Reuters
BERLÍN, ALEMANIA.- Los tres grandes países de la Unión Europea intentaron enmendar ayer sus diferencias respecto a Iraq, pero el presidente francés, Jacques Chirac, dijo que las divergencias con Gran Bretaña seguían presentes.
“Nuestros puntos de vista no son convergentes”, dijo Chirac en rueda de prensa tras reunirse en Berlín con el canciller alemán, Gerhard Schroeder, y el primer ministro británico, Tony Blair.
Chirac y Schroeder, firmes opositores a la guerra encabezada por Estados Unidos para derrocar a Saddam Hussein, quieren ahora un papel mucho más influyente para las Naciones Unidas y una transición más rápida hacia la democracia en Iraq.
El presidente francés recalcó de nuevo la opinión de Francia de que Iraq, ahora bajo la administración estadounidense, debe recuperar su soberanía en los próximos meses. El secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, ha ridiculizado esa idea de que Washington pueda devolver el poder de un día para otro.
Chirac se mostró bastante menos optimista que Blair, quien destacó los puntos comunes entre los tres dirigentes.
“Todos queremos ver un Iraq estable. Todos queremos ver que Iraq haga una transición hacia un gobierno democrático tan rápido como sea posible. Todos queremos ver, y sabemos que debe haber, un papel principal de las Naciones Unidas”, dijo Blair.
Lenguaje corporal
La breve cumbre ofreció una oportunidad a todas las partes para corregir las relaciones, dañadas por el decidido apoyo de Blair a la invasión de Iraq en marzo.
Sin embargo, las diferencias se reflejaron en el lenguaje corporal: el educado apretón de manos de Schroeder a Blair fue bastante más frío que su jovial abrazo con Jacques Chirac.
Estados Unidos pretende ahora una nueva resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que ayude a compartir las cargas financieras y de seguridad de la reconstrucción del Iraq de la posguerra.
Estados Unidos necesita esa ayuda puesto que sus 130,000 hombres en Iraq sufren casi a diario bajas por los ataques de la resistencia a la ocupación.