que había "insuficiente información concreta" sobre los planes y proyectos de Sadam Husein, la situación de los programas de armas de destrucción masiva y los vínculos del derrocado régimen iraquí con el grupo terrorista Al Qaeda.
Estas nuevas dudas sobre la validez de las afirmaciones que justificaron la guerra contra Iraq, se producen mientras en EU se cuestiona cada vez más la política del Gobierno en ese país y el enorme coste económico y militar de ese proceso, especialmente la petición al Congreso de otros 87.000 millones de dólares.
La consejera de Seguridad Nacional, Condoleezza Rice, declaró a la cadena de televisión Fox que el presidente George W. Bush cree que "tenía muy buena información" y que "nada apuntaba a una marcha atrás de Saddam Hussein en sus esfuerzos activos de adquirir armas de destrucción masiva".
Rice afirmó que en la elaboración del informe no se hicieron conjeturas, y que "había muchos, muchos puntos acerca de qué ocurría en el programa iraquí (de armas de destrucción masiva) tras 1998".
El secretario de Estado dijo, en otras declaraciones a CNN, que "sería ingenuo creer" que Saddam Hussein hubiera renunciado de forma repentina a las armas químicas que usó en el pasado.
Tanto Powell con Rice eludieron hablar de si se llegarán a encontrar las armas de destrucción masiva en Iraq, y se remitieron al informe preliminar que David Kay, responsable del Grupo de Reconocimiento que busca esos arsenales, entregará la próxima semana.
Fuentes gubernamentales que conocen ese informe filtraron a la prensa que el Grupo de Reconocimiento, formado por 1.400 inspectores, no ha incluirá pruebas de las armas de destrucción masiva.
Rice dijo que el documento de Kay "sólo será un informe sobre el desarrollo" de su misión y "no va a sacar ninguna conclusión importante".
La asesora de Bush recordó que el programa iraquí de armas de destrucción masiva "fue creado para estar escondido durante largo tiempo".