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Dos de julio

Sergio Sarmiento

“Tenemos que convertirnos en el cambio que queremos ver”. Mahatma Gandhi

El dos de julio del 2000 fue un momento histórico para nuestro país. Siempre es una sorpresa que un partido gobernante pierda una elección y tenga que entregar el poder de manera pacífica. Pero lo que ocurrió hace tres años no tenía precedentes en México. Nunca antes la oposición había ganado una elección presidencial... o por lo menos nunca antes un triunfo de la oposición había sido reconocido formalmente por el gobierno.

Fox ganó la elección del dos de julio del 2002 con apenas el 42 por ciento de los votos. Este era el resultado más bajo para un candidato ganador a la presidencia en la historia del país. Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo, los dos candidatos previos con menor porcentaje de votación, habían contado con más del 50 por ciento de los sufragios oficiales.

El que Fox haya obtenido tan sólo el 42 por ciento de la votación no le quitaba un ápice de legitimidad a su triunfo. Pero la falta de una mayoría panista en el Congreso habría de convertirse en un lastre para el nuevo régimen.

El Presidente trató de buscar apoyos en la izquierda y la derecha para construir lo que consideraba una presidencia de transición que construyera cambios aceptados por todos. Así, reclutó a un ex presidente de la Coparmex, Carlos Abascal, como secretario del Trabajo y a Jorge Castañeda, ex activista de la izquierda, como secretario de Relaciones Exteriores. Ofreció cargos de gabinete a miembros del PRD, pero fue rechazado. En Gobernación colocó a Santiago Creel, un mediador por excelencia. Designó a expertos reconocidos en cargos técnicos, como Pedro Cerisola en Comunicaciones, o Francisco Gil Díaz en Hacienda.

La primera medida de Fox como Presidente fue impulsar la iniciativa de Ley Indígena propuesta por el subcomandante Marcos y adoptada por la Cocopa, lo cual era una bandera de la izquierda, mientras que su primera gran iniciativa económica fue buscar una reforma fiscal que hiciera recaer un mayor peso de la recaudación fiscal en el IVA, una demanda de la derecha.

El entusiasmo por el primer Presidente surgido de la oposición adquirió fuerza con rapidez y se fue acumulando en los meses en que Fox fue Presidente electo. Para febrero del 2001, a tres meses de haber asumido el poder, una encuesta de opinión de un diario capitalino mostraba que el Presidente alcanzaba una aprobación de 70 por ciento... nada mal para un político electo con apenas el 42 por ciento de los sufragios. Pero a partir de entonces las cifras empezaron a caer. En marzo del 2002 la aprobación del Presidente estaba en apenas 47 por ciento.

El desencanto con Fox ha invadido fundamentalmente a los políticos e intelectuales: al llamado foro o círculo rojo. ¿Cómo podían éstos aceptar a un político que llamaba José Luis Borgues a Jorge Luis Borges? El presidente Fox ha recibido así ataques brutales, especialmente en los medios impresos y en la radio.

Lo curioso del caso es que la popularidad del mandatario entre la gente común y corriente ha venido repuntando. Del nadir de marzo del 2002, la aprobación del Presidente subió hasta alcanzar un nivel de 64 por ciento en junio del 2003. Esta cifra elevada, sin embargo, no ha beneficiado a su partido, el PAN, en el cual Fox ha apostado la posibilidad de “quitarle el freno al cambio”.

En materia de agenda de gobierno, el presidente Fox afirma haber logrado avances importantes. Éstos, sin embargo, no son evidentes a simple vista. En el campo legislativo los logros incluyen varias reformas financieras, la Ley Federal de Acceso a la Información —a la cual, sin embargo, el Presidente se resistía en un principio— y el seguro de salud universal. Sus iniciativas económicas más importantes, sin embargo, no han prosperado. La reforma fiscal fue rechazada por el Congreso, la eléctrica sigue estando en comisiones de la Cámara de Senadores y la laboral parece congelada.

El presidente Fox ha tenido que cargar con el lastre de una economía estancada. Ésta es en parte la razón del fracaso en su intento por impulsar al PAN a una victoria en las elecciones del próximo seis de julio. El problema es que el previsible fracaso del PAN para lograr una mayoría absoluta en la Cámara de Diputados, aunado a las dificultades del Presidente para conseguir consensos en el Congreso, parece condenar al país a tres años más de relativa parálisis legislativa. Y esto decepcionará a los mexicanos no tanto de Fox sino de la misma democracia.

El otro aniversario

Se cumplen tres años del triunfo de Fox, pero hoy es también el segundo aniversario de la boda de Fox y su ex vocera Marta Sahagún. Lo que no queda claro es qué aniversario es políticamente más importante.

Correo electrónico: sergiosarmiento@todito.com

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