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BAGDAD, IRAQ.- Los administradores estadounidenses de Iraq han nombrado a dos funcionarios petroleros iraquíes y a un ejecutivo petrolero estadounidense retirado para dirigir el Ministerio del Petróleo, dijo ayer un vocero del equipo que ayuda a reconstruir Iraq.
Thamer Abbas al-Ghadban, quien fue director general de los departamentos de estudios, planeación y continuidad del ministerio, será el director ejecutivo de la cartera, según John Kincannon, vocero de la oficina de Reconstrucción y Asistencia Humanitaria.
Su segundo será Fadhil Othman, ex ejecutivo petrolero iraquí que pasó años en el exilio, agregó Kincannon.
El director del consejo de asesoría del ministerio será Philip J. Carroll, director ejecutivo retirado de Shell Oil Co., agregó el vocero. Shell Oil Co. es la filial estadounidense de Royal Dutch-Shell Group, con sede en Londres.
Estados Unidos nombra cuidadosamente a los funcionarios del nuevo gobierno de Iraq y ningún sector es quizás más delicado que el sector petrolero. Muchos iraquíes sospechan que los ocupantes quieren llevarse su petróleo.
El presidente George W. Bush ha dicho que el petróleo iraquí será usado para beneficiar al pueblo iraquí.
Mientras tanto, el secretario de la Defensa de Estados Unidos, Donald H. Rumsfeld, dijo ayer que se tendrá que depender de funcionarios de bajo nivel iraquíes para tener información sobre las armas prohibidas del depuesto régimen de Saddam Hussein.
Dijo que hay pocas posibilidades de que esas armas, cuya supuesta existencia fue la principal justificación para la guerra, sean encontradas de manera independiente o que funcionarios de alto nivel proporcionen información sobre ellas.
“No me siento frustrado en lo absoluto”, dijo Rumsfeld posteriormente a la cadena CNN.
Descubren otra fosa común
Con ayuda de palas y de sus manos, varios iraquíes sacaron el domingo de una fosa común unos 20 cadáveres, aparentemente de personas ejecutadas después de un fallido levantamiento contra Saddam Hussein, ocurrido en 1991, dijeron algunos testigos.
Restos de relojes, una pantufla azul, prendas ensangrentadas y jirones de ropas negras usadas tradicionalmente por las mujeres iraquíes, fueron encontrados en la fosa, unos 20 kilómetros al noroeste de Nayaf, uno de los lugares más sagrados de los shiítas. También había cartuchos vacíos, junto a la fosa.
Los iraquíes recuperaron ayer aproximadamente 25 cadáveres, de los que diez han sido identificados. Ayer, los cadáveres recuperados sumaron 20.
No estaba claro cuántos cadáveres estaban sepultados en el lugar, pero varios montículos eran visibles en un sembradío plano, lo que según los infantes de marina estadounidenses en la zona sugeriría que hay más tumbas.
En las ropas de algunos cadáveres fueron encontradas credenciales de identificación.
“Busco a mis familiares”, dijo Jawad Shaker, quien llegó ayer al sitio. Otra persona dijo que buscaba a su sobrino, desaparecido en 1991.
Tenían miedo a hablar
Ayer, cinco residentes locales cavaban en el lugar. Los agricultores en la zona dijeron que sabían del sitio desde hace varios años, pero tenían miedo de hablar sobre el tema mientras Saddam siguiera en el poder.
Un campesino, quien se negó a dar su nombre, dijo que vio cómo algunas personas fueron vendadas de los ojos y muertas con un tiro en la nuca tras el levantamiento shiíta de 1991.
“Todos sabían y podían verlo, pero se mantuvieron calladas”, dijo Kamel al-Tamini, otro agricultor que reside en el área. “Nos dijeron que nos alejáramos de esta área, que era una zona de seguridad”.
El Consejo Supremo para la Revolución Islámica en Iraq, un grupo shiíta, dirigía la excavación y señaló que preparaba una sección especial del cementerio para volver a sepultar los cadáveres de los “mártires” de 1991.