EL SIGLO DE TORREÓN
Una mujer, una madre, una luchadora narra su experiencia.
TORREÓN, COAH.- Un día de mayo de 1999, Alicia recibió una llamada telefónica de su esposo, quien se encontraba en Guadalajara donde pasaba varios meses debido a su trabajo. Con la voz quebrada por el llanto él le confesó que tenía SIDA y le sugería que también ella se examinara... Los resultados fueron los que temía: positivos, su marido la había contagiado y a partir de ese momento toda la vida le cambió.
Con 20 kilos menos de su peso normal, 40 años de edad, dos hijos: una de 18 años y el pequeño de casi ocho, Alicia cuenta parte de su historia y la pelea por la vida que ha enfrentado desde entonces contra el VIH-SIDA -Virus de Inmunodeficiencia Humana-, pues en varias ocasiones ha estado a punto de morir de neumonía (por la falta de defensas en su organismo) en el Hospital No. 16 del IMSS.
De frágil condición física por los estragos de la enfermedad, pero con un espíritu de lucha indomable, gracias a la ayuda de Dios –dice-, Alicia (ella escogió ese nombre por el verdadero) accedió a la entrevista con El Siglo de Torreón en la sala de su casa.
¿Cómo inició todo?
Mi esposo era diseñador de calzado en Guadalajara, donde trabajaba en forma asociada con otra persona y allá pasaba meses solo, ¡imagínese! Cuando comenzó a sentirse mal me dijo una vez que a lo mejor tenía diabetes por mi culpa, porque era muy enojón, pero después me volvió a hablar llorando para decirme que se había hecho los exámenes del SIDA, que me hiciera unos yo y también al niño, que tenía tres años entonces.
¿Cuál fue su reacción?
¡No, no, no, no!, es una cosa espantosa, no duermes, no comes, peor que la muerte creo. Cuando me dijo eso yo me dí cuenta que estaba contagiada, pues era su esposa.
¿Y el niño?
Gracias a Dios salió negativo desde un principio y ha estado saliendo negativo en los exámenes posteriores. Está sano gracias a Dios –guarda un silencio momentáneo para ahogar el llanto que amenazaba con traicionarla y poder continuar-. Yo salí positiva, luego luego, a la primera. Me hice tres exámenes de Elisa y todos salieron igual.
¿Cuáles han sido los cambios físicos?
Como un año duré sana, pero era seropositiva y luego comencé a sentirme mal, en una semana bajé 20 kilos, ahorita peso 42 y medio. La impresión fue horrible, pero gracias a Dios no he perdido todas mis amistades y las del trabajo se unieron para demostrarme su apoyo moral y económico.
Yo me consideraba una mujer sexi, yo decía que era guapetona, pero ya no soy ni la sombra de lo que era, cambié por completo, soy otra por dentro y por fuera, pero para bien, porque busqué a Dios. Ahora lo conocí y me ha servido mucho el encuentro con Dios.
¿Sus hijos saben todo?
Mi hija ya tiene 18 años, sabe de mi enfermedad y cómo sucedieron las cosas, pero mi hijo no, sería muy traumático quizá para él, está muy chico, sólo le dije que estoy enferma de la diabetes.
¿Y los cambios sociales y familiares?
De pronto uno pierde todo o siente perderlo todo. Pierdes trabajo, salud, familia, dinero, amigos, todo se pierde y si tienes un carro lo vendes porque te dicen que allá está un médico que cura el SIDA y te aferras a todo y vas y gastas miles de pesos, pero no es cierto. Nadie cura el SIDA, nada más que Dios.
Mis amigas me invitan a salir, pero tengo que cuidarme mucho, aunque a veces sí voy a comer, pero a otros lugares nocturnos ya no voy, no por falta de ánimos sino que me hacen daño las desveladas o tomar algo frío.
¿Conoce otras personas infectadas?
Sí, conozco varias personas contagiadas y algunos de ellos dicen, “me vale, yo voy a seguir mi vida igual” y a mí eso se me hace un crimen, porque la gente no sabe y ellos se quieren vengar con quien se deje, pero eso es condenarlos también.
¿Ya no tuvo después relaciones amorosas?
Cuando yo era seropositiva, todavía sana, hace poco más de tres años, tenía mi color, mi peso y anduvo una persona insistente detrás de mí, me mandaba flores, me invitaba a comer. Él sabía que yo era viuda pero no sabía por qué, pero desde el primer momento que él me propuso una relación, yo dije; no lo voy a hacer. Nunca lo voy a hacer, por bien de él, porque a mí no me costaba nada, incluso me atraía, pero no me lo iba a llevar entre los pies.
¿Cuándo falleció su esposo?
Luego de que me dio la noticia, yo no quise saber nada de él, tenía mucho coraje, pero en julio de ese año (1999) me habló la tía para decirme que estaba muy enfermo y quería ver al niño y me fui a Guadalajara con mi hijo. Estaba internado en el Hospital General, ya no era el mismo, casi un cadáver, pues cuando sano era alto, de 1.80, delgado pero fornido y era guapetón, tuvo mucha suerte con las mujeres, lo buscaban mucho, le hablaban por teléfono a la casa, hasta una vecina se volaba con él.
