Guerreros: la humorada de perder con Jaguares
Una luz se prendió en el azul…
Jugaron como nunca, perdieron como siempre
Cibaeñas campeón; Cañeros: fiasco total
CUANDO DOS EQUIPOS QUIEREN JUGAR SE NOTA enseguida, y tanto Guerreros como Jaguares querían, por eso el balón circulaba rápido, vertiginoso, de campo a campo. Con mayor precisión y eficacia de los visitantes en los primeros compases porque Nápoles, Monjaraz y el moreno uruguayo Fernández triangulaban con sentido, mientras Cariño parecía dormido, bastante perdido al comienzo, y máxime cuando puso en ventaja a la visita con un autogol, intentando despejar de cabeza el centro tendido de Frank Torres para cambiársela a Adrián. El infortunado lance, significó a los Jaguares marcar su primer gol como visitantes y le permitió manejar a gusto el encuentro.
Tardó casi 18 minutos en encontrarse Santos Laguna y un minuto después, Denis Caniza se filtró hasta la raya, centró hacia el corazón del área, Jared no llegó pero el balón le cayó al “Pity”, quien con un quiebre magistral se quitó de encima al propio Torres y cruzó con la zurda, angulado, logrando así emparejar los cartones.
Después del empate, los de la Comarca se tiraron en la hamaca y permitieron que un bullidor Lucio Filomeno, delantero argentino de los sureños, controlara la pelota y la distribuyera con sentido, estando a punto de darnos un disgusto cuando le filtró un servicio insidioso a Nápoles que el “Gusano” remató a las nubes.
La segunda etapa se inició con dos cambios: el del guatemalteco Ramírez por el “Cuchillo” Fernández, en Jaguares y el de Palmeros por el debutante Arellano, que había suplido al joven Reyes, a quien acompañamos en la pena que lo embarga. El partido se volvió un torbellino. Ninguno se daba tregua y en plena vorágine un centro del “Pony” acabó con un remate apenas desviado de Borgetti y parecía que ahora era Santos Laguna el que mandaba, pero no podía rebasar al líbero paraguayo Sarabia, que se agigantaba conforme el tiempo corría, y se las ingeniaba para cortar todo por arriba y por abajo, mientras Filomeno, metido más en el centro del campo, engarzaba ya con Ayala y con Ramírez y así, cuando menos se esperaba, un centro raso, al corazón del área del guatemalteco, rematado magistralmente por Filomeno puso a los Jaguares en ventaja ante el desagrado general, de una fanaticada que se volvió a ausentar del Corona y se negó a ver y aplaudir a los verdugos del América, quienes lucían desconcentrados, idos, con la mente y las piernas en otro lado. Más con coraje que con talento, los de la Comarca se desbordaron al frente y Héctor López falló una fácil, cuando mandó su disparo a las tribunas después de un rechace al centro del arquero Alan Cruz
A 15 minutos de la derrota, Tena recurrió a los medios de apremio y envió a Lillingston en reemplazo de López, mientras un ilustre veterano, como cadena, tapaba un remate de Jared a boca de jarro. El agobio persistía: disparo de Manjarín desviado por Sanabria y cabezazo desviado de Johan que se paseó angustiosamente frente al marco visitante sin que un Jared perdido alcanzara a reaccionar. El encuentro terminó y nadie lo podía creer: ¿Qué les pasa a los Guerreros cuando enfrentan a cuadros mediocres en su campo? La respuesta está en el viento.
LA CUARTA JORNADA DEL TORNEO CLAUSURA TUVO UN PARTIDO TAN LUMINOSO, QUE TERMINÓ OPACANDO A TODOS LOS DEMÁS. Uno se pregunta el motivo por el que un duelo como el Cruz Azul-Guadalajara del sábado antepasado en el Estadio Azul no puede repetirse cada jornada y en cada estadio. O por lo menos, que esos mismos dos equipos tengan un desempeño similar al del referido duelo, dado que tienen instalada la misma capacidad humana cada ocho días. La respuesta puede ser que el clima futbolístico creció de la misma manera que la expectativa durante la semana. Y que además, cada quien con sus armas, cada uno de los bandos decidió salir a ganar a costa de lo que fuera.
Sebastián Abreu, suspendido por tres fechas para la Copa Libertadores, marcó tres tantos que sumados al otro que ya tenía, totalizan el saldo que en goleo colectivo tiene la Máquina. Es decir, nadie además del "Loco" sabe lo que es marcar un gol para Cruz Azul en cuatro jornadas de torneo.
Pero del otro lado, Chivas cuenta con un plantel decidido a no claudicar. Sus refuerzos –Omar Rodríguez, Heriberto Ramón Morales– lo están siendo verdaderamente y el resto del efectivo se está desarrollando atinadamente bajo la conducción del desestimado Eduardo de la Torre, quien empieza a cotizarse mejor conforme transcurre cada fin de semana.
