Agencias
ESTAMBUL, TURQUÍA.- Bombas simultáneas estallaron en dos sinagogas de Estambul tras las oraciones semanales y dejaron un saldo de por lo menos 23 muertos y más de 290 heridos, dijeron funcionarios. El canciller Abdullah Gul dijo que los ataques tenían “conexiones internacionales”.
Uno de ellos ocurrió frente a la mayor sinagoga de la ciudad, Neve Shalom, al tiempo que centenares de fieles se congregaban en su interior para celebrar la ceremonia de iniciación de un joven judío.
La policía investigaba si la red terrorista Al Qaeda tenía algún vínculo con los atentados, dijo la televisora privada CNN-Turquía.
La bomba de Neve Shalom abrió un enorme boquete en la calle frente a la sinagoga, donde quedaron los restos retorcidos de un automóvil al tiempo que las cuadrillas de emergencia se llevaban del lugar a las víctimas ensangrentadas.
La otra explosión ocurrió en la sinagoga Beth Israel, del distrito acomodado de Sisly, a unos cinco kilómetros de distancia, cuyo tejado se desplomó junto a otros dos edificios vecinos, llenando de escombros la calle.
“Hubo un gran pánico”, dijo Enver Eker, testigo de Neve Shalom, que en hebreo significa “oasis de paz”. “Las ventanas de cristal estallaron y piezas de metal caían por todas partes”. Por lo menos hubo 23 muertos y 290 heridos, dijo el director de salud de Estambul.
El rabino jefe Isak Haleva recibió una herida leve en una mano, pero su hijo Yosef sufrió graves heridas en el rostro y fue sometido a una cirugía ocular, dijo otro hijo del rabino, Mordehay Haleva.
“Hacer algo como esto cuando la gente está orando, eso es algo verdaderamente infrahumano”, dijo el rabino a la radio israelí. “Ni siquiera los animales hacen cosas como ésta”.
El ministro del Interior, Abdulqadir Aksu, abundó en la misma idea e incluso no descartó que la red terrorista Al Qaeda, que se supone dirigida por Osama bin Laden, esté tras el atentado.
En todo caso, consideró poco creíble que el grupo islamista radical turco “Frente Combatientes Islámicos del Gran Oriente” (IBDA-C), que se atribuyó el atentado una hora después de ser cometido, haya podido llevar a cabo una acción tan osada.
“Es difícil para cualquier organización con base en Turquía llevar a cabo un ataque de esta magnitud”, dijo a los periodistas mientras visitaba las sinagogas afectadas.
A preguntas de si se trataba de explosiones por control remoto o de conductores suicidas, Aksu dijo que “en cualquiera de los dos casos, unas camionetas se dirigieron hacia sus objetivos. Creemos que contenían la misma clase de explosivos y que se trata de la misma clase de ataque terrorista”.
Sin embargo, la cámara de seguridad de la sinagoga de Neve Shalom, una de las dos atacadas y que es la mayor de Estambul, grabó ayer a un hombre aparcando un vehículo rojo junto al templo y huyendo tras hacerlo. El vehículo fue el que explotó poco después.
Según fuentes de la seguridad turca, el servicio de inteligencia israelí Mossad había advertido a Turquía el pasado 12 de septiembre de que las sinagogas en Turquía podían ser objeto de atentados, y tras este aviso se había reforzado la presencia policial en sus alrededores.
El Gobierno israelí, que fue uno de los primeros en denunciar el ataque, ha ofrecido al turco el envío de especialistas antiterroristas para ayudar en las tareas de investigación del atentado.
Además, el ministro de Asuntos Exteriores israelí, Silvan Shalom, contactó con su homólogo turco para ofrecerle ayuda humanitaria y envió un avión con destino a Turquía cargado con equipos de rescate.
El portavoz del Ministerio de Exteriores israelí, David Saranga, agregó que Israel considera que los dos ataques contra dos sinagogas en Estambul forman parte de una ola de antisemitismo, y de ataques terroristas en todo el mundo.
“Estos ataques forman parte de una ola de antisemitismo y de terrorismo mundial, y de las agresiones que han afectado a Arabia Saudí y Bali entre otros lugares”, dijo.
La organización Al Qaeda es sospechosa de haber perpetrado recientes ataques contra edificios o instituciones hebreas, como el atentado del pasado mayo en Casablanca (Marruecos) contra una escuela judía, el de la sinagoga de Jerba (Túnez) en abril de 2002 o el ataque contra un hotel frecuentado por israelíes en Mombasa (Kenia) hace un año.
La comunidad judía de Estambul cuenta con más de 20 mil personas y es una de las mayores establecidas en un país musulmán.
Sus miembros son casi todos descendientes de los sefardíes expulsados de España a fines del siglo XV y todavía conservan el español antiguo conocido como “ladino”.