Nosotros Las palabras tienen la palabra VIBREMOS POSITIVO Eventos

Ecos de un Concierto

En la celebración de su noveno aniversario, La Camerata de Coahuila combinó el gran talento y calidad de la orquesta con la genialidad de la música de Ludwig van Beethoven (1770-1827).

La velada inició con unas palabras del Arq. Ricardo Santibáñez, vice presidente ejecutivo, en las que se resaltó el trabajo realizado por la orquesta y por su patronato. Palabras que a nuestro juicio -tal vez como resultado de la discreción y modestia del arquitecto- se quedaron cortas, pues la labor que han hecho durante estos nueve años sólo puede calificarse como milagrosa.

La orquesta es espléndida, tiene un excelente director, los programas que presenta son magníficos y ha generado en todos los estratos sociales un inusitado interés por la música clásica. Es por ello por lo que la Camerata de Coahuila es reconocida como la más importante institución cultural de nuestra región.

El concierto propiamente dicho inició con una vivaz interpretación de la Marcha Turca de Las Ruinas de Atenas, Op. 113. Esta marcha es parte de una “pieza de circunstancia”, es decir, de una obra teatral de Augustus von Kotzebue (1761-1819) acompañada de música que fue compuesta para dar realce a una celebración. En este caso la inauguración del teatro Real en Pest (Hungría), evento que tuvo lugar el nueve de febrero de 1812 y en la cual se estrenaron tres obras de Beethoven compuestas para ese propósito: La obertura de la Inauguración de la Casa, El Rey Esteban y Las Ruinas de Atenas. El carácter turco de la marcha es claramente evidente a través de su orquestación que hace un generoso uso de percusiones.

Después de la magnífica interpretación de la Marcha de las Ruinas de Atenas; la orquesta, junto con la brillante pianista Mariana Chiabukiani y el excelente coro del ICOCULT Laguna ejecutaron la Fantasía para Piano Coro y Orquesta Op. 80. Esta obra fue compuesta en 1808 y estrenada el 22 de diciembre de ese año en un programa que incluía además de otras obras de Beethoven el Cuarto Concierto para Piano, la Quinta y la Sexta sinfonías.

La Fantasía Coral inicia con un extenso preludio de piano en forma libre al que gradualmente se va incorporando la orquesta con un ritmo de marcha suavemente sugerido, al que más adelante se une el coro que entona unas estrofas atribuidas al poeta Christoph Kuffner (1780-1846) que aluden a la fraternidad universal a través del arte, texto que es muy parecido, no sólo en cuanto su contenido, sino también a su tratamiento orquestal, al de la “Oda a la Alegría”.

Hace un par de temporadas escuchamos una interpretación de esta fantasía en donde la única diferencia era que el solista en esa ocasión fue Edison Quintana. Sé que las comparaciones con frecuencia son odiosas, pero en este caso creo que no podemos eludirlas, pues se tratan de diferencias abismales. En referencia al solista, Mariana Chabukiani asumió su papel no sólo con el virtuosismo requerido, sino también con gran musicalidad. Por otro lado, Quintana no sólo se saltó notas, sino que su interpretación fue amanerada y plagada de exageraciones. Chabukiani logró sacar hermosas sonoridades y superar las limitaciones que, como consecuencia de su edad, tiene el piano Steinway del teatro, mientras que en la ejecución de Quintana se hicieron más notorias sus deficiencias.

En lo que se refiere al coro, también notamos un gran cambio, pues no sólo cantaron mejor, sino que el balance con los solistas fue más acertado, por lo que es justo señalar la excelente labor que el maestro Francisco Valdéz ha realizado.

Después del intermedio se interpretó la Cuarta Sinfonía en Si bemol mayor, Op. 60. Su partitura fue compuesta en 1806; Robert Schumann (1810-1856) se refirió a ella como “una esbelta doncella griega entre dos gigantes nórdicos’’. Queriendo con esto indicar el fuerte contraste que guarda tanto con la Sinfonía Heroica que la precede, como con la Quinta que le sigue.

Esto no quiere decir que se trate de una obra ligera, pues comienza con una lenta y misteriosa introducción que lamentablemente se arruinó por el imperdonable repiqueteo de un celular, lo cual llevó al director a iniciarla de nuevo. Afortunadamente los músicos pudieron recuperar su concentración y nos brindaron una excelente interpretación bajo la inspirada batuta del maestro Ramón Shade quien supo enfatizar la ternura lírica del Adagio de su primer movimiento así como el humor del Allegro vivace del mismo.

Su segundo movimiento es un encantador y melodioso Adagio que es considerado por muchos como el más bello que compuso Beethoven. El tercer movimiento es un Allegro vivace que se acerca a un vigoroso y pujante Scherzo. La sinfonía finaliza con un Allegro ma non troppo de inusual energía y humor que contiene un buen número de bruscas disonancias.

A primera vista el material de esta sinfonía parece ser convencional, pero está lleno de sorpresas que se expresan de diversas maneras, como es el caso de los fagots que parecen estar obsesionados en una pequeña frase de tres notas proveniente del tema principal. En general se trata de una partitura llena de espontaneidad y brillantez que fue, al igual que el resto de la obras del concierto, maravillosamente ejecutada por la orquesta bajo la espléndida dirección del maestro Ramón Shade.

Ahora lo único que nos queda es esperar el inicio de la próxima temporada, que estamos seguros por lo menos habrá de alcanzar el altísimo nivel de la que concluyó hace unos días.

GLOSARIO MUSICAL:

Adagio: Del italiano “ad agio“, que significa despacio. Movimiento musical lento.

Allegro ma non troppo.: En español “Alegre, pero no mucho”. Movimiento musical moderadamente vivo.

Allegro vivace: En español “Alegre Vivaz”. Movimiento rápido y vivaz.

Scherzo: Movimiento de frases cortas, vivo y gracioso.

Leer más de Nosotros

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Nosotros

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 37019

elsiglo.mx