Reuters
Washington, EU.- El presidente estadounidense, George W. Bush, daba ayer los toques finales a un plan de 600,000 millones de dólares destinado a impulsar la economía y la bolsa de Estados Unidos mientras ignoraba las críticas de que el efecto sería limitado y sólo aumentaría el déficit presupuestario.
Bush dará a conocer su paquete hoy en Chicago e iniciará una gran campaña para conseguir el apoyo del Congreso y de los estadounidenses con el fin de implementar una nueva ronda de recortes impositivos para las empresas y los individuos.
El presidente encargará a su nuevo jefe de asesores económicos, Stephen Friedman, y a otros colaboradores importantes que expliquen el paquete a los ejecutivos de Wall Street y a los legisladores influyentes.
Para asegurarse de que el paquete es aprobado, Bush necesitará algunos votos demócratas y el apoyo de la facción moderada del Partido Republicano, al que pertenece.
El senador republicano John McCain dijo el domingo que se opondrá a un plan de estímulo que esté ?demasiado inclinado? hacia los ricos y los inversores.
?Al presidente le gustaría ver en el 2003 una aceleración del crecimiento sobre una base constante y sostenida y el presidente cree que hay ingredientes para el crecimiento?, dijo el portavoz de la Casa Blanca, Ari Fleischer, a los periodistas.
?Sólo quiere asegurarse de que la mezcla sea la correcta para mantener a la economía en marcha ahora y para que crezca en el futuro?, agregó Fleischer.
El portavoz expresó su ?decepción? por las críticas de los demócratas y de algunos economistas según los cuales las propuestas de recortes de impuestos beneficiarán a las grandes empresas y a los estadounidenses acaudalados.
?Tenemos entendido que hay mucha política interna demócrata, pero por el bien de la economía esperamos que la gente al menos le dé la oportunidad al presidente de ser escuchado?, dijo Fleischer.
La pieza central del paquete será la eliminación total de los impuestos a los dividendos pagados a los accionistas. Los funcionarios del gobierno creen que el cambio, que tendrá un costo de hasta 300,000 millones de dólares en 10 años, podría impulsar los precios de las acciones en 10 por ciento o más.
Bush también pedirá al Congreso que acelere los recortes en las tasas del impuesto a la renta en todas las escalas de ingresos, incluso a los más ricos del país, y que permita a las compañías amortizar más rápidamente una mayor parte de sus inversiones.
Otros puntos del plan aumentarán los créditos impositivos para las familias con hijos y proporcionarán ayuda por miles de millones de dólares a los estados necesitados de fondos.
La Casa Blanca ha hecho de la reactivación de la economía estadounidense, junto con la seguridad nacional, su mayor prioridad.
Las posibilidades de reelección de Bush en el 2004 podrían depender de que pueda lograr que la economía estadounidense crezca, que el desempleo disminuya y que la bolsa deje atrás tres años consecutivos de pérdidas.
?El presidente ve la oportunidad de dar un impulso a corto plazo a la economía?, dijo Fleischer.