Reuters
LONDRES, INGLATERRA.- Tres aviones Concorde volaron ayer a Londres para marcar un final espectacular a la era de los viajes supersónicos comerciales.
Entre lágrimas y vítores de miles de apasionados de la aviación, las aeronaves de nariz puntiaguda aterrizaron en el aeropuerto de Heathrow en Londres en una cuidadosamente planeada coreografía para despedir al supersónico Concorde.
Los vuelos, desde Edimburgo y los alrededores de la Bahía de Vizcaya -que realizaron un corto vuelo para conmemorar la ceremonia- y finalmente desde Nueva York, aterrizaron con dos minutos de diferencia para cerrar uno de los experimentos de aviación comercial más caros y emocionantes.
A bordo del último Concorde, el piloto Mike Bannister dijo a los pasajeros que aplaudían: “El Concorde nació de los sueños, se construyó con clarividencia y se operó con orgullo”.
“El Concorde es un avión fabuloso y se ha convertido en una leyenda”, añadió después de haber volado a una velocidad que duplica la del sonido.
Durante los vuelos se sirvió vino y champaña mientras los pasajeros, entre ellos la actriz Joan Collins y la modelo Christie Brinkley, disfrutaban platos a base de langosta, caviar y salmón ahumado.
“Es la mejor oficina en el mundo”, dijo la directora de servicios de cabina, Tracey Percy, mientras los aviones se deslizaban por la pista con sus capitanes agitando banderas por las ventanillas.
Davis Hayes, quien pagó 60 mil 300 dólares en una subasta caritativa para hacer con su esposa este histórico vuelo, dijo: “Comencé a llorar y el corazón me latía de prisa. Era el momento de decir adiós”.
El controlador de vuelos del aeropuerto de Heathrow Ivor Simms comentó: “Estaba recibiendo entrenamiento en 1976 cuando le di la salida al primer vuelo de Nueva York. Me siento muy orgulloso, 27 años después, que pude estar en los controles cuando aterrizó el último vuelo (del Concorde) procedente de Nueva York”.
“Mi sentimiento es de alivio, de que todo salió bien y no pasó nada malo. Fue grato ver a los tres aviones juntos. Eso nunca había pasado antes”, agregó.
Durante 27 años, el Concorde -del que en total se construyeron 20 aeronaves para British Airways y Air France- marcó el nivel máximo de los vuelos trasatlánticos. Ahora la nave, conocida también como Reina de los Cielos, tiene por delante una vida sedentaria en museos de aviación.
El jefe de la Fórmula Uno, Bernie Ecclestone, quien viajó en el primer vuelo del Concorde en 1976 y estuvo también en el último, dijo: “No creo que lo veamos de nuevo, al menos mientras yo viva”.
A mediados del siglo XX, los creadores anglo-franceses del Concorde esperaban que el Concorde fuera el estándar de una nueva generación de aviones de pasajeros, pero los altos costos de operación y el ensordecedor ruido de sus motores, que disgustaba a los defensores del medio ambiente, lo dejaron convertido en poco más que un juguete exclusivo para los superastros. El comienzo del fin llegó en julio del 2000, cuando un avión Concorde de Air France se estrelló poco después de despegar, en las afueras de París, matando a 113 personas y obligando a dejar en tierra temporalmente todos los Concorde británicos y franceses.
El Concorde volvió a volar a fines del 2001, justo cuando la industria aérea caía en una grave crisis como consecuencia de los ataques del 11 de septiembre en Nueva York y Washington. El fabricante de aviones Airbus dijo este año que dejaría de proveer repuestos y mantenimiento, sellando la suerte del veloz jet.