Luis Maeda Villalobos
Los desastres ambientales están presentes
Los factores ambientales que afectan al medio ambiente, no son suposiciones. Ya están presentes y son de alta preocupación mundial. Algunos afectan particularmente a México y a la región, lo que obliga a la meditación y a proponer medidas de corrección o mitigación a los efectos sobre la supervivencia humana y el bienestar de las familias.
El primer factor, es el crecimiento de la población mundial que exige la satisfacción de las necesidades primarias, como el agua, alimentos, vestido, vivienda, entre otras cosas que dependen de los recursos naturales, que son deteriorados y en su remoción, dejan residuos cada vez de mayor volumen. La presión ambiental aumenta más con el acumulo de los desechos de toda índole, desde los sólidos de procedencia doméstica o urbana, los tóxicos, los infecciosos hospitalarios, grasas, aceites, solventes, tintoreales, xenobióticos y radiactivos, que ya no se sabe qué hacer con ellos.
Las consecuencias del incremento de los factores que afectan a la naturaleza, se manifiestan en desastres que ya se están viviendo y son predecibles por la ciencia y la tecnología, quienes advierten los cambios climáticos, por el efecto del calentamiento global y progresivo del planeta y la destrucción de la capa de ozono, que protege a los seres vivos o biota, que incluye al hombre mismo, de las radiaciones ultravioletas del Sol. Al modificarse los sistemas ambientales (ecosistemas) en su intercambio, materia-energía, se trastornan las cadenas alimentarias o energéticas, con repercusiones en la flora y la fauna con un futuro incierto. Buen ejemplo de esto, es el calentamiento de la tierra, el que en forma ascendente va provocando el efecto invernadero, en virtud de que los gases como el bióxido de carbono y de azufre, el metano –que se produce abundantemente más allá de los límites normales-, los que se acumulan formando una capa en la atmósfera que permite la penetración de las radiaciones magnéticas solares, pero no su disipación por reflexión, cosa que hace que aumente la temperatura por el calor que se genera. Las industrias, los vehículos de combustión interna que consumen hidrocarburos fósiles, derivados principalmente del petróleo, de cuyos escapes se desprenden gases como los anteriormente mencionados, además de nitritos y nitratos, elementos que se conocen como “de invernadero”, fomentan la formación de la susodicha capa, con el efecto nocivo del calentamiento, el que afecta a la vida terrestre con los cambios climáticos.
Los desastres ambientales se manifiestan con la formación de ciclones o huracanes, tormentas con lluvias torrenciales, en algunos lugares, sequías en otros, inundaciones con pérdidas económicas y humanas, erosión de las tierras de cultivo, además de incendios forestales en América y en Europa. La sed del mundo no es un mito, escasea el agua potable, los mares se convierten en cloacas, mientras las altas temperaturas son soportadas por los humanos.
La advertencia es para todos, pero los países altamente desarrollados como los Estados Unidos de Norteamérica, proponen medidas de corrección o paliación, con altas inversiones de dinero a través de la Organización Mundial de la Salud (OMS), las Naciones Unidas (ONU), la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), pero curiosamente las chimeneas de sus fábricas siguen humeando y no han firmado las actas de las conclusiones de las dos Reuniones Cumbres del Medio Ambiente, ni tampoco el Protocolo de Kioto, que específicamente trata de la reducción urgente de los gases de invernadero en el mundo, conociendo la realidad. Esto quiere decir que no les importa el destino del resto de la humanidad, mientras ellos continúan disfrutando de su alto nivel de vida y aquellos programas y proyectos, obviamente de nada sirven. Sólo para engañar a la gente y “darle atole con el dedo”.