Madrid, España.- Cuerpo treintañero a los 40, novio recién salido de la adolescencia, demanda por acoso sexual, portada en todas las revistas, rumores de cirugía estética... ¿Son casuales las circunstancias que rodean el regreso al cine de la primera actriz mejor pagada de la industria? Analizamos la línea que separa el azar del montaje.
Combinación de circunstancias que no se pueden prever ni evitar. Eso es una casualidad. Es posible que todas las “circunstancias” que rodean el regreso de Demi Moore sean imprevisibles o inevitables. O puede, contra-diciendo una corriente de moda de no ver certeza en un cúmulo de casualidades, que no.
No daremos, pues, nada por cierto. Sólo enumeraremos esas circunstancias que se producen, digamos, al mismo tiempo que vuelve a la pantalla, tras cinco años de ausencia, esta mujer con presente en titulares: actriz de la lista A, madre de tres hijas, divorciada, 40 años, cuerpo de 30, novio recién despedido del acné, rostro fijo en las portadas y, lo más curioso, ni un solo proyecto a la vista.
1 El retiro
A la cima llega con perfil dulce (desde St. Elmo, Punto de Encuentro y ¿Qué pasó Anoche?, a mediados de los años ochenta, hasta Ghost, en 1990). Al primer salario femenino de 12.5 millones de dólares, con vertiente taquillera (Una Proposición Indecorosa, Algunos Hombres Buenos). Y justo cuando decide ponerse dura (Striptease, La Teniente O’Neil) su presencia en la pantalla se convierte en un estrepitoso fracaso. Llega (casualmente) el momento de la retirada. “No fue exactamente un periodo sabático premeditado, simplemente tenía otras prioridades, que eran mis hijas”.
Resultado: Desde 1997, Demi Moore se convierte de nuevo en Demetria Gene Guynes, con una vida sin proyección pública en Hailey, remoto pueblo de Idaho, junto a sus retoñas Rummer (14 años), Scout (11) y Tallulah (9). En ese momento, aún le quedan cinco años de matrimonio con Bruce Willis, con el que se había casado en 1986, y una reputación en la industria de diva caprichosa y tirana. Una acusación a la que ella siempre responde parafraseando a Bette Davis: “Cuando un hombre pide lo que quiere, es un hombre; cuando una mujer lo hace, es una p...”.
2 La propuesta
A mediados de 2002, la actriz y productora Drew Barrymore rompe el silencio en la mansión de Hailey. La propuesta, vía telefónica, es un papel en la secuela de Los Ángeles de Charlie (que en 2000 facturó 215 millones de dólares sólo en Estados Unidos). Pero para Demi es algo más que un nuevo trabajo. Es volver.
Tras una dura negociación (dos millones de dólares por 20 días de rodaje) acepta convertirse en el ángel caído Madison Lee. “Dije que sí con una sensación de incertidumbre, sobre todo después de haber elegido no hacer nada”. El sentimiento, en un cerebro gélido e hiperactivo, dura décimas de segundo. Volver.
Aparecer junto a tres cuerpos treintañeros, sin el peaje del paritorio, perfectos. Batirse en bikini con Barrymore, Lucy Liu y Cameron Díaz. El espejo es la clave: ahí están, una por una, las medidas a tomar. 40 años sólo pueden ser una evidencia en el DNI.
3 El duelo
La empresaria Demetria, ocupada hasta entonces en gestiones de espaldas a la cámara (desde su productora, Moving Pictures, respalda la saga de Austin Powers y la tv-movie Si las paredes hablasen), vuelve ahora la espalda y planta cara a un doble objetivo: el de la cámara del rodaje de Los Ángeles... y el de los paparazzis que “casualmente” logran robar unas fotos de la esperada escena en biquini de Moore con Cameron Díaz, tabla de surf de por medio.
Las imágenes saltan directamente a las portadas con la insultante evidencia de un cuerpo de 40 años que sostiene la mirada (valga el eufemismo) al de 30.
“Esto es de locos”, llega a decir Drew Barrymore cuando Demetria descubre bajo el capote un bikini minúsculo. “Tiene el cuerpo de una chica de 15 años”. Nada que ver con las curvas que mostró en Striptease. Nada que ver con los músculos de La Teniente O’Neil. Nada que ver con su edad y tres partos con huella.
Cameron pide que le retoquen los ojos. Los quiere más azules. Poco más puede hacer. Quedan meses para el estreno y Demi Moore ya comienza a llenar páginas y páginas. Las fotos se repiten. Los textos prefieren las cifras a las letras.
4 El quirófano
Los ceros y el signo del dólar, pues, se convierten en la única literatura que acompaña la silueta playera de Demi.
