Jorge Rodríguez Estrada
El Siglo de Torreón
TORREÓN, COAH.- Pese a que hace más de año y medio la Secretaría de la Contraloría y Desarrollo Administrativo (Secodam) detectó que varios médicos, entre ellos el director, Edmundo Gurza Jaidar, usufructuaban en beneficio propio con derechohabientes del Hospital del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), el delegado estatal Andrés Barba Barba, nunca aplicó los correctivos conducentes. Según se desprende de unos documentos en poder de El Siglo de Torreón.
La auditoría realizada por la Secodam el 15 de marzo de 2002, tiene las firmas de varios funcionarios del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales para los Trabajadores del Estado, entre las cuales están la de Andrés Barba Barba, delegado estatal; Edmundo Gurza Jaidar, director del hospital y Raúl Mendoza Morquecho, subdirector médico del mismo nosocomio, entre otros.
Entre las anomalías encontradas se tiene que “los doctores Edmundo Gurza Jaidar (director); Roberto Bernal Gómez (jefe de cirugía) e Ignacio Muñoz Valenzuela (urólogo), entre otros médicos adscritos al hospital”, cobraban al derechohabiente por practicarle intervenciones quirúrgicas que se realizan en las instalaciones del mismo nosocomio.
Como resultado de este hallazgo, se investigó la productividad de dichos facultativos, identificando que durante el ejercicio 2001, realizaron 64, 94 y 41 operaciones, respectivamente, cobrando cantidades que oscilan entre los mil y los seis mil 500 pesos, cada una.
En los documentos se señala que la comisión de auditoría, seleccionó al azar seis operaciones realizadas ese mismo año y cuatro en enero de 2002, para hacer una visita domiciliaria y obtener el testimonio del derechohabiente.
El resultado fue que los diez pacientes firmaron su testimonio y manifestaron que los médicos antes referidos les requirieron de las cantidades mencionadas, mismas que se entregaron en sus respectivos consultorios.
Dicha práctica irregular es recurrente, pues desde 1996, el entonces director, José de Jesús Ibarra Meza, solicitó al coordinador de Cirugía, Óscar Olivares Ontiveros, difundir y concienciar a su personal para no solicitar ningún tipo de ayuda económica a los derechohabientes para realizar actividades médico-quirúrgicas. Lo cual no se acató.
El Hospital del ISSSTE cuenta con un laparoscopio, del cual algunos componentes están descompues-tos desde 1999 sin que exista antecedente alguno de que se haya solicitado su reparación, lo que evidencia el encubrimiento de estas prácticas por parte del director y subdirector médico del nosocomio en cuestión, ya que antepone el interés particular y lucrativo del médico, respecto al social e institucional.
Gastos improcedentes
En la misma auditoría se descubrieron además varios gastos anómalos y superfluos, algunos efectuados por el director, Edmundo Gurza Jaidar, por un monto de dos mil 266 pesos y 22 centavos, cuando fue a comer a varios restaurantes. Cantidad que fue obligado a reintegrar.
De igual forma, del fondo revolvente asignado al hospital, se detectó un faltante de 575 pesos, no obstante que se tiene una póliza a nombre del proveedor, Nancy Rosalba Espinosa Romero, pero por la cantidad de mil 150 pesos.
Hay también gastos improcedentes de Gurza Jaidar, por la reparación de un vehículo por 711 pesos y 50 centavos.
En el documento se asientan las observaciones y recomendaciones de la auditoría efectuada, las firmas de enterados de los ya mencionados funcionarios y otros saltan a la vista, pero hasta el momento no se tiene ninguna sanción aplicada, lo que debe explicar el delegado estatal en turno.
No soy el responsable
“Si bien se me detectaron algunas irregularidades consideradas como mínimas durante la auditoría realizada, las anomalías más graves se efectuaron luego de mi cambio a la clínica del ISSSTE en San Pedro”, aseguró el ex subdirector administrativo del hospital, David Monárrez Alarcón.
Con la entrada de Roberto Mascorro Rodríguez, como administrador, que ahora está como subdelega-do administrativo en Saltillo, comenzó el desvío de recursos económicos de la clínica en Torreón, dijo.
Con él las cosas fueron más fáciles para Edmundo Gurza Jaidar, pues tan pronto le llevaba el documento del gasto para su revisión, Mascorro Rodríguez le daba el visto bueno para el reembolso de la cantidad ahí asentada.
Lo raro de esto es que luego fue promovido –a instancia de Gurza Jaidar—para que ocupara la Subdelegación Administrativa, lo que parece muy conveniente para los intereses del director del hospital, señaló.
El delegado del ISSSTE, Andrés Barba Barba, está enterado de todo esto y más; realmente me sorprende que no haya hecho nada aún, pero esto no me asombra, pues luego que me nombró administrador en San Pedro, él mismo me hizo firmar mi renuncia para meter a uno de sus recomendados, afirmó Monárrez Alarcón.