OSLO, (Reuters).- El Santa Claus noruego está en quiebra, después de que el Estado dejara de financiarlo para que responda miles de cartas enviadas por niños de todo el mundo.
Cada año, "Julenissen" de Noruega, que vive en un pajar y come avena cocida con leche, responde 20.000 cartas enviadas de diferentes países, desde Polonia hasta Japón, y que se dirigen a él de diversas formas, desde "el gordo de Groenlandia" hasta "Padre de la Navidad" en Laponia, o el Polo Norte.
"Julenissen está siempre optimista. Espero que el Estado reanude los fondos", dijo, mostrando una gran barba blanca, con suéter bordado de color rojo y una gorra de lana.
Julenissen, que durante el resto del año es el gerente turístico Tom Kristiansen, generalmente obtiene la mitad de su presupuesto de unas 150.000 coronas (22.250 dólares) del gobierno, lo que le permite administrar una oficina de correos especial. La mayor parte del dinero se va en estampillas.
Pero Oslo ha dejado de financiarlo, en medio de una desaceleración económica. "Recibimos cartas de todas partes: desde hombres que quieren una nueva esposa, hasta niños de las zonas de guerra que piden fundas para almohadas o niños ricos que piden (perros) dálmatas", dijo Julenissen.
Las cartas terminan en el buzón de correos de Santa Claus-número 1440, Drobak, cerca de la casa de Julenissen en los bosques del sureste de Noruega- y reciben una respuesta en noruego, alemán o inglés.
Kristiansen dijo que rechazó financiamento de intereses comerciales. "A Julenissen no lo pueden comprar por dinero", apuntó.
Los noruegos dicen que Santa Claus emigró a Estados Unidos con el jefe vikingo Leif Eriksson hace alrededor de 1.000 años y que todos los Papá Noel del mundo son copia de Julenissen, cuyo trineo es tirado por caballos, en vez de renos.