Total, que con la ayuda involuntaria de Cruz Azul que tuvo que afrontar el último tramo del encuentro con nueve hombres en el campo, por las expulsiones de Pinheiro y Palencia, terminó produciéndose el sensacional tres a tres entre ambos cuadros.
El resto de la jornada no arrojó demasiado brillo, aunque sí ofreció resultados importantes:
Santos Laguna, que mostró orden, disciplina táctica y ambición de triunfo, se metió al Azteca para derrotar por la mínima diferencia a un América sin pies ni cabeza, y colocarse cerca del líder de su Grupo. Un cabezazo de Héctor Altamirano sin marca que le molestara, complicó desde los 40 minutos a las Águilas, que encontraron en nuestro arquero Adrián Martínez, en una tarde de aciertos, la mortificación a todos sus intentos. Por tal motivo, el debut de Antonio Denigris en el eje del ataque americanista pasó totalmente desapercibido
Colibríes, a cuyos jugadores se les debe más de un mes de sueldo, vencieron a los Tigres que habían llegado al “infiernillo” morelense de Xochitepec como líderes generales y sumaron tres unidades que les mantienen a distancia prudente del fuego del descenso. Como también ganaron los Jaguares de Chiapas, el Puebla y el Querétaro, es el Veracruz, derrotado en Monterrey, el que amaneció con las arenas movedizas un poco más arriba del cuello. Pese a que falta mucho para que la decisión del descenso pueda ser tomada, en el territorio escualo la presión es más importante cada ocho días.
En una exhibición de cómo no defenderse, digna de un libro de texto, los Pumas cayeron en Toluca con marcador de cinco goles contra uno. Un partido parejo hasta los últimos quince minutos, fue arrebatado por el ataque rojo, que despertó de un pequeño letargo que se tomó después de la final de la temporada pasada. Los auriazules donaron parte de la alarma del despertador. Y Hugo salió de la Bombonera masticando su coraje.
No fue una jornada histórica mas que por las medidas de seguridad que se echaron a andar en todos los estadios de la Primera División. Pero sí ofreció un encuentro digno de un buen marco. Lástima que no podamos escribir de ello con la frecuencia deseable.
ARGENTINA DERROTÓ EL MARTES POR 1-0 A MÉXICO Y ESTROPEÓ EL DEBUT COMO SELECCIONADOR DE RICARDO LAVOLPE, en un partido amistoso de futbol disputado en el Estadio Coliseo de Los Ángeles
Un gol con dudosa autoría, porque se vio más empujado por el zaguero mexicano Diego Martínez que por el argentino Gonzalo Rodríguez, bastó para la segunda victoria consecutiva de Argentina, tras ganarle a Honduras por 1-3.
En un tiro de esquina, Rodríguez se anticipó al portero mexicano Oswaldo Sánchez, quien salió a destiempo, con un remate de cabeza que picó en el césped y se levantó. El argentino se lanzó sobre la pelota al mismo tiempo que el mexicano Martínez, quien fue el último en tocarla.
Apenas comenzado el partido, hubo señales claras que ninguno de los dos equipos pudo disimular y que estuvieron relacionadas con la condición de conjuntos en formación que todavía son. ¿Cómo se reflejó eso? con errores defensivos, imprecisiones, inoportunidad en los relevos. En fin, cuestiones habituales que se observan cuando no hay un conocimiento de todos los días.
En ese terreno, el que peor la pasó fue México, que se equivocó más en defensa, donde se volvió a evidenciar la lentitud de Duilio Davino, aunque injusto sería no reconocer en esto una de las virtudes de Argentina: la presión. Desde ese estilo tan de Bielsa (dirigió en México al Atlas y al América), el de apretar y no dar aire, nacieron algunas de las buenas situaciones de gol que generó Argentina, como ese cabezazo de Diego Milito que se fue desviado después de un muy buen centro de Federico Insúa, uno de los jugadores más inquietos e interesantes que mostró el seleccionado sureño.
Ganó Argentina, pero el equipo mexicano controló mejor el juego que sus rivales y hasta llamó la atención que desde los nueve minutos del segundo tiempo, Bielsa haya elegido jugar sin un delantero de área, posición que resignó al sacar a Diego Milito para que ingresara Clemente Rodríguez, lo que terminó desembocando en una línea de tres defensores y otra de cuatro volantes sin mayores ambiciones.
Al cabo fue triunfo argentino, pero pudo y hasta debió haber sido empate en esa noche de Los Ángeles, si el árbitro norteamericano Kevin Stock hubiera marcado el claro penal que le cometieron a Fernando Arce cuando faltaban cuatro minutos para la terminación.
