La postura asumida por los diputados federales de extracción priista de Coahuila, con relación a la fallida Reforma Fiscal recién abortada, pone en duda la verdadera posición del gobernador Enrique Martínez y Martínez sobre el tema en cuestión.
Lo anterior porque en aparente contraste, el Gobernador de dicha entidad federativa se ha mostrado partidario de la Reforma Fiscal en consonancia con algunos otros gobernadores priistas aunque en los hechos, nada hizo para influir sobre los diputados federales emanados de su partido en las últimas elecciones en apoyo de la reforma aludida. Al ser cuestionado sobre el particular Enrique Martínez manifestó: “Los diputados andan sueltos”.
Es cierto que vivimos tiempos de modernidad y por ende, en una democracia nada tiene de extraño que en un mismo partido dos personas se pronuncien en forma distinta sobre un mismo tema. Sin embargo el estilo personal de gobernar del mandatario coahuilense, no se caracteriza por dejar espacios al libre albedrío de los miembros de su equipo político.
El Gobernador mantiene el control del Comité Estatal del Partido Revolucionario Institucional en un puño y nadie duda que operó como elector único que designó a todos y cada uno de los candidatos de su partido a los siete distritos de Coahuila. No se ventiló procedimiento democrático alguno al interior del PRI sobre el particular y el resultado es que los actuales diputados federales de Coahuila son hechura personal del Gobernador y en menor proporción, el resultado de alianzas con diversos grupos políticos del propio PRI.
Tal es el caso de Óscar Pimentel González, ex presidente municipal de Saltillo perteneciente al grupo de Rogelio Montemayor Seguy, que al término de su gestión como alcalde se convirtió en un candidato natural del PRI a diputado federal por el distrito más complicado de Saltillo. Razones de conveniencia electoral, mantuvieron unidos los destinos del Gobernador y del ex alcalde saltillense.
Pimentel González ganó para su partido la capital no sólo en función del distrito por el que participó, sino respecto al distrito diverso que tiene por cabecera Saltillo, en el que el prestigio de Óscar Pimentel proyectó un voto reflejo en beneficio del tricolor.
Posteriormente la trayectoria y liderazgo de Pimentel González lo llevaron a ser electo por sus compañeros como cabeza del grupo de diputados federales de Coahuila emanados del PRI. El grupo caminó integrado durante todo el período ordinario de sesiones de la Cámara de Diputados al Congreso de la Unión, desde el primero de septiembre pasado en que sus miembros tomaron posesión, hasta el momento de discutir la Reforma Fiscal.
En ese momento la diputación se dividió, entre aquellos que apoyaron o no a la reforma según el caso. Óscar Pimentel se convirtió en un paladín de la reforma y al efecto, se ubicó en el grupo de diputados que se pusieron del lado de Elba Esther Gordillo, en el agrio conflicto con Roberto Madrazo.
Resuelta la discusión parlamentaria sobre el tema fiscal, en términos adversos a la postura de Elba Esther y Óscar, los diputados priistas de Coahuila como un solo hombre desconocieron al ex alcalde de Saltillo como el líder del grupo y eligieron a Eduardo Olmos Castro, quién llevó en bandeja de plata la cabeza de Pimentel González y los votos de los diputados coahuilenses a Emilio Chuayffet Chemor.
Lo anterior implica que los diputados de Coahuila no andan tan sueltos como dice el gobernador Martínez y Martínez ya que hoy día, se sabe de cada uno de ellos, quién optó por los intereses generales del país y quién por los intereses facciosos del viejo PRI. Falta saber si la postura del Gobernador respecto a la Reforma Fiscal es tal, o forma parte de un doble juego en el que prende una vela a la modernidad y otra a las aspiraciones revanchistas del antiguo régimen.