Las revistas americanas (US Weekly, Entertainment Weekly) alardean de fuentes y publican la lista completa: liposucción en abdomen, trasero y muslos (15,000 dólares); cambio de implantes de silicona en los pechos –por unos más pequeños– (10,000); inyecciones de Botox en la cara, tres veces al año (4,000); inyecciones de colágeno en los labios y tratamiento de piel (6,200); blanqueamiento dental, carillas de porcelana... así hasta llegar a un total de 400,000 dólares (habría que sumar los servicios de un nutricionista, un entrenador personal, un instructor de yoga y un monitor de kickboxing) supuestamente empleados en transformar un cuerpo de mujer en una escultura de cheerleader.
Los rumores surgen ante la evidencia pero también ante la necesidad de encontrar una explicación racional a una imagen que saca de quicio a las féminas de 40 años que aparentan 40 años. Demi ni niega ni desmiente ni confirma.
Sólo una amiga suya declara, también en las mismas revistas, que “simplemente tiene un cuerpo así” y que “la mayoría de las veces come lo mismo que comen sus hijas”. Es decir, que de dieta, nada de nada. Todavía más desesperante.
5 El posdivorcio
Ignorando los rumores de quirófano y con el divorcio de Willis aún caliente en sus manos, Demi contaba los días para el estreno de Los Ángeles de Charlie al Límite, cuyo mayor reclamo a estas alturas no es la presencia de las tres protagonistas de la primera entrega, sino cada uno de los planos (y no son muchos) en los que ella aparece.
Podríamos decir que la promoción de esta película comenzó el mismo día en que un fotógrafo captó a Demi dejando caer el albornoz sobre la arena del rodaje. Aunque puede que aquello fuese una simple casualidad, como el hecho de que, en esa misma época, comience a ser relacionada con una larga lista de actores mucho más jóvenes que ella (Colin Farrell, 27 años; Leonardo Di Caprio, 25; Tobey Maguire, 24) o con el instructor de artes marciales Oliver Whitcomb (33).
A pesar de los dedos apuntadores y las lenguas bífidas activas, no se produce confirmación alguna de esas relaciones (salvo la del monitor de artes marciales), pero la sospecha, junto a la sombra alargada de su cuerpo ¿natural? va creando alrededor de Moore una imagen de divorciada alegre un tanto asaltacunas (nada que decir al respecto). Así llegamos a 2003. Quedan seis meses para que se estrene Los ángeles... Tic, tac, tic, tac...
6 El encuentro
En abril, Demi asiste como invitada al famoso show televisivo Saturday Night Live. La excusa: promocionar la película. La verdad: ser interrogada sobre su vida privada. La casualidad: coincidir en la trastienda del foro con un joven actor llamado Ashton Kutcher, que también era invitado del programa.
Hagamos un paréntesis. Ashton Kutcher, 25 años, ex modelo, ex novio de Brittany Murphy; protagonista de Colega, ¿Dónde está mi Coche? y Recién Casados, hábil cocinero; amante de los batidos (especialmente el de fresa) y de los animales “no creo que se pueda tener una buena vida sin un perro”; guapo hasta el insulto “si entras en un bar con él te vuelves invisible. Las mujeres, simplemente, le adoran”, asegura David Zucker, que le ha dirigido en My Boss’ Daughter, de próximo estreno; humilde esclavo de sus pasiones “Las mujeres son mi vicio. Me encanta su compañía. Me enamoro enseguida”. Sigamos.
Al breve encuentro catódico se suceden varias citas (al principio con el común amigo Sean P. Diddy), que el tiempo, y las revistas americanas, se han encargado de distribuir en fechas y lugares exactos. A modo de resumen:
30 de abril: Ashton y Demi cenan juntos en el restaurante de moda de Nueva York Le Bilboquet y luego toman unas copas en el club Dorsia, donde se sientan en la mesa habitual de P. Diddy. Hay testigos que afirman ver a Demi bailando con Ashton. No hay documento gráfico.
17 de mayo: cenan en un reservado del restaurante Dolce, en Los Ángeles (aún sin fotos...).
22 de mayo: viajan juntos a Miami, donde se alojan en la suite presidencial del Mandarin Oriental Hotel y cenan, de nuevo, con P. Diddy (y la modelo Kim Porter), en el restaurante italiano Macaluso’s. El chef, Michael D’Andrea, la primera fuente fiable hasta el momento, asegura que estuvieron “riendo, charlando y pasándolo en grande”. Él también, a razón de 300 dólares la cena.
Tras la estancia en Miami se trasladan a un descanso en Las Bahamas, donde reparten la noche entre el Casino y el night club Dragons. Allí coinciden con Britney Spears que, inconsciente y ajena a la inminente dentellada de Demi, saluda a Ashton con un espontáneo empujón. No pasó de ahí.
Un testigo de tan emocionante velada aseguró: “Demi actuaba como una adolescente, cogida de la mano de Ashton y besándole todo el rato mientras bailaban canciones de Michael Jackson y bebían Red Bulls”. En la prensa aparecen, por fin, las primeras instantáneas, tomadas al día siguiente.