En cuanto a entrega y despliegue, ninguno de los dos tomó el partido como un amistoso. Desde el inicio no hubo concesiones en la determinación para presionar, correr y ocupar los espacios. Por estilo, la Argentina está más habituada a proponer desarrollos intensos, jugados sin guardarse ni un aliento. Y México aceptó el reto y metió la pierna en un primer tiempo fragoroso, friccionado y con escaso desequilibrio individual por esa insistencia para anular al rival. Con este panorama, la claridad y la precisión fueron dos bienes escasos. Abundaron los choques y las maniobras forzadas.
La forma en que se marcó el solitario gol respondió a la tónica confusa del encuentro. A los 13 minutos, tras un córner de D’Alessandro, Oswaldo salió mal y el juvenil Gonzalo Rodríguez alcanzó a cabecear hacia abajo y antes de que entrara la pelota, el intento de despeje de Diego Martínez, encimado por un compañero, terminó en gol.
México respondió con empuje, pero Argentina, aun con el riesgo de un rival que se le venía encima, aguantó a pie firme. El partido se endureció por parte de los rioplatenses (fueron amonestados Ponzio, D’Alessandro y Battaglia) y menudearon los pelotazos. La intensidad del ritmo no compensaba la falta de luces. Argentina gastó más energías en la contención y la recuperación de la pelota que en el armado de ataques.
Al cuadro mexicano le faltaron varios titulares: sin Jared y sin el “Cabrito” Arellano y con Blanco en su año sabático, la delantera se vio inofensiva. Hay que darle tiempo al técnico para que introyecte en sus jugadores su concepto futbolístico que consiste en cuidar el balón y atacar, siempre atacar.
LAS ÁGUILAS DEL CIBAO SE CONSAGRARON EL SÁBADO CAMPEONES DE LA SERIE DEL CARIBE AL VENCER A LOS INDIOS DE MAYAGÜEZ 7-3 en un partido de desempate presenciado por unos 9,000 aficionados. Es el cuarto campeonato en los pasados siete años que logran las Águilas, una novena de gran tradición en el beisbol dominicano.
Concluyeron con seis victorias y un fracaso, mientras Puerto Rico finalizó segundo con foja de 5-2. El tercer lugar fue para los Criollos de Caguas con 2-4, que ocuparon la vacante plaza de Venezuela que no participó debido a las discordias políticas en ese país.
Los Cañeros de Los Mochis de México fueron los sotaneros al perder los seis juegos en que participaron, y tuvieron una actuación mezquina, infumable.
Las Águilas aseguraron el partido con cuatro carreras en la misma primera entrada mediante hit de Rafael Furcal, quien se robó la segunda y anotó por indiscutible del fantástico parador en corto de los Atléticos de Oakland, Miguel Tejada. David Ortiz continuó los fuegos artificiales con indiscutible y otro ligamayorista Tony Batista trajo al plato una carrera con doble. La tercera fue por lanzamiento descontrolado del lanzador perdedor, Josué Matos y Raúl Mondesí, que actúa en los Yanquis. impulsó la cuarta con elevado al bosque izquierdo. Tejada conectó doblete en el tercer acto y anotó por otro doble de David Ortiz, designado desde ya el Jugador Más Valioso de la Serie del Caribe, camino de la victoria. El lanzador Claudio Vargas, quien se anotó la victoria, dominó la batería puertorriqueña con rápidas rectas, un buen control y un efectivo slider.
Los dominicanos derrotaron el viernes a los Indios por 7-0 para forzar un juego de desempate que ganaron, como ocurrió en 1999 en San Juan cuando otra novena de Santo Domingo, los Tigres de Licey se llevaron el título al ganarle en un partido extra a los mismos Indios de Mayagüez.
El juego se detuvo en el final del cuarto episodio al marcar los ampayers out en una jugada en primera al puertorriqueño Alex Díaz y los aficionados comenzaron a lanzar objetos al terreno de juego. Los árbitros y los peloteros dominicanos se retiraron a los vestidores y decenas de aficionados dominicanos invadieron el terreno con banderas de su país.
Los estelares de las Grandes Ligas, Tony Valentín, de Puerto Rico, y Miguel Tejada, de República Dominicana, hicieron un apasionado pedido a los fanáticos para que permitieran que el partido siguiera sin contratiempos, tras lo cual se reanudó.
Las Águilas ganaron su primer campeonato en 1997 en Hermosillo y repitieron la hazaña el año siguiente en Puerto La Cruz, Venezuela. Volvieron a ganar en el 2001 en Mazatlán.
Miles de dominicanos celebraron en el Estadio Roberto Clemente, de Carolina, Puerto Rico, con cantos, bailes y una fiesta de pueblo el campeonato de las Águilas.
Cientos de automóviles tocando bocinas y con banderas dominicanas siguieron la fiesta en San Juan, donde vive la mayor parte de la nutrida comunidad quisqueyana.
Dominicana empató con Puerto Rico como los máximos ganadores de series con 14 cada uno.