“Cualquier ley que viole los derechos inalienables del hombre es esencialmente injusta y tiránica.” Robespierre
ante la inminencia de un nuevo voto de censura a Cuba en la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en Ginebra, el gobierno cubano parece haber tomado la decisión de desafiar al mundo. Con el fusilamiento, tras un juicio sumario, de los tres responsables del secuestro de una embarcación, pero sobre todo con la condena a largas penas de prisión de 75 disidentes, Fidel Castro parece estar empujando a la Comisión a votar una vez más en contra de Cuba.
La resolución que la Comisión está considerando para este 2003 es mucho más suave que las de años pasados. Simplemente señala que se ha designado a una relatora de derechos humanos para Cuba, pide al gobierno de la isla que trabaje con ella y plantea que el tema debe ser revisado nuevamente el año que viene.
Ésta es una resolución que le permitiría a Cuba hacer un gesto de buena voluntad y mejorar su situación interna en materia de derechos humanos sin poner en riesgo su soberanía. Pero implica reconocer que existen violaciones a los derechos humanos en la isla, cosa que el régimen de Castro se ha negado a aceptar.
Lo más probable es que México vote a favor de la resolución contra Cuba que se dará mañana, 16 de abril, o en días subsecuentes. El secretario de relaciones exteriores, Luis Ernesto Derbez, ha señalado que la nueva oleada de encarcelamientos de disidentes cubanos pesará de manera importante en el voto de México. Pero mi impresión es que esos actos de Cuba simplemente están sirviendo de justificación para una decisión tomada hace ya tiempo, la cual tiene menos que ver con lo que esté sucediendo en Cuba que con el hecho de que, después del enfrentamiento de México con Estados Unidos en las Naciones Unidas por el tema de Iraq, el gobierno de Vicente Fox no quiere añadir otro agravio a la relación México-Washington.
Hace ya varias semanas señalé en este espacio mi opinión de que México debe abstenerse en el voto de Ginebra, no porque Cuba no viole los derechos humanos de sus habitantes, que lo hace claramente, sino porque nuestro país debe recuperar la filosofía de no intervención en los asuntos internos de otras naciones que justamente mantuvimos en el pasado. México podría privadamente dar a conocer su preocupación por la nueva persecución de disidentes en Cuba, pero el voto público en Ginebra no le sirve ni a los disidentes cubanos ni a nuestro país.
Si de verdad queremos convertirnos en la conciencia del mundo, entonces tendríamos que ser parejos. Así como votamos en protesta por el trato que el gobierno de Fidel Castro le ha otorgado a un periodista cubano como Raúl Rivero -a quien, según el periodista argentino del Miami Herald Andrés Oppenheimer, se le acusa de tener “un radio marca Sony, una grabadora, un cargador digital de baterías, una máquina de escribir, una computadora personal marca Samsung y (18) sobres conteniendo artículos periodísticos”-, también deberíamos exigir una resolución condenando a los Estados Unidos por mantener en prisión, sin respeto a su derecho de defensa, a los presuntos terroristas de al-Qaida que se encuentran en Guantánamo. En ambos casos hay graves violaciones a los derechos fundamentales de los encarcelados.
El que yo proponga que México recupere su tradicional doctrina de no intervención y se abstenga en el voto de Ginebra no significa que esté yo de acuerdo con los políticos mexicanos que le muestran más lealtad a Castro que al pueblo mexicano. Legisladores como Francisco Javier Sánchez y Celso Humberto Delgado del PRI o Pedro Rosaldo del PRD, que han ido a Cuba en medio del actual periodo legislativo para mostrarle su lealtad al régimen cubano, demuestran una irresponsabilidad enorme. Una cosa es respetar el principio de no intervención y otra muy distinta trabajar para los intereses de otro país (que es, paradójicamente, de lo que se acusa a los disidentes cubanos encarcelados).
Estoy convencido de que Cuba puede empezar a evolucionar hacia un sistema político más democrático y con mayor respeto a los derechos humanos. El alto nivel educativo de su población ofrece un buen sustento para ello. Pero presiones como el voto en Ginebra o el embargo económico estadounidense no hacen sino fortalecer a los grupos más duros dentro de Cuba. Los mexicanos deberíamos estar trabajando exactamente en sentido opuesto para favorecer a los grupos democráticos cubanos.
SIRIA
Ahora Estados Unidos está amenazando a Siria por supuestamente tener armas químicas y darle resguardo a dirigentes iraquíes. ¿Será Siria la siguiente víctima de la doctrina estadounidense de la guerra preventiva?
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