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Del tintero/ Violencia

Fidencio Treviño Maldonado

El espíritu de anarquía que ronda en el pensamiento de millones de humanos encuentra su desfogue en la violencia, una impiedad que se ha vuelto costumbrista y que de tanto repetirla dejó de ser asombro.

Como rasgo potencial en los genes de la raza humana predomina la brutal insolencia y la estupidez, repleta de temores, histeria, envidias, odios y las inextricables iras, todo un cóctel propio del cerebro humano.

Más allá de la violencia universal que se genera entre naciones, siempre provocada por mentecatos gobernantes y en pos de intereses triviales, incluyendo religiones, está la violencia roja, la doméstica, la única que no necesita recetas caseras, la que se encuentra donde la calle se tuerce y la banqueta termina, la del arroyo, la de la prisa que provoca la masa ondulante llamada sociedad, una herencia del gregarismo.

Como si nosotros mismos tuviéramos prisa por terminar con la raza humana y al nacer estamos haciendo un pacto de locos, bautizados y educados para vivir entre mentiras y basura reciclada, chatarra en bolsas y botellas y se llega al límite de ver la violencia hasta en la diversión futbol, box, toros, cine y televisión, incluyendo los bailes y la música misma que incitan al desorden y provocación, mientras el alcohol o la droga son quienes detentan el falático poder detrás del individuo. La violencia no respeta status, apellidos, sexos, edades, navega a sotavento y sin remitente y es según parece como los diamantes, eterna y dura y brilla en forma permanente en las notas rojas.

En las diferentes ciudades se instaló la anarquía, el manejar a la defensiva y ofensivamente es propio de millones de choferes y desde que se permitió conducir vehículos, cualquier persona tiene acceso a ellos y lo mismo pasa con la venta de alcohol, esta fórmula (gasolina-alcohol) ha causado más muertes que todas las guerras de la historia.

La armonía y concordancia social parece estar reñida entre los individuos y es común que hijos contra padres y hermanos con sus mismos hermanos de sangre y leche riñan por cosas triviales, desembocando en tragedias, el hombre se descuelga de las ramas y regresa al oscurantismo para asechar la presa y ser el omnívoro y antropófago que pese tener rasgos apolíneos, no deja de ser un simple y pobre mono, con menos pelos y materia gris que nuestro antecesor.

La política universal y la nuestra en particular es toda una nota roja con discursos ofensivos y cargados de ira hacia enemigos de partido, sazonada con intrigas, traiciones y desenlaces trágicos. En los deportes, ese simbolismo elevado a rasgo digno en del hombre, lo que antes era el cultivo de Cuerpo y Mente Sana, ahora y más allá del negocio que representan los deportes la euforia elevada a la máxima potencia se descarga en los fanáticos no en los aficionados y desemboca en violencia, inclusive en los mismos deportistas, el caso concreto del futbol soccer, que por ser un deporte de choque y contacto, los roces y encuentros físicos se dan, sin embargo no sólo la violencia física está presente, sino hasta en las señales cuando se anotan goles y, el festejo raya en lo estúpido para con los que pagaron boleto y le vayan o no al equipo que anota o el que recibe; o los que sólo ven en la anotación una buena jugada.

Las señales obscenas se volvieron cotidianas y a la misma visión masiva (televisión) le parece negocio el que, entre los jugadores y equipos y público en general estén en el juego de la violencia con los dimes y diretes extrajuego, para variar la bebida de moderación es consumida sin “moderación” en los estadios, otra paradoja más de la sociedad, el deporte disfrutado con alcohol.

Como están las cosas y con muchos comunicadores metidos a profetas, la violencia está cada día más lejos de erradicarse y una prueba de ellos es el cine, las películas (antes cintas) que triunfan, son las que llevan la violencia los noventa minutos que dura la proyección, la T. V. y los juegos electrónicos para niños ni qué decir y algo más terrorífico: las naciones gastan cada día más en armamento que en educación, incluyendo México, donde el presupuesto para este rubro aumentó.

Inclusive como dice José Saramago: las religiones ya no escupen a (Jesús) Cristo, ahora con las guerras y violencia promovida en su nombre, lo vomitan y para no seguir con eso de la violencia quiero terminar con una cantinflada: Cristo dijo AMAOS los unos con los otros, pero parece que escuchamos mal y entendimos ARMADOS los unos contra los otros....

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