Desde su consultorio dental, el ex rector Jorge Ramírez Díaz considera que el diálogo es el ingrediente indispensable para lograr la armonía ante la descomposición social y política que se ha vivido en los últimas semanas en la localidad.
Reconoce que en el fondo de los conflictos que se han suscitado recientemente, como el de las organizaciones sociales, entre los diputados locales y con los empresarios, existen intereses de carácter político-electorales.
“Pasando las elecciones federales del domingo seis de julio, el ambiente en Durango volverá a la calma”, vaticina, porque relaciona todos los conflictos ocurridos con las cuestiones políticas, y con el interés que hay por el poder.
Reconoce que se ha enterado de los acontecimientos de una manera superficial, pero reitera que en torno a estos conflictos está la influencia política, sin lugar a dudas; y una lucha también por el poder. Pero también aclara que estos problemas no solamente se están viendo en Durango, sino también en otros países, y en la invasión de Estados Unidos a Irak. “Porque, en realidad, fue una invasión”, afirma, y ahora todos estamos conociendo las razones: el petróleo.
Ramírez Díaz destaca que, en el caso del sector empresarial, igualmente hay cuestiones de índole política, porque se identifica a los empresarios con cierto partido. A final de cuentas, se logra observar que son fines políticos con motivo de la próxima elección federal los que pudieran estar en juego en el caso de la representación empresarial.
El ex rector de la Universidad Juárez consideró que el diálogo es parte de la fórmula para lograr la conciliación de intereses y la armonía entre los diferentes sectores de la sociedad, y lograr la paz y tranquilidad.
Pero también considera necesario que todos los sectores tengan un fin común, que coloquen el progreso o a Durango por encima, como él lo hizo en los momentos de división y confusión cuando asumió la Rectoría.
Por otra parte, reconoció que Durango tiene un Gobernador fuerte, que puede ser un factor de conciliación de intereses, y de unión de intereses, como ocurrió con la supercarretera Durango-Mazatlán, en donde todos los sectores, empresarial, político, de la sociedad, se unieron para un solo fin, lo cual finalmente se logró y la obra está en proceso.