TORREÓN, COAH.- Domingo a las 13:00 horas y el crucero de la avenida Hidalgo y calle Acuña se desquicia. Los peatones arriesgan su integridad física intentando cruzar la calle, pero primero tienen que esquivar a los automovilistas que tocan su claxon desesperados e invaden el paso peatonal, después tienen que brincar las dos zanjas que el Sistema Municipal de Aguas y Saneamiento dejó inconclusas.
En un recorrido se constata que los peatones tienen muchas dificultades para cruzar de esquina a esquina. Durante toda la mañana el crucero es tierra de nadie por la nula vigilancia.
Algunas personas esperan pacientes en la esquina sur oriente de este crucero hasta que los autos se detengan totalmente, otros prefieren rodear la zanja y cruzar la calle arriesgándose a que algún vehículo los arrolle.
Una vez que la luz del semáforo cambia a rojo los peatones marchan en “bola” para alcanzar a cruzar la calle Acuña, pero se topan con la zanja y tienen que rodear a los automóviles que se detienen sobre el paso peatonal.
Una unidad del departamento de Vialidad pasa por el lugar y se estaciona en doble fila para permitir que uno de sus pasajeros descienda a “dirigir” la circulación.
A algunos automovilistas no les importa la presencia de la agente de Vialidad y siguen violando el reglamento, obstruyen el paso de los peatones, intentan pasarse con el semáforo en rojo. La mujer del silbato, desesperada mueve las manos y se dirige a los conductores que persisten en su intento de cruzar a como dé lugar sin importarles que los peatones tienen la preferencia.
La comerciante María Estela Pérez García dice que la zanja provoca un desorden porque este crucero es uno de los que más circulación vehicular tienen.
Rodolfo de Santiago y Mercedes García de López coinciden al señalar que esta obra está muy mal planeada y dicen que las autoridades no toman en cuenta la seguridad de los peatones.
Por su parte, Adrián Rodríguez comenta que si la obra es necesaria, la ciudadanía tiene que soportar estas molestias que a la postre serán para su beneficio.
“Se está volviendo costumbre, toda la ciudad está agujerada, pozos por aquí, pozos allá, desviaciones y cortes de circulación y los peatones tienen que caminar por la carretera arriesgando su integridad, pero qué le vamos a hacer, las autoridades no piensan en la ciudadanía cuando planean estos proyectos”, dice Juan Martínez López.