EFE
GUATEMALA, GUATEMALA.- Los mayas, que son el 41 por ciento de los 11.23 millones de guatemaltecos, serán los grandes ausentes de las elecciones generales de hoy, ya que ninguno de los candidatos los han incluido en sus listas.
La premio Nobel de la Paz 1992, Rigoberta Menchú, y organizaciones indígenas se han quejado por la indiferencia de los políticos al no incluir a representantes mayas en los listados de candidatos a cargos públicos.
Menchú reclamó a Óscar Berger y Álvaro Colom, favoritos para ganar las elecciones, la exclusión de los indígenas en las listas de candidatos y lamentó que su país, que tiene 23 etnias, siga siendo monocultural y monolingüe.
“Todos los partidos políticos contendientes han demostrado una vez más su indiferencia, su subestima y su menosprecio” hacía los indígenas, afirmó en un comunicado la Defensoría Maya, que aglutina a decenas de organizaciones aborígenes.
“Los pueblos indígenas hemos sido marginados de la posibilidad de que la democracia en Guatemala sea posible. Eso queda demostrado en el contenido de los débiles e inconsistentes planes de Gobierno presentados por los candidatos”, subrayó.
Según datos del Tribunal Supremo Electoral (TSE), menos del diez por ciento de los más de nueve mil 200 candidatos que aspiran a ser electos en los tres mil 532 cargos en disputa son indígenas.
Los pueblos indígenas, constituidos por dos millones 245 mil 556 mujeres y dos millones 166 mil 408 hombres, es decir el 41 por ciento de la población total del país, siguen sufriendo la exclusión y la discriminación racial.
La falta de acceso a la tierra, a la salud, la educación, la seguridad y la justicia son los principales reclamos de las agrupaciones campesinas indígenas.
Los niveles de pobreza, que en la mayoría de comunidades indígenas alcanzan hasta el 70 por ciento, se han agudizado por el despido de más de 200 mil campesinos desde el año pasado hasta la fecha a raíz de la crisis del café por la caída de precios en el mercado internacional.
La falta de atención a sus ancestrales demandas ha llevado a los indígenas a invadir por lo menos 115 fincas desde 2002 a la fecha, sobre todo en el norte de Guatemala.
El 70 por ciento de la tierra cultivable del país está en manos del 0.15 por ciento de los productores agrícolas y esa concentración ha agudizado los niveles de pobreza, afirmó recientemente Daniel Pascual, del Comité de Unidad Campesina (CUC).
Pese a que los pueblos mayas han sido histórica, sociológica, estadística y financieramente claves en la construcción de la democracia, el “cáncer” del racismo continúa avanzando, según sostiene la activista indígena Irma Velásquez.