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Ecos de un Concierto

En su tercer concierto de la temporada, la Camerata de Coahuila tocó bajo la batuta de Ahmed El Saedi, director egipcio que ya se ha presentado anteriormente en nuestra ciudad. En esta ocasión condujo obras de Edward Elgar, (1857-1934); Gabriel Fauré, (1845-1924); Alberto Ginastera, (1916-1983) y Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791).

El concierto inició con la Serenata para Cuerdas en mi menor Op. 20 de Sir Edward Elgar. Aunque se trata de una obra que apenas dura quince minutos es un verdadero microcosmos sinfónico en el que se evidencian el lirismo, finura y encanto de la música del gran compositor británico. Su partitura data de 1892 y consta de tres movimientos, siendo el primero de ellos un Allegro piacevole, el segundo un Larghetto y el último un Allegretto.

Después de esta obra se interpretó la Fantasía para Flