En la presentación de don José León Robles de la Torre ante ustedes, amable concurrencia, el espacio queda corto para la semblanza de un gran mexicano con sesenta años de trabajo literario. Es necesario recordar cómo un ilustre zacatecano vino de visita a Torreón y se quedó para siempre en La Laguna. No es extraña la circunstancia, en virtud el carácter y hospitalidad de la gente de nuestra querida y pequeña patria.
El foco de atracción en el siglo pasado era el oro blanco, como así llamaban al algodón, que se producía en cultivo extenso en la región, al grado que logró convertirse al poco tiempo, en un polo de desarrollo nacional. Los inmigrantes nacionales venían a las pizcas, mientras los extranjeros a la compra y cultivo del algodón, con inversiones importantes, con lo que creció el sector productivo regional. Lo interesante del asunto, es la conjugación de etnias nacionales y extranjeras, que dieron nacimiento a un mestizaje interesante por su pleomorfismo, que ahora vemos en la presencia de fenotipos que se distinguen del resto del país.
Don José León Robles de la Torre proviene de una familia zacatecana con asiento en Juanchorrey del municipio de Tepetongo, Zacatecas. Sus padres fueron don Francisco Robles Correa (q.e.p.d.) recientemente fallecido a la edad de 92 años y doña Francisca de la Torre Sánchez, quien falleció en el año de 1932. Don José León Robles de la Torre casado con la gentil dama doña Ana Rodríguez, el seis de diciembre de 1948, procreó a sus hijos Alejandro, José Armando y Ana Laura Robles Rodríguez.
Ya como lagunero, nos cuenta que en 1944 dejó el seminario en el que estudiaba, en Totatiche Jalisco, y volvió a su tierra natal Juanchorrey, donde fue maestro y de allí se trasladó a Jerez para impartir clases en el colegio Hidalgo en 1945. En tanto se llegaba el plazo de iniciar las clases de sexto grado, su papá lo invitó a la ciudad de Torreón, Coahuila, y el día tres de octubre, amanecieron en Torreón. Decidió quedarse.
Sus peripecias comenzaron con estudios nocturnos en la Escuela Comercial Hidalgo, mientras durante el día, trabajaba en los Almacenes de Torreón. Estudió hasta segundo año de Derecho y trabajó en la Compresora de Algodón, ingresando, el primero de marzo de 1946, a trabajar en la Oficina Federal de Hacienda como oficial sexto, mientras tomaba clases de inglés en el colegio Elliot con la maestra Tinoco. El 16 de ese mismo año, intervino en el Acta de Fundación de la Aduana Especial Aérea, aquí en Torreón, la que después se decretó como Aduana Interior de Despacho, para luego convertirse en Aduana, cambio definitivo que le dio la Secretaría de Hacienda y Crédito Público en 1950, ascendiendo don José Robles de la Torre a Jefe de Juicios, cargo que desempeñó hasta 1970, cuando renunció. Personas relevantes de la Aduana, en ese tiempo, fueron don Julián Terminel León y don Manuel Cepeda Medrano, hombre admirable por su honestidad, que se distinguió desde la época del Presidente de la República don Venustiano Carranza.
La carrera literaria de don José León Robles de la Torre es de más de sesenta años. Comenzó con su libro La Poesía y su Estudio, y de ahí, ha publicado más de 25 títulos y posee un acervo de más de cien inéditos, además de 1,200 artículos publicados en la prensa regional y nacional. Su espíritu literario no ha dejado de enriquecerse, pues continúa escribiendo sobre distintos temas, gracias a su talento y afán en la investigación histórica y más que todo, a su gran sensibilidad y temperamento, que es lo que distingue a los grandes genios, que ven en su obra, la verdadera riqueza que justifica y premia Dios, creador del Universo.
Para terminar, afirmo y confirmo la obra interminable de un mexicano ejemplar, zacatecano de origen e hijo adoptivo y predilecto de La Laguna y Torreón, que lo convierte en un distinguido y valioso lagunero, depositario de múltiples reconocimientos, como la de Ciudadano Distinguido y la Presea Capullo, quedando para siempre en la historia, con un busto en el Paseo de los Escritores, de la Alameda Zaragoza de esta ciudad, monumento develado en el año de 1987.
Enhorabuena, don José León Robles de la Torre y sirva de ejemplo a las generaciones presentes y venideras.