CARACAS, (Reuters).- Científicos que estudian un río en un área virgen de la selva venezolana anunciaron el descubrimiento de diez nuevas especies de peces, incluyendo uno diminuto de cola rojo sangre, un bagre "punk" con una cresta de tentáculos y una piraña que come frutas, además de carne.
Los investigadores pidieron al gobierno venezolano y a organismos de protección ambiental internacionales que protejan la cuenca del río Caura, en el estado Bolívar, una extensa y prístina área de bosques tropicales y vías fluviales que cubre el cinco por ciento de la superficie del país petrolero.
Los conservacionistas temen que las invasiones de asentamientos humanos, así como la pesca, la agricultura, la minería y posibles proyectos hidroeléctricos del gobierno puedan destruir lo que llaman uno de los sitios más ricos en biodiversidad del planeta.
"La Cuenca del Río Caura requiere una inmediata y urgente protección como reserva silvestre", dijo Antonio Machado, un zoólogo de la Universidad Central de Venezuela que anunció el descubrimiento de los peces.
Entre las nuevas diez especies registradas hay un diminuto pez de cola roja, al que le fue dado el nombre científico en latín de Aphyocharax yekwanae en honor a la comunidad de indios Ye'kuana, que viven en la cuenca del río Caura y sus afluentes.
"Es una población indígena que vive y depende del agua", dijo Machado.
Otras especies nuevas pero aún sin clasificar incluyen una variedad de bagre o pez gato cuya maraña de erizadas protuberancias en su boca y frente --similar al peinado punk de un cantante de rock-- le ha ganado el nombre de pez "punk".
También fue descubierta una nueva piraña, diferente en tamaño y forma a otras variedades conocidas, que complementa su dieta carnívora comiendo frutas de árboles sumergidos, dijo Machado. Asimismo fue hallada una nueva especie de camarones.
En coordinación con la organización Conservación Internacional (CI), con sede en Washington, Machado presentó, tras varios años de estudios intensos, los hallazgos definitivos de una expedición de tres semanas que investigó la flora y fauna de la cuenca del río Caura a finales del 2000.
Leeanne Alonso, una directora de CI, dijo al explicar la tardanza en anunciar los resultados de la expedición que "estos estudios científicos son un proceso largo".
El grupo, que estudia y protege las regiones silvestres del planeta, llama a sus expediciones "Programas Rápidos de Evaluación", en los que "equipos biológicos SWAT" (de asalto) compuestos de científicos van en avión, helicóptero o bote en regiones usualmente inexploradas para tasar su valor ecológico.
"La idea es resaltar el valor del área en términos de biodiversidad y especies endémicas para justificar la necesidad de protegerlas", dijo Alonso.
Machado dijo que era esencial preservar intacto el curso natural de 700 kilómetros del Caura, que es uno de los mayores afluentes del río Orinoco.
Agregó que cualquier intento de alterar o contener el río para desarrollos hidroeléctricos --como las enormes represas en el oriental río Caroní, que generan mas del 70 por ciento de la electricidad de Venezuela-- reduciría los niveles de agua y secaría las cascadas.
Ello amenazaría cientos de variedades de peces de agua dulce, camarones, cangrejos y plantas acuáticas.
"Que hagan lo que quieran con el Caroní, pero que dejen el Caura tranquilo", dijo Machado, agregando que planean más expediciones a la remota región.