Las fallidas elecciones de la Sección Laguna del Sindicato de Trabajadores al Servicio del Gobierno del Estado de Durango, revelan la necesidad de poner al día las instituciones sindicales. Los sucesos ocurridos en Gómez Palacio los dos últimos días, demuestran que la sociedad se encuentra vulnerable frente a conflictos de muy diversa índole que como éste, estallan en violencia.
El conflicto enfrenta a la dirigencia estatal del Sindicato que reside en la capital con los líderes de la Sección Laguna, que se oponen a un proceso electoral que estiman manipulado y consideran una intromisión. Ambas partes se lanzan acusaciones que pintan de cuerpo entero los viejos vicios del sindicalismo mexicano a saber: Falta de democracia, eternización de los líderes y nula rendición de cuentas.
El meollo del conflicto deriva de la disputa por los fondos de retiro acumulados durante años con el ahorro de los trabajadores y que de acuerdo a la versión de los dirigentes locales del Sindicato es mal administrado por el Gobierno del Estado con la complacencia de los líderes estatales de la propia organización gremial. La acusación es grave y amerita la intervención del Gobernador Ángel Sergio Guerrero Mier.
Una de las tareas pendientes del cambio en México, concierne a la vida interna de los sindicatos que se han quedado a la zaga, encerrados en las estructuras autoritarias del antiguo régimen. Los trabajadores deben tomar conciencia sobre el particular y hacer lo suyo mediante formas de participación que construyan el poder desde la base social hacia arriba, en el entendido de que la democracia no es una dádiva, sino un objetivo a conquistar.