POR MARTÍN CHÁVEZ CHÁVEZ
FOTOS: ERICK SOTOMAYOR
EL SIGLO DE TORREÓN
TORREÓN, COAH.- El Infonavit perdió su sentido social, a partir del próximo mes de julio quien quiera un crédito habitacional deberá pagar un enganche del cinco por ciento; los fraudes cometidos en contra de cientos de trabajadores que soñaron con una casa digna quedaron impunes y por el contrario, algunos “beneficiados” que se retrasaron en sus pagos, decidieron renunciar al crédito, temerosos por las denuncias presentadas en su contra por parte del organismo perdiendo el dinero que habían abonado los líderes obreros, única defensa de la base laboral, abandonaron sus ideales y se concretan a declarar su inconformidad en los medios de comunicación sin mayores consecuencias.
“En la vida y desarrollo de un país, el Estado de Derecho se hace necesario no sólo para el manteni-miento del orden social, sino porque todo individuo necesita de una firme protección y de medios jurídicos para expresar y alcanzar sus legítimas demandas. La Ley del Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores, representa una garantía para el trabajador mexicano de obtener un crédito para la adquisición de una vivienda digna. Aunado a lo anterior, la aplicación de las políticas económicas gubernamentales fundadas en el ahorro interno y la simplificación administrativa, permitirán avanzar hacia la materialización de un crédito habitacional para más trabajadores”, dice en su exposición de motivos la Ley de este organismo.
Con todo y lo que dice la Ley, Martha, quien vive en el departamento 102-B de condominios Manhatan, tiene que tender su ropa afuera de su vivienda “digna” porque no tiene patio, una escalera de menos de un metro de ancho comunica a ocho familias, todo lo que se dice dentro de la vivienda se escucha en la casa contigua, “parece que la casa fue construida para gente muy pequeña; una salita comedor y dos recamaritas”, sostiene, “me la dieron en 71 mil pesos, he pagado 48 mil y debo 89 mil pesos, antes de que me denuncien, fui a pedir una prórroga porque me quedé sin trabajo”.
¿Vive a gusto en su casa?
“No me meto con nadie, no era lo que yo quería, hace mucho calor, muchas incomodidades... Es una vecindad, muchos vagos y falta una caseta policíaca, en la noche está muy oscuro y la verdad no sabía que debía tanto dinero –89 mil pesos--, hasta ‘orita’ que usted me dice”.
¿Estaba mejor donde vivía?
“Pues sí, porque no estaba pagando una casa que no me gusta, está muy chica y no hay pa´donde crecer, a los lados y arriba tengo vecinos; por eso mucha gente ya dejó sus casas, la mayoría están rentadas, prestadas o abandonadas, porque se regresaron a donde vivían”.
Sin embargo, los nuevos planteamientos del Infonavit complicarán la situación para los trabajadores que observan en este organismo la mejor opción para conseguir una casa; a partir del primero de julio deberán pagar un enganche del cinco por ciento, que después aumentará a 7.5 por ciento y finalmente quedará en diez por ciento en el año 2004; de esta forma el organismo tendrá la seguridad de que quien tramite una vivienda, verdaderamente tiene necesidad, explicó el delegado local, Eduardo González.
El llamado enganche se sumará al descuento del cinco por ciento por gastos financieros y de operación, así como a los impuestos y derechos que ya aplica el organismo en los créditos que otorga, según se observa en documentos que se encuentran en poder de El Siglo de Torreón.
Es decir, según el oficio de dictaminación y ejercicio de créditos, en un préstamo de 137,601.07 pesos que otorga el Infonavit, al trabajador se le descuentan 6,880.07 pesos por gastos financieros y de operación y 700 pesos más por impuestos y derechos y a partir de julio próximo tendrá que pagar alrededor de siete mil pesos más por el enganche, quedándole un monto aproximado de 123 mil pesos y por el cual pagará hasta 600 mil pesos a lo largo de 20 años, siempre y cuando sus pagos los realice ininterrumpidamente.
Negocio de constructoras y funcionarios
Para José Reyes Blanco Guerra, dirigente obrero, el Infonavit desde hace mucho tiempo se convirtió en un negocio de compañías constructoras y funcionarios; además, los líderes obreros ya no existen, no representan a nadie y en realidad el trabajador está totalmente desprotegido.
