LA ESCASEZ DE AGUA HARÁ RENACER EL PROYECTO NAWAPA
Luis Maeda Villalobos
La población mundial pisa los talones a los siete mil millones de habitantes y con ello, hay una mayor necesidad de agua, alimentos, vivienda y una remoción brutal de los recursos naturales. En América, se calcula que para el año 2020 los Estados Unidos tendrán una población de 400 millones, que requerirá un consumo específico de por lo menos 2650 metros cúbicos por habitante al año, con un déficit en el recurso nacional que lo hará contemplar el renacimiento del Proyecto Nawapa (National water and power), formulado en el año de 1964 en Pasadena California, por la Compañía Ralf Parsons. El plan hidroeléctrico contempla aprovechar las aguas que drenan al Océano Pacífico desde Alaska, Canadá y las Montañas Rocallosas, aguas que conectadas a los ríos, por gravedad, van a depositarse en forma natural a una depresión existente entre aquellos Estados y las Rocallosas, represa que tiene 800 kilómetros de largo por quince de ancho y cien metros de profundidad. De esas aguas almacenadas, se canalizará un volumen importante por medio de ríos naturales conectados a otras represas, que en forma escalonada lleven el agua desde Canadá hasta los Estados Unidos y lleguen a los Estados de Idaho, Wyoming, Arizona, Nuevo México, hasta el Valle de Texas. De este valle, según el mapa, el Proyecto Nawapa hará llegar agua a México por dos sitios: el valle de Mexicali y el Centro Norte de México que corresponde al Estado de Coahuila y la Comarca Lagunera. El proyecto en ciernes en aquella época, tenía un costo de 130 mil millones de dólares y ahora no se sabe. Sin embargo, el agua indispensable para la vida no tiene precio alguno, cueste lo que cueste. El Proyecto Nawapa lo conforma un cuerpo de científicos calificados en distintas disciplinas requeridas, no sólo norteamericanos y canadienses sino también mexicanos. El plan hidráulico nacional propuesto por nosotros los laguneros, en conjunto con la Sociedad Fusión Mexicana hace tiempo, es coincidente con el Nawapa en el sentido de los proyectos para México, del Plinio para Sonora y Sinaloa y el Pligon para el golfo de México, que consisten, el primero en dos canales costeros, uno de Norte a Sur y el segundo de Sur al Norte, con canales y represas escalonadas, que llevará el agua de los ríos Usumacinta, Grijalva y Papaloapan, que al llegar al Estado de Tamaulipas por gravedad, se conducirán hacia Nuevo León y Coahuila hasta la Comarca Lagunera.
Todas estas obras son costosas, pero mayormente seguras al no estar supeditadas al azote periódico de los ciclos de sequía repetitivos en las zonas áridas y semiáridas como la nuestra, con ausencia de lluvias en la Sierra Madre Occidental, con ríos secos y las presas casi vacías, donde no existe agua que derivar. En el caso de la zona conurbada de La Laguna, hay que poner los pies sobre el suelo, hacer un alto en el camino, meditar las cosas realmente en el uso del recurso y evaluar las reservas del acuífero principal, pues de ello depende el desarrollo sustentable y el futuro de las familias laguneras.