NUEVA YORK, (AP).- Una estatua del siglo VII representa un bodhisattva (un budista que procura la salvación de otros seres humanos) fue descubierta en Japón, pero es de estilo coreano. Los expertos no están seguros si fue importada de Corea o esculpida por un artista coreano residente en Japón.
Lo que sí saben es que ilustra la forma en que Corea influyó el desarrollo de la cultura budista en Japón desde el siglo VI hasta el IX, cuando esta religión se difundió por primera vez por el nordeste de Asia.
La figura, fundida en bronce dorado, está sentada sobre un pedestal, con su pierna derecha cruzada sobre su rodilla izquierda y su mano levantada en un gesto de saludo.
En 1910 Japón se apoderó de Corea y la anexó como un estado más. Las fuerzas estadounidenses y soviéticas acabaron en 1945 con la brutal ocupación japonesa, y Corea fue dividida en dos.
"Transmitting the Forms of Divinity: Early Buddhist Art From Korea and Japan" ("Transmitiendo las formas de la Divinidad: primera época del arte budista de Corea y Japón") en exhibición en la Sociedad Japonesa hasta el 22 de junio, presenta 92 esculturas, relicarios, pergaminos y azulejos decorativos, principalmente de museos nacionales y colecciones de los templos.
Es la primera ocasión que un museo estadounidense recibe la cooperación oficial tanto del gobierno coreano como del japonés en la presentación de una exposición sobre los dos países asiáticos, separados tan sólo por un trecho de mar, que fueron enemigos durante gran parte del siglo pasado.
"La agitación que existe actualmente, centrada en Norcorea, hace que este tipo de exhibición sea aún más importante como un recordatorio del flujo del pensamiento religioso y la cultura que han ocurrido durante siglos, durante milenios", dijo Gregg, ahora presidente y director general de la Sociedad de Corea, uno de los organizadores de la exposición.
El budismo es practicado aproximadamente por 300 millones de personas en todo el mundo, y se basa en las "cuatro nobles verdades": la existencia es sufrimiento; el deseo es la causa del sufrimiento; el fin del sufrimiento se logra alcanzando el nirvana; el nirvana es obtenido por un conjunto de acciones llamado el "camino de los ocho pasos".
Aunque desde hace mucho tiempo se determinó la fecha de la introducción del budismo a Japón por un diplomático coreano alrededor del año 538, la muestra busca destacar el contexto histórico y cultural más amplio de las relaciones coreano-japonesas mientras giraban alrededor del budismo.
En muchos casos, lo hace colocando la escultura budista de Corea y de Japón lado a lado. Las poses o estilos artísticos popularizadas en Corea _ como el niño Buda señalando hacia el cielo, o un bodhisattva sosteniendo una joya entre sus manos _ en un siglo eran imitados en Japón.
Sin embargo, hay diferencias. Las caras en las esculturas del arte coreano antiguo tienen expresiones infantiles, con sonrisas amplias e inocentes; cuando las reinterpretaron en Japón, con frecuencia las caras eran más alargadas, con sonrisas más reservadas.
"La escultura budista japonesa, el arte budista, tiene una clase de refinamiento supremo. Siento que en Corea uno tiene una clase de calidad arcaica suprema, elemental, trascendental, un tipo de pureza que podría provenir del encuentro temprano de los coreanos con la fe", dijo Alexandra Munroe, directora de la Galería de la Sociedad de Japón.
Dejando a un lado la perspectiva histórica, la exposición puede ser disfrutada a nivel puramente estético. La mayoría de los objetos están en exhibición en Estados Unidos por primera vez, y los países han clasificado a seis como "tesoros nacionales".
_Dos Budas tamaño natural, esculpidos en madera de ciprés en Japón durante el siglo VIII o IX, están sentados con las piernas cruzadas sobre pedestales que representan flores de loto, y aún tienen gran parte de la hoja de oro decorativa.
_Noventa y nueve pagodas miniatura de barro, hechas en Corea en el siglo nueve, están en exhibición en un cuarto centrado en la arquitectura. Estaban huecas, y luego fueron rellenas de pedacitos de papel escritos con conjuros mágicos.
_Una cabeza gigante de Buda, hecha de piedra en Corea en la segunda mitad del siglo VI, muestra una expresión facial infantil, inocente, con los párpados semicerrados.
En la última galería de la exposición, el estilo y la iconografía del trabajo artístico comienzan a cambiar, conforme Japón desarrolló relaciones culturales y diplomáticas con gobernantes de China.
"Hay otros períodos en las relaciones culturales coreano-japonesas que podríamos presentar en otro tipo de exposición", dijo Munroe.
"Pero la cumbre artística lograda en esta primera época nunca fue igualado después", agregó la directora.