“Nosotros vamos a demandar por la vía penal, porque 14 trabajadores de la empresa “Perlasa”, están pagando una vivienda desde hace cinco años, que no les ha sido entregada”, advirtió; en nuestra organización las quejas en contra del organismo son muchas y a diario crece el número, ahora con la nueva disposición de exigir un enganche al trabajador, será un negocio mayor para la constructora, pues ella pagará ese enganche y después se lo cobrará triple al obrero, adelantó.
Estudios realizados por la Confederación Revolucionaria Obrera y Campesina (CROC), dejan en claro que por un crédito de 180 mil pesos que otorga el Infonavit, el trabajador paga 600 mil pesos, en reducidas viviendas de concreto, lo más lejano posible y con todas las incomodidades que se reflejan en el comportamiento de las personas tanto en el campo de trabajo como en la vía pública, aseguró Blanco Guerra.
¿Y por qué no se agrupan las organizaciones sindicales para defender a los trabajadores?
¿Cuáles sindicatos?; “si todos ya están debilitados, los trabajadores están indefensos, nadie representa nada y a muchos líderes ni les conviene hablar”, contestó.
Simplificación administrativa
El Siglo de Torreón tiene documentos donde se indican los papeles que debe presentar el trabajador que tramita un crédito, poniéndose en tela de duda la llamada simplificación administrativa aplicada en el organismo desde hace años:
La papelería que requiere el Infonavit para integrar un expediente crediticio en vivienda de línea dos paquete, se compone de 54 documentos, con ciertas observaciones que marcan cambios en distintos casos, dependiendo casos y formas de divorcio.
La documentación para integrar el expediente crediticio de vivienda nueva en línea II del mercado abierto, se compone de 66 papeles y en línea II, pero de vivienda usada se necesitan 58 papeles; los más simples son para los créditos de líneas IV y V, para lo cual se necesitan 44 documentos.
Tal “simplificación”, permite a las compañías constructoras encargarse de los trámites y ofrecer al trabajador casas pequeñas, en lugares lejanos y con material de ínfima calidad.
Efectivas medidas intimidatorias
Contrario a lo que ocurre cuando un trabajador reporta fallas en su vivienda nueva y pide la reparación de las mismas, el Infonavit inició procesos en los distintos juzgados del Palacio de Justicia para obligar a pagar a las personas que se retrasaron en sus abonos o bien exigirles que dejen la casa, logrando esto último con algunas familias atemorizadas por el organismo.
El Siglo de Torreón tiene copias de expedientes donde de manera agresiva, se trata de proceder en contra del asalariado que finalmente termina por abandonar su casa y despertar del sueño que alguna vez tuvo, de contar con una vivienda cómoda para su familia.
Se conoció en el Palacio de Justicia que en promedio cada juzgado tiene entre 50 y 60 procesos contra deudores, presentados por el organismo a través de los mismos licenciados; uno de los expedientes es el 251/2001, donde se le advierte al deudor que su plazo quedó vencido y se le reclama el pago de 85.0206 salarios mínimos mensuales vigentes en el Distrito Federal, equivalentes a 104 mil 289 pesos con 66 centavos.
Además, se le pide el pago de intereses ordinarios generados desde la fecha en que se otorgó el crédito, con obligaciones de pago a razón de ocho por ciento anual sobre el monto del crédito. Se reclama además el pago de intereses moratorios generados y los que sigan generándose –nueve por ciento anual--.
Sin embargo, la intimidación no termina ahí, pues los licenciados exigen también el pago de cantidades que resulten por el pago del seguro a que se refiere la cláusula Octava del capítulo de otorgamiento de crédito y en el caso de que no se cubran las prestaciones que se reclaman, se ordenará el trance y remate del inmueble que constituye la garantía hipotecaria.
“Aquí viene, el trabajador y su familia, los esposos cargando a sus hijos, asustados porque el licenciado que los demandó, llega saludando a medio mundo, hablándoles a ellos de manera despreciativa, el trabajador indefenso firma el convenio donde regresa la casa y acepta la pérdida de todo el dinero que estuvo abonando hasta que perdió su empleo y ya no pudo pagar”, comentan en el Juzgado Segundo Civil.
