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NUEVO LAREDO, TAMAULIPAS.- Miembros de una unidad de élite del Ejército mexicano desertaron y formaron un cártel de la droga utilizando sus conocimientos militares para controlar la zona fronteriza.
Los desertores usan sus conocimientos militares en la lucha por el control de esta ciudad fronteriza, dijo el subprocurador de la Unidad Especializada en Delincuencia Organizada, José Santiago Vasconcelos.
La guerra que se vive en Nuevo Laredo es diferente a otros conflictos recientes entre narcotraficantes. Es una guerra territorial que involucra a la mayoría de los principales cárteles mexicanos, unidos en alianzas amplias, como no habían sido vistas en una década. Es un combate que enfrenta al Ejército mexicano con una unidad organizada compuesta por ex camaradas y que ha costado la vida a ciudadanos estadounidenses.
“Hasta donde yo sé, nunca había pasado en México algo así”, dijo el comandante de policía de Nuevo Laredo, Martín Landa Herrera, al referirse a los enfrentamientos que han causado 87 muertes desde el 2002. “Tantos grupos peleando la misma plaza”.
Conocidos como “Los Zetas”, los nuevos narcotraficantes -que parecen haber ganado el control de la ciudad- son dirigidos por cerca de 31 ex miembros de un grupo paramilitar y batallón de Inteligencia enviado al estado fronterizo de Tamaulipas en la década de 1990 para combatir el narcotráfico.
El grupo está formado por ex militares “extremadamente violentos, muy temidos en toda esta región”, dijo Vasconcelos.
El procurador antinarcóticos confirmó que cerca del diez por ciento de unos 350 miembros del Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales (GAFES) del Ejército -desplegado en Tamaulipas en la década de 1990- han desertado y participan en la guerra territorial.
“Tienen armamento de alto poder y están entrenados para usarlo”, dijo Landa Herrera al referirse a “Los Zetas”, nombre que se deriva del código de radio que designa a un comandante policial. “Tienen una estructura con células de inteligencia, hasta nos tienen intervenidas las comunicaciones. Nos escuchan”.
La Secretaría de Defensa ha rehusado confirmar si alguno de sus ex soldados forma parte de “Los Zetas”. Pero el Ejército recientemente empezó a colocar carteles en todo el país ofreciendo recompensas por los desertores. Eso dio lugar a conjeturas de que “Los Zetas” pudieran ser ex soldados.
La disputa comenzó en el 2001 entre grupos locales que operaban con permiso del reputado líder del cártel del Golfo, Osiel Cárdenas. Para principios del 2002 el enfrentamiento había empeorado y aparecieron “Los Zetas”, que trabajaban para Cárdenas.
Cuando el líder fue arrestado, el 14 de marzo, en la cercana ciudad de Matamoros, se dieron las condiciones para una guerra territorial. Los cárteles de México -Michoacán, Ciudad Juárez, Sinaloa y posiblemente el de Tijuana- trataron de aprovechar el vacío de poder.
Varias alianzas fueron establecidas entre los grupos, alianzas que dieron lugar a una guerra total como no se había visto desde fines de la década de 1980 y principios de la década de 1990.
“Nosotros vemos algunas alianzas en esto, pero ello se deriva precisamente de la crisis en que han caído estos grupos”, señaló Vasconcelos. “No hay ya un grupo que tenga la fortaleza suficiente para dominar” el territorio.
“Los Zetas” parecen ser los más poderosos y siguen vinculados con Cárdenas, según la policía local. Decenas de pistoleros de otros grupos han muerto, pero pocos Zetas han caído en esta guerra y sólo uno o dos han sido capturados.