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Don Porfirio y Salinas de Gortari.../Hora Cero

Roberto Orozco Melo

Antier, domingo, me hicieron esta pregunta: “¿Quién ganó la coordinación de la diputación priista?” Mi respuesta fue rápida: ¡Carlos Salinas de Gortari! Mi ingenuo cuestionador replicó: “Pero... si él no es diputado” Sólo sonreí. No tenía caso explicarle... Ayer lunes leo que la mayor parte de los medios de comunicacióninterpretan la designación del coordinador de la bancada del PRI en la Cámara de Diputados igual que yo. Algo sumamente fácil de entender, a media gestión panfoxísta, por quienes vimos en 1988 el arribo de Salinas a la presidencia de la República..”Mi proyecto, dijo entonces, no es para un sexenio”.

“El mío también fue largo para un cuatrienio”, pudo decir antes el general Porfirio Díaz, reelecto por primera ocasión después del interregno de su compadre, Manuel González. La gestión inicial del tuxtepecano apenas había servido para conocer y entender los problemas y carencias fundamentales de aquel México decimonónico.

El general Díaz asumió entonces el control de la política federal, estatal y municipal; acabó con los cacicazgos regionales en las entidades federativas; creó las jefaturas políticas, con militares a la cabeza, para controlar a los estados; pactó con la Iglesia Católica un mutuo disimulo de abusos para usar su influencia en favor del gobierno y garantizó la protección del ejército a los hacendados y hombres de negocios, a cambio de que siempre votaran por él, invirtieran en México y pagaran puntualmente sus impuestos..

Pero un país no se construye en tres decenios, y don Porfirio careció de tiempo para consumar su proyecto, por la revolución maderista de 1910.

Por conocer bien la historia, Carlos Salinas de Gortari siguió, a su tiempo, las viejas pautas porfirístas de pé a pá, con adecuaciones obligadas por las nuevas circunstancias nacionales. Estábamos en 1988. Los resultados electorales pusieron al PRI en evidencia ante Salinas, y a Salinas ante el pueblo, quien confirmó su cansancio ante el partido único.

Salinas no podía arriesgarse a introducir un régimen electoral cien por ciento democrático,. así que en política tuvo unas de cal y otras de arena al imponer amigos y enemigos en las gubernaturas, las presidencias municipales y el poder legislativo; al pactar con la Iglesia y el PAN para que se hicieran guajes ante la caída del sistema que computaba los comicios federales ofreciendo, a la jerarquía católica, un nuevo estatus con reconocimiento jurídico, más otras reformas favorables a su participación en la política; y en cuanto al PAN el presidente Salinas enseñó el cobre al sacrificar a la candidata del PRI para gobernar Sonora y luego al de San Luis y al de Guanajuato, dando un campanazo político, que lo puso en las primeras planas en los periódicos del mundo..

Muchas cosas haría Salinas con el apoyo de los empresarios, a quienes protegió generosamente mediante el remate a su favor de las empresas paraestatales: igual, con el respaldo de la Iglesia católica, el partido derechista, de su criatura, el partido del trabajo, y obviamente del mismo PRI, en cuya presidencia colocó esquiroles que favorecieron al sistema tecnocrático.. La médula de sus planes era transitar desde el revolucionario modelo de justicia social hacia la onda de la modernidad neo-liberal firmando el Tratado de Libre Comercio de América del Norte con Estados Unidos y Canadá a fines de 1993, su penúltimo año en el poder..

El día postrero de este año fatal, ya decidida la sucesión presidencial en favor de Luis Donaldo Colosio, apareció el encapuchado Ejército de Liberación Nacional en el estado de Chiapas. Poco después, el 23 de marzo de 1994, el candidato del PRI a presidente de la República murió asesinado en Lomas Taurinas, Baja California Norte. Fue sustituido en la candidatura priista por Ernesto Zedillo Ponce de León, el menos dotado del gabinete salinista para ese fin, pero el único que llenaba los insalvables requisitos constitucionales. En ese momento Salinas pudo sentir que el proyecto presidencial para varios sexenios se le venía abajo al sobrevenir la crisis financiera de diciembre del 94.

Lo demás, todos lo sabemos. El club neoliberal se dispersó, Salinas hizo acopio de prudencia y se refugió alternadamente en Irlanda y en Cuba. Sus colaboradores fueron amparados por la iniciativa privada, Zedillo encarceló a su hermano Raúl y el PRI sintió enloquecer la brújula de su destino. Cosas de éste, la democratización del sistema electoral mexicano y la consecuente alternancia de un panista en el poder público, devinieron como una catarsis para el ilustre auto exiliado, en tanto que la reforma electoral zedillísta resultaba fatal para el deteriorado partido oficial.

Montado en el desconcierto del PRI y en el triunfo de Vicente Fox, el grupo salinista se apoderó del PRI con Madrazo y Elba Esther Gordillo a la cabeza, mientras Manlio Fabio Beltrones, que en el crucial 1993 era gobernador de Sonora y había probado su adhesión a Salinas en los días negros de Lomas Taurinas, resurgiría apenas hace unas semanas como diputado plurinominal y potencial coordinador de la bancada del PRI en la Cámara de Diputados. Estos hechos han enmarcado el retorno del ex-presidente Salinas a México y su reinserción evidente, en la política; Él dice no a quien lo sugiere, pero todos sabemos que aquí está, participa, opina y decide..Pronto llegará el 2006, año de renovación electoral federal, en el cual veremos a Roberto Madrazo y a Manlio Fabio Beltrones, enfrentados por la candidatura del PRI a la presidencia del país y, posteriormente, al triunfador de la liza interna compitiendo en las elecciones constitucionales contra quien resulte ser el candidato del PAN.

¿Usted no cree que tras las bambalinas de ésta coyuntura el verdadero triunfador será Carlos Salinas de Gortari? Bueno, pues no necesitará vivir mucho para constatarlo. Pronto andará en protagonizamos relevantes, tanto en México como en las organizaciones internacionales, pues en Washington, donde se deciden las altas cuestiones de la política globalizadora, ya se cabildea el abierto retorno de CSG a la circulación política y económica.

A don Porfirio Díaz lo perdió la edad en 1911. Renunció a la presidencia cuando era ochentón y murió en París varios años después. No logró volver, como había querido, al México de sus recuerdos. Carlos Salinas concluyó su mandato a los 44 años de edad y han transcurrido apenas nueve, desde entonces.. Hoy cuenta 53 años, la flor de la vida, y ya está de vuelta en la política mexicana. Para lo demás, venga lo que venga, a Salinas le va a quedar sobrado el tiempo. Y a nosotros para verlo..

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