Con un salario mensual de tres mil 30 pesos, que apenas le alcanza para sostener el hogar que integran su esposa y dos hijos, Domingo Silva Aguirre, después de 29 años de trabajar como cartero (empleado postal), considera que a pesar de todas las vicisitudes por las que ha pasado el correo tradicional, aún hay personas que valoran el oficio que realiza, y les dan regalos cada 12 de noviembre, en reconocimiento a la sufrida labor de repartir correspondencia hasta en los rincones más apartados de los centros urbanos.
Sin importar las condiciones climáticas imperantes (?truene, llueva, caiga una nevada, tolvaneras, frío o calor?), los tradicionales ?carteros?, con una arraigada vocación de servicio, llevan las misivas hasta poblaciones ubicadas en superficies de difícil acceso, lo mismo en las regiones septentrionales del territorio estatal, que en el semidesierto.
En el caso de los centros urbanos su mayor problema, según explica Domingo Silva, es por la carencia de nomenclatura, sobre todo en los de reciente creación, o que se urbanizan en varias etapas.
Y aunque el cartero sigue siendo parte del barrio, de la colonia, del fraccionamiento, ya no es igual que hace algunos años, en que la relación con las familias era más estrecha, lo cual implicaba de por sí un reconocimiento a la actividad.
Inclusive, según recuerda Domingo Silva, ya sabían de antemano las casas a las que tenían que llevar las cartas, en su mayoría personales. Con tristeza admite que ahora las misivas son más despersonalizadas, ya que el volumen mayor de correspondencia lo contratan para propaganda comercial, información bancaria, recibos de pago telefónicos, etc.
Recuerda que hace aproximadamente una década, el salario de los empleados postales estaba catalogado entre los mejores; sin embargo, ahora es de los que se han estancado y quedado en el rezago, y les representa problemas económicos para el sustento de los hogares.
No obstante, Domingo Silva Aguirre, a menos de un año de llegar a la antigüedad laboral para solicitar su jubilación y pensión, afirma que los 155 carteros que hay en la entidad realizan la actividad por vocación de servicio, y lo demuestran al llevar la correspondencia inclusive a ?domicilios conocidos? de poblaciones rurales inaccesibles o colonias en las que aún no existe la nomenclatura.
De acuerdo con su experiencia, no es real la percepción de que el trabajo de repartición de misivas de los carteros ha disminuido, ya que si bien es cierto que las cartas personales que ahora se envían son menos, también lo es que cada día aumenta el flujo que contratan los grandes centros comerciales para dar a conocer sus ofertas, que Telmex envía mayor cifra de recibos de cobro, lo mismo que otros bancos.
Una de las satisfacciones que le queda a los empleados postales, que ya sea por bicicleta, moto, automotor, e incluso, en los lugares más apartados a pie o en mulas, es que aún hay personas y familias enteras que los esperan con ansiedad, y cada 12 de noviembre, en que se festeja el Día del Empleado Postal, les entregan diversos regalos y gratificaciones.
El dirigente del sindicato del Servicio Postal Mexicano en Durango, Julio César García Arámbula, dijo que se lleva una buena relación con el organismo, como para demandar incremento salarial que dignifique y reconozca el profesionalismo del personal.
El objetivo en la próxima revisión será que el sueldo de un cartero que empieza llegue a cuando menos 3 mil 300 pesos, y además agregó que pugnan porque no se disminuya la plantilla de personal, que hace dos años era de 426 miembros sindicalizados, y ahora apenas rebasan los 300.
ADMINISTRACIÓN
La confiabilidad del servicio
José Antonio Vázquez Corral, coordinador administrativo del Servicio Postal en Durango, rechazó la posibilidad de que el organismo vaya a desaparecer, o tienda a la privatización, ello gracias a la confiabilidad del servicio que prestan, y que se traduce en que al lugar más remoto se garantiza la entrega de correspondencia de cuando mucho ocho días.
Dijo que gradualmente se llegará a la autosuficiencia financiera, con lo cual se consolidará el organismo, y habrá de hacer frente con éxito a las empresas privadas de mensajería que, según dijo, no tienen la cobertura ni eficiencia de Sepomex.
Afirmó que una muestra de la ?sacudida? administrativa y operativa que se aplicó a la paraestatal es que en los últimos tres años, al menos en el caso de Durango, ya no se han presentado quejas de Money Order extraviados.
Con relación a la auditoría que se aplicó a Sepomex a nivel nacional, indicó que a Durango se le hicieron cinco observaciones relevantes que de inmediato se subsanaron, y que fueron atribuidas, más que a cuestiones de dolo, a errores administrativos.