Primera de dos partes
El respeto a los derechos de las personas 'diferentes' una batalla en curso
Torreón, Coah.- Sus piernas tiemblan cada vez que camina y sus palabras se escuchan entrecortadas. Dora María tenía seis años de edad cuando su vida cambió por completo. El diagnóstico: epilepsia tipo espástico.
El aire parece faltarle cuando se queja del egoísmo de la gente “normal”. El temblor de sus piernas no la deja subir tan rápido al camión como los choferes quisieran. La presionan, le gritan que se dé prisa pero es imposible, los pasos de Dora María son lentos desde hace 19 años.
De acuerdo al Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), se estima que el diez por ciento de la población padece algún tipo de discapacidad física o mental. Dora María forma parte de esas cifras.
El tres de diciembre es el Día Internacional de las Personas con Discapacidad. Este mes, organismos como la Comisión de Derechos Humanos en el Estado de Coahuila (CDHEC), proyectan iniciar una campaña de concientización entre la ciudadanía.
Para esta fecha, Dora María tiene un mensaje: “estamos discapacitados pero también pensamos y sentimos como los demás”. Y es que en varias ocasiones ha sido víctima del egoísmo y la discriminación.
—Yo no puedo subir rápido a los camiones y los choferes no tienen un poco de consideración. Me dicen: ándele que llevo prisa. Luego le pisan al acelerador.
Todos los días debe llevar a su hijo a la guardería del DIF. Sólo así puede trabajar en la elaboración de piñatas y mantenerse. Para eso debe tomar cuando menos dos camiones diarios.
—He tenido que bajarme, los choferes son muy sangrones, muy groseros. No se pueden esperar tantito, como ellos están “normales” y a uno lo ven chueco.
En el taller de piñatas del DIF hace de todo un poco: corta papel, calienta el engrudo y moldea las figuras.
—Nosotros no pedimos estar así pero no nos agüitamos, somos más hábiles que otros, pensamos bien y le echamos ganas a la vida.
De lunes a viernes se levanta a las cuatro de la mañana para preparar el almuerzo, arreglar a su hijo y tener tiempo suficiente para dejarlo en la guardería. Luego pasa por lo menos seis horas en el taller de piñatas del DIF.
—Me separé de mi pareja porque me golpeaba mucho y yo así como estoy no me podía defender, prefería arreglármelas yo sola que seguirlo soportando.
Todavía no sabe si su enfermedad es hereditaria. Hasta el momento su hijo está sano y los médicos vigilan de cerca su desarrollo.
Dora María se niega a seguir pasando malos ratos como en la ocasión en que un automovilista la agredió cuando intentaba cruzar una calle.
—Me gritó: “si no puedes caminar para qué sales”. Nada más le contesté que yo también tenía derecho a andar en la calle —y añade—: nosotros necesitamos apoyo, estamos discapacitados pero también pensamos y la gente que anda en camiones y carros debería de tener un poco de paciencia.
Trastornos en la familia
En opinión de Graciela Morales Pérez, psicóloga del Centro de Rehabilitación Integral (CRI) Torreón, cuando en una familia, por los motivos que sean, hay una persona con algún tipo de discapacidad física o mental, la unión se trastorna y si no solicitan ayuda de especialistas, el hogar puede derrumbarse para siempre.
“Cuando no hay personas con discapacidad, todos los integrantes de la familia tienen la oportunidad de ser independientes, pero si nace alguien con un problema físico o mental, se trastorna toda la dinámica familiar porque requieren de cuidados especiales, de dinero”.
Si la madre estaba trabajando, dice, deja su empleo y descuida al resto de sus hijos, también al esposo. Se vuelve esclava del menor enfermo. “Hay casos en que también el padre pierde su trabajo y termina con un divorcio, se rompe el lazo familiar porque se culpan entre sí”, señala.
La mayoría de las veces el padre no es capaz de tolerar el dolor por la pérdida de la imagen del hijo sano que esperaba y entonces decide abandonar su familia, hay casos en que ni siquiera sigue aportando dinero.
“Los padres pasan por un período de duelo que es difícil de superar porque tienen mucho dolor, sentimientos de culpa y miedo. Hay veces que alguna discapacidad se pudo haber solucionado y se complica porque los padres relegan al niño”.
El trastorno familiar es mayor cuando es la madre la que padece algún tipo de discapacidad. Según la psicóloga se pierde el respeto y el sentido de la autoridad, los hijos la ven como a alguien a quien no es necesario pedirle permiso y la llegan a tratar como un “mueble” viejo.
“Todo se complica porque muchas de las actividades del hogar dependen de que la mujer trabaje o no, la madre representa la seguridad emocional para todos y cuando es ella quien está enferma se viene abajo todo, se tiene que hacer un trabajo muy arduo para que logren superarlo”.
Si los padres están fortalecidos cuando su hijo se da cuenta de sus limitaciones, será más fácil para él la aceptación porque lo ayudan a superar su dolor.
El sentimiento de vergüenza y negación se dan con mayor frecuencia cuando es una persona adulta la que tras sufrir un accidente o enfermedad, se ve impedida física o mentalmente. Las crisis emocionales son muy fuertes.
Graciela Morales Pérez sugiere a las parejas que si uno de sus hijos tiene alguna limitación física o mental, acudir con especialistas u organismos donde les puedan ayudar a superarlo.
El mundo no está hecho para las personas con capacidades diferentes, por eso deben enfrentar miles de obstáculos y nadar siempre contra la corriente. “En lugar de que nosotros les hiciéramos más sencilla su adaptación, la complicamos, no tenemos cultura de respeto”.