Todavía lo cuidé en el hospital estando internado, hablamos, lo perdoné y le pedí perdón por las ofensas. Mi esposo vivía con unos tíos y ya cuando se sentía muy mal le pidió al doctor que lo diera de alta para no morir en el hospital. Aunque verdaderamente todavía no lo perdonaba de corazón, le hice saber que sí y le dije que se fuera en paz.
¿Por qué cree que hay tanto SIDA?
Porque hay mucha prostitución, hay muchas jóvenes que se prostituyen, hasta mujeres casadas que no completan para los gastos, salen de sus casas para tener relaciones sexuales con otros hombres y les cobran, mientras el esposo está trabajando. Aquí en Torreón tenemos uno de los primeros lugares a nivel nacional en SIDA. Yo no sé si mi esposo se contagió aquí o en Guadalajara.
Todos sabemos lo que es bueno y malo, pero quizás no nos enseñaron bien los valores morales, no tenemos temor de Dios. Nadie puede decir; “es que yo no sabía” y si hacemos algo malo es porque nos atrae el pecado, la pachanga, tomar, sentir cosas nuevas con otra persona que no sea nuestra pareja y eso a veces al cuerpo le gusta, al cuerpo le gusta el pecado. Adán y Eva nos dejaron esa herencia maldita.
¿Ya asimiló todo esto?
He batallado mucho, no es fácil cargar con esta enfermedad, cada día que uno se levanta tiene que luchar con eso. Gracias a Dios no estoy sola, tengo al Todopoderoso y sé que me levanto con la fuerza que Él me da. Me acabo de hacer unos estudios y me dicen que no tengo defensas, las células que pelean con el virus están ausentes de mi sangre, pero aquí estoy todavía, por algo el Señor me tiene.
¿Se ha puesto mal?
Varias veces me he puesto mal de neumonía, entonces este tiempo frío para mí es la muerte, yo necesito tener un ambiente calientito porque de lo contrario me mormo, me da tos, catarro y enfermo. En ocasiones hasta los médicos dicen que ya no salgo del hospital viva, pero hasta ahora he salido (sonríe al comentarlo) porque Dios tiene un propósito para mi vida.
¿Le ha sucedido algo extraordinario?
Varias cosas, como esta casa que Dios me la dio ya enferma. Yo la saqué hace años pero todavía debía y estaba retrasada en los pagos, tenía un préstamo que había pedido para un carro y el dinero estaba guardado, entonces un día llegaron del banco y me dijeron que había una promoción y con 42 mil pesos podía liquidar todo. Era la cantidad exacta que tenía y dije: los pago y ya es mía gracias a Dios.
También en dos ocasiones vi un ángel en el hospital, cuando estaba enferma, de primero creí que era un enfermero, pero no me hablaba, sólo me miraba con una mirada muy tierna y se fue... desapareció. Increíble pero así fue.
¿Si una persona con SIDA le pidiera un consejo para soportarlo, qué le diría?
En base a mi vivencia, yo le diría que busque a Dios y que perdone a quien lo enfermó. El perdón te libera, te quita las cadenas y el tormento en el que vives. Hay que aprender a perdonar para vivir tranquilo.
TORREÓN, EL PRIMER LUGAR EN CASOS DE SIDA
De los 949 casos acumulados de SIDA en Coahuila desde 1983, Torreón registra 512, por mucho el más alto de cualquier otro municipio, de acuerdo a las estadísticas manejadas por la Secretaría de Salud.
El titular del Área de Epidemiología de la Jurisdicción Sanitaria No. VI, Humberto Flores Muñoz, precisó que hasta el siete de octubre pasado, se tenían acumulados 949 casos de SIDA en Coahuila, de los cuales Torreón es el más afectado con 512, seguido por Saltillo con 141, Piedras Negras con 77 y Monclova con 48 casos.
San Pedro acumula 30 casos y Matamoros 23, lo cual indica que la Comarca Lagunera de Coahuila representa un foco rojo en cuanto al problema de SIDA, favorecido por cuestiones como la homosexualidad, promiscuidad y uso de drogas.
Un hecho importante, dijo, es que la Región Lagunera es un punto de paso hacia el norte del país, ya que se ubica como área de riesgo para la transmisión de ese tipo de enfermedades.
En cuanto al mecanismo de transmisión, precisó, la vía más frecuente sigue siendo la sexual con 794 casos que representan un 83.7 por ciento de los acumulados desde 1983 a la fecha en Coahuila.
El contagio por transfusión ocupa un 3.4 por ciento con 32 casos, pero esta situación va disminuyendo dadas las medidas de seguridad que se toman cuando una persona va a recibir una transfusión.
“Es importante resaltar que el mecanismo de transmisión por vía perinatal se ha incrementado en los últimos años, debido a que cada vez son más las mujeres con VIH-SIDA y la relación actual es de siete a uno, es decir, una mujer por siete hombres”.
Destacó la posibilidad de evitar el contagio de SIDA de la madre al bebé si se detecta a tiempo y recibe un tratamiento adecuado con retrovirales.
Tras precisar que de las 949 personas con este padecimiento 642 ya fallecieron, en la actualidad, dijo por último, que el promedio es de 70 casos por año en Coahuila y en la Jurisdicción Sanitaria VI (Torreón-Matamoros y Viesca) es de 30 casos.