13 junio 2003
Roma, (EFE).- El Festival de Sanremo, el evento musical más popular en Italia, se vio sacudido por un escándalo de corrupción con la detención de tres de sus responsables acusados de cobrar dinero a los aspirantes a participar en la competición.
La operación judicial "Pinocho" ha puesto al descubierto una organización que obtenía pingües beneficios gracias a los jóvenes que soñaban con la fama y el estrellato en el concurso que cada año centra la atención del país en la Ciudad de las Flores, en la Riviera italiana.
Según informó la Fiscalía de la ciudad de Sanremo (norte), entre los detenidos se encuentra Angelo Esposito, responsable de la "Academia de la Canción", una competición anual para artistas noveles de todo el país, cuyos cuatro primeros clasificados se aseguraban la participación en el Festival.
Los aspirantes llegaron a pagar hasta 50.000 euros cada uno para llegar a ocupar los primeros puestos y asegurarse así un lugar en el escenario del Teatro Ariston, en un entramado en el que no faltaban recomendaciones de personajes de la política y el espectáculo.
Las investigaciones comenzaron en 1998 tras la denuncia de un joven cantante de la región meridional de Apulia, Salvatore Varvara, quien acusó a los directivos de la "Academia" por pedir "mazzette" (como se denomina en italiano a los sobres de dinero por debajo de la mesa).
En la operación "Pinocho" que se encuentra todavía abierta y en la que numerosas personas son investigadas, ha sido detenida igualmente la esposa y colaboradora de Esposito, la cantante Lola Marini, así como el responsable de la "Academia" en la región de Lombardía (cuya capital es Milán).
Además, Esposito está siendo investigado por otras irregularidades en su sociedad Publimod, de la que es titular, entre ellas la adjudicación de la contrata para construir el Teatro del Mar en Sanremo.
La noticia de las detenciones ha causado una gran impresión en Italia, al poner en entredicho la transparencia de una competición musical en la que participan cada año las jóvenes promesas del panorama musical italiano.
El evento tiene una categoría de cantantes noveles -en donde participan los seleccionados en la Academia- y otra de figuras consagradas, junto a estrellas de fama internacional que son invitados fuera de concurso.
Entre estos últimos además de cantantes figuraron en los últimos tiempos personajes tan variopintos como Roberto Benigni, Antonio Banderas o Mijail Gorbachov.
Los ganadores de Sanremo, elegidos por un jurado popular y otro de expertos, obtienen siempre una gran popularidad y jugosos contratos de las casas discográficas.
De hecho el Festival es uno de los eventos televisivos del año, retransmitido por la emisora pública RAI, y sus índices de seguimiento son tan sólo superados por el fútbol y la Fórmula 1, otras dos grandes pasiones de los italianos.
Desde su primera edición, en 1951, Sanremo ha servido de trampolín para figuras como Domenico Modugno, Adriano Celentano, Gianni Morandi, Eros Ramazzotti o Laura Pausini, con una carga de romanticismo que tantas veces rebasó las fronteras de Italia.