31 de mayo: acuden juntos a la entrega de los premios de cine de MTV. Esa misma noche, los clientes del restaurante Ivy, en Los Ángeles, asisten a una escena extraña: Demi sentada a la mesa, Ashton se acerca por detrás para masajearle los hombros, Demi inclina la cabeza hacia atrás, cierra los ojos y recibe de Ashton un beso al más puro estilo Spiderman. Se marcharon a las tres de la mañana, tras ser conscientes de que habían hecho pública su relación. Las revistas excluyen el término rumor. Donna Karan, amiga de Demi, añade: “Nunca la había visto con mejor aspecto”.
7 La reunión
El círculo se cierra cuando Bruce Willis, que tiene en común con Demi una hija sólo nueve años menor que Ashton Kutcher, abre la boca. Da una clase magistral de poética elegancia: “Deseo a Demi lo mejor. Todos tenemos 25 años en nuestros corazones. Yo también salgo con mujeres más jóvenes. Y Kutcher es un tío estupendo”.
La última afirmación no es gratuita. A principios de junio la gran familia formada por Bruce Willis, Demi Moore, sus tres hijas y Ashton Kutcher entran con paso firme en el salón de actos del colegio de Hailey, donde las niñas intervienen en un acto fin de curso. Además de dar un nuevo significado al concepto armonía, proporcionan a los presentes material suficiente para llenar la memoria histórica de la Asociación de Padres de Alumnos.
La nueva situación dispara posturas encontradas: desde los defensores de Demi hasta los escandalizados por el salto generacional que marca su relación con Kutcher. Hay debates, testimonios, portadas, fotos, suposiciones, análisis, más fotos, reportajes... Insistimos: aún no se ha estrenado la película.
8 La demanda
Y aún hay más. A principios de verano, parecía imposible que Demi pudiese ocupar más espacio en los medios de comunicación. Pero tuvo que hablar el mayordomo, o lo que quiera que fuese Lawrence Bass, ex empleado de la actriz que sufrió, según su versión, la misma pesadilla que Michael Douglas por parte de, casualidad, Demi Moore, en la película Acoso.
Bass cita, en una demanda interpuesta en la Comisión de Derechos Humanos de Idaho, que la actriz utilizó la ruin excusa de la salud de su perro para empezar a manosearle la pierna (al mayordomo). “Lentamente me iba tocando. Tan pronto me di cuenta, le dije que no podía ser. Ella paró, se le veía avergonzada y frustrada por mi rechazo”. Bass exige 206,700 dólares por daños y perjuicios. Lo que pediría cualquiera, se entiende, si Demi Moore se atreviera a toquetearle el gemelo.
9 El estreno
Llega el gran día. Con la mochila invisible de los rumores, las sospechas, el acoso, el montaje, la reputación, las citas, la cirugía, el amor y otros enseres de viaje, llega Demi al estreno de la secuela de Los Ángeles... No es que necesite respaldo, pero el hecho es que la alfombra roja la recorre acompañada, como en el salón de actos del colegio de Hailey, por la familia al completo, que en su caso incluye ex marido, hijas y novio.
El delirio es tal entre el público y los periodistas que la revista US Weekly llega a encargar un concienzudo análisis de la imagen tomada. “Bruce parece orgulloso y protector, con los brazos rodeando a sus hijas”, dice Ian Hargrave, experto en lenguaje corporal.
La psicóloga Nancy Kalish añade: “Demi mira sonriente a la cámara, mostrando su determinación de hacer frente a cualquier situación. Ashton (que en una fotografía mira a Bruce Willis), si fuese mayor, no toleraría esto. Pero con veintitantos años no es fácil sentirse amenazado”. El rompecabezas se completa. Y no por casualidad... ¿o sí?
10 El paro
Aún con la confirmación pública de la relación y la aparente digestión familiar del asunto, siguen los comentarios viperinos, aunque los vientos soplan ahora en contra de Ashton. Un ex amigo del actor ha llegado a sugerir (en la revista US Weekly) que el romance “podría formar parte de los planes de Kutcher de ascender de la lista B a la lista A de actores”.
Juicios aparte, lo cierto es que el actor, que en los últimos meses ha rodado dos filmes (The Butterfly Effect y Cheaper By The Dozen) ya ha aceptado las ofertas para el futuro más inmediato, que incluye participar en The Woods (la próxima película de M. Night Shyamalan); en la cinta de acción The Regulators y en la comedia The Dinner Party, ya en 2005.
Una agenda muy abultada, sobre todo en comparación con la de su novia, que, salvo prestar su voz a la película para televisión The Magic 7, suma un cero en proyectos.
La pareja, sin embargo, sólo sonríe. “Para mí es un cumplido tremendo y muy halagador saber que le gusto a este hombre”, dice Demi. Añade Ashton: “Sé que es mucho mayor, ¿y qué?”.
Pues nada. Que lo que la casualidad ha unido no lo separe el fin de una promoción.