El Instituto tiene por objeto: Establecer y operar un sistema de financiamiento que permita a los trabajadores obtener crédito barato y suficiente para la adquisición en propiedad de habitaciones cómodas e higiénicas, señala la Ley del Infonavit en su artículo tercero; los líderes obreros mantienen el silencio.
Abuso e impunidad
Demostración clara del abuso e impunidad que se practica en el Infonavit, representan algunos fraccionamientos cuyos habitantes durante varios años han estado gestionando la reparación de sus casas, sin respuestas prácticas hasta el momento.
Fraccionamiento Obispado
Uno de los considerados cuatro fraccionamientos peor construidos y entregados por el Infonavit, se encuentra en Torreón: Obispado, al oriente de la ciudad donde más de 80 viviendas reportan cuarteaduras.
Edgar Hernández, quien habita una de las casas ubicada en la calle De La Carreta, acompañado de su esposa explica su situación: “El fraccionamiento lo construyó la empresa Desarrollo Inmobiliario del Noroeste (DINSA), a nosotros nos dieron la casa en el 98 y de inmediato exhibió vicios ocultos debido al material de ínfima calidad utilizado”.
Denunciamos el caso en la Secretaría de Desarrollo Social, Procuraduría Federal del Consumidor, Presidencia Municipal, con el Gobierno del Estado, en Derechos Humanos, incluso cuando vino Francisco Barrios el zar anticorrupción y después de cinco años de lucha no hemos logrado nada. Dos de las casas más afectadas son las marcadas con los números 91 y 93 de la calle La Carreta, como lo constató El Siglo de Torreón.
Fraccionamiento Las Luisas
Ocho años de lucha; los habitantes del fraccionamiento Las Luisas, al suroriente de la ciudad, a escasos metros del cerro, lamentan todos los días el engaño de que fueron objeto. No pueden mantener abierta la puerta porque se mete el polvo que constantemente sueltan los molinos de piedra ahí existentes.
Sus casas presentan cuarteaduras, principalmente nueve que se encuentran en la calle Plan de Ayala. “Se están hundiendo”, alegan los moradores, “nos han dicho que ya van a arreglar, pero no hacen nada”.
En este fraccionamiento se carece de transporte público, los choferes de ruta no entran al lugar por temor a ser asaltados, operan siete vendedores de droga, la vigilancia policíaca es nula y un enorme barranco que carece de barda de protección, representa una trampa mortal para los vecinos, principalmente niños. “Ese pozo ya se convirtió en la tumba de un joven”, recuerdan los vecinos.
Fraccionamiento Rincón La Merced
Las personas que viven en el fraccionamiento Rincón La Merced, aseguran que en el Infonavit cuando les iban a dar las casas, les dijeron que serían unifamiliares y contrario al compromiso les entregaron departamentos incómodos y demasiado caros.
La señora Juana que tiene su casa en dicho fraccionamiento, recordó que ella hace ocho años encabezó un movimiento de protesta, pero del Infonavit o del mismo gobierno le pagaron a otras personas para que tergiversaran el movimiento, desanimaran a la gente afectada y no ocurriera nada, lo que finalmente lograron.
Hoy, la señora Juana vive angustiada en un reducido espacio, donde las carencias de agua potable y alumbrado público son algo común. Lo más serio, recuerda, es que he estado pagando por años esta casa y la cuenta crece en vez de disminuir, asegura.
Condominios Manhatan
Las llamadas “vecindades modernas”, la oriente de la ciudad, una reducida escalera de menos de un metro de ancho, comunica a ocho familias en igual número de departamentos reducidos. Se toma el agua de una cisterna contaminada y para pagar el servicio de energía eléctrica se registran problemas constantes, se quejan los vecinos.
Aseguran que más del cincuenta por ciento de los departamentos están abandonados, rentados o prestados, pues se imposible vivir en esos lugares donde los vecinos están arriba, a los lados y abajo y la convivencia sana es prácticamente imposible.
Las protestas de la gente por este tipo de casas ante el Infonavit sigue sin tener eco.
Otros fraccionamientos ubicados al oriente de la ciudad, como Residencial del Norte, Prados del Oriente, entre otros, reportan pavimento en mal estado, falta de alumbrado público y vigilancia, sin embargo la ausencia de autoridad y la situación de indefensión en que se encuentran los trabajadores “beneficiados”, con créditos del Infonavit, permite el crecimiento de estos módulos habitacionales.