Desde hace varios años la ciudadanía ha ido tomando conciencia, cada vez en mayor grado, de que su participación en la vida político-electoral es importante para el futuro de la nación, de manera tal que con su voto puede decidir tanto las personas que quiere que la gobiernen, como los programas que desean se implementen en la República o cuáles no son de su agrado, de manera que, como se afirma, su voto sí cuenta.
Sostenemos lo anterior, porque de la encuesta de opinión pública dada a conocer el día de ayer al través de las páginas de El Siglo de Torreón, se desprende sin lugar a dudas que las preferencias electorales respecto a las principales fuerzas políticas nacionales van a la baja, lo que significa que ninguno de los tres partidos más importantes ha logrado penetrar en el electorado de una forma trascendente, pues el hecho de que el Partido de la Revolución Democrática haya elevado su puntuación en un ciento por ciento, no es significativo si se toma en cuenta que subió del dos punto tres, al cuatro punto nueve por ciento.
A su vez, los partidos Acción Nacional y Revolucionario Institucional disminuyeron sus porcentajes, con el añadido de que ninguno de los dos alcanza siquiera el cuarenta por ciento de las simpatías de los electores encuestados, lo que a su vez arroja el dato de que la mayoría divide su opinión y ni uno solo de los partidos logra alcanzar un porcentaje que le permita erigirse como la primera fuerza electoral sólida entre los votantes.
Visto está que el desprestigio de los partidos continúa acentuándose y que el ciudadano común fija su atención de manera especial en la figura del candidato, sus propuestas y los antecedentes personales de éste, antes que prestar atención al partido que lo postula, aunque es cierto que la estructura electoral de un instituto político es importante para poder conseguir un triunfo contundente, pero estamos seguros de que si se permitieran las candidaturas independientes los partidos saldrían sobrando.