Lo que más duele perder tanto al paciente como a los familiares es la imagen.
“Al padre le duele ver perdida la imagen fantaseada de un hijo sano, al paciente le duele sobre todo si ya existe una anterior de una persona que caminaba, hablaba, o lo que sea, perder esa imagen y aceptar la nueva cuesta mucho”.
Si hay fortaleza al interior de la familia es más fácil que los discapacitados puedan afrontar las limitaciones que vienen de fuera. “No sólo deben superar las barreras arquitectónicas sino además el rechazo de la gente porque hay quien piensa que un discapacitado es un loco o que se contagia”.
Letra Muerta
Las leyes en el estado de Coahuila, contemplan una serie de beneficios y derechos para los discapacitados, sin embargo, la mayoría no son atendidos ni por la ciudadanía ni por las autoridades.
Ley para el Desarrollo Integral de las Personas con Discapacidad en el Estado de Coahuila
Artículo 48.- Se consideran barreras arquitectónicas todos aquellos elementos de construcción que dificulten o impidan el libre desplazamiento en espacios interiores o exteriores del sector público, social o privado a personas discapacitadas así como el uso de instalaciones, debiendo consecuentemente regularse el diseño de los elementos arquitectónicos y urbanísticos.
Artículo 49.- Los elementos viales ubicados en lugares públicos deberán en su caso, ser construidos para facilitar el libre tránsito de las personas con discapacidad.Los elementos considerados como obstáculos son:
I.- Las aceras, banquetas o escarpas.
II.- Las intersecciones de aceras o calles.
III.- Las coladeras, sumideros o bocas de alcantarillas.
IV.- Los estacionamientos.
V.- Las escaleras y puentes peatonales.
VI.- Las rampas.
VII.- Los teléfonos públicos.
VIII.- Los tensores para postes.
IX.- Los buzones postales.
X.- Los contenedores para depósito de basura y puestos ambulantes.
XI.- Los semáforos y toda clase de disposiciones de tránsito y vialidad tales como banderolas, postes, cadenas y en general anuncios que limitan el tránsito vehicular.
XII.- El uso de banquetas y postes adaptados como estacionamientos para bicicletas, motocicletas, diablitos, carretillas y la expansión de comercios establecidos sobre las aceras.
XIII.- Cualesquiera otros objetos que dificulten, entorpezcan, impidan el libre tránsito, principalmente a los discapacitados.
Artículo 50.- Los obstáculos viales ubicados en lugares con acceso al público, deberán ser reconstruidos, en su caso, con facilidades para las personas con discapacidad.
Como obstáculos viales son considerados:
I.- Las rampas y escaleras.
II.- Las puertas exteriores e interiores.
III.- Los sanitarios.
IV.- Señalización de servicios y espacios.
V.- Los elevadores.
VI.- Cualquiera otra estructura que dificulte, entorpezca o impida el libre tránsito a las personas con discapacidad.
Reglamento de Construcciones para el Estado de Coahuila
De los requerimientos para uso de las edificaciones por discapacitados.
Artículo 219.- Todas las construcciones de cualquier género que se destinen a uso público deberán cumplir con lo siguiente:
I.- Si hacia la vía pública cuentan con escaleras en su acceso principal, deberán de contar con una rampa para dar servicio a personas en silla de ruedas, con muletas, con aparatos ortopédicos y con padecimientos crónicos. La superficie de la rampa deberá ser antiderrapante y aquellos casos en que estas cuenten con una longitud mayor de diez metros deben ser provistas de una plataforma horizontal de descanso, de cuando menos 150 centímetros de longitud por cada diez metros. Cuando la altura por salvar sea menor a los dos metros deberá solucionarse el acceso para los discapacitados mediante proceso mecánicos. Cuando una rampa tenga más de seis metros de longitud debe ésta dotarse de un pasamanos de 80 centímetros de altura, para auxilio de personas con prótesis, muletas o cualquier padecimiento crónico.
II.- De ninguna manera se deberán utilizar las rampas de servicio, carga y descarga para los fines descritos en la fracción anterior.
III.- Las escaleras exteriores de los edificios de uso público deben contar con una pendiente suave, así como un acabado antiderrapante y estar dotadas de pasamanos, para facilitar el acceso a personas invidentes o débiles visuales, con prótesis o padecimientos crónicos.
IV.- Las puertas de acceso a los edificios para ser utilizados por personas en sillas de rueda deberán tener un claro totalmente libre de 120 centímetros.
V.- Cuando menos uno de cada cinco teléfonos público que se instalen, deben contar con el disco y el auricular a no más de 120 centímetros de altura sobre el nivel del piso terminado para facilitar su uso, tanto a las personas en sillas de rueda, afectados por enanismo, como a los niños. La impresión de la numeración de cuando menos uno de cada cinco teléfonos deberá ser en relieve a fin de facilitar su uso a los invidentes y débiles visuales.
VI.- En todos los edificios públicos con escaleras en su interior, se deberá prever la instalación de mecanismos que faciliten el acceso a personas discapacitadas.
VII.- Los elevadores en los edificios públicos deberán tener como dimensiones mínimas: puertas de 95 centímetros claro, el cubo deberá ser de 155 centímetros, de profundidad por 170 centímetros, para permitir el giro fácil de una silla de ruedas. Deben contar con pasamanos y las puertas deben tener cantos sensibles a obstáculos, así como celtas fotoeléctricas, con el fin de evitar accidentes a discapacitados que circulan con lentitud o dificultad.