Reuters
BRASILIA, Brasil.- La oposición de Brasil cobró vida ayer, seis meses después de la asunción del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, afirmando que el primer gobierno de centroizquierda electo en la historia del país nada ha hecho y que sus votantes “deben estar desilusionados”.
“Lo que estamos haciendo es asumir la responsabilidad de advertir al gobierno”, dijo ayer el senador Tasso Jereissati del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), luego de que el ex presidente Fernando Henrique Cardoso criticara al nuevo gobierno por “apenas expresar intenciones”.
“Seis meses han pasado con nosotros dando la oportunidad (de gobernar), nunca hubo una oposición tan leve y colaboradora”, agregó Jereissati.
Desde que Cardoso entregó el poder a Lula da Silva el primero de enero, la oposición al nuevo gobierno ha sido casi nula.
Los partidos centristas que sustentaron a Cardoso han hecho esfuerzos por encontrar su espacio político luego de que Lula moviera a su izquierdista Partido de los Trabajadores (PT) hacia el centro y adoptara muchas de las políticas económicas liberales de su antecesor.
En una entrevista publicada el lunes en la página de Internet del PSDB de Cardoso, el ex presidente dijo que la política económica del gobierno de Lula era similar a la que él aplicó, “pero, en mi opinión, exageraron la dosis”.
La declaración podría animar a algunos críticos del propio partido de Lula, quienes han dicho que su política económica, que incluye un fuerte control de los reses para luchar contra la inflación, se ha hecho demasiado ortodoxa.
No mucho tiempo atrás, el PT adhería a un socialismo pasado de moda y apoyaba la declaración de una moratoria de la deuda, mientras practicaba una fuerte oposición a las políticas de Cardoso, entre ellas sus privatizaciones.
“No voté al Partido de los Trabajadores, pero una gran parte de quienes lo hicieron deben estar desilusionados porque no fue electo para esto”, dijo Cardoso.
“La propuesta fue otra”, agregó, en referencia a las promesas de Lula de ayudar a millones de brasileños pobres, crear empleos y favorecer el crecimiento económico.
Lula goza todavía de una gran popularidad y el trabajo de la a oposición se ha tornado arduo luego de que el presidente convirtió sus proyectos de reformas del endeudado sistema de pensiones públicos y del tributario -políticas clave de Cardoso- como prioridades de su gobierno.
Mientras tanto, el centrista Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) -otro de los partidos integrantes de la coalición que apoyó a Cardoso- ha decidido aliarse al gobierno de Lula.
La semana pasada Lula enfrentó la primera protesta importante contra su gobierno, en la que miles de personas marcharon contra los cambios en el sistema de pensiones. Además, un acto político bajo el slogan “Despierta Lula” fue celebrado ayer en Río de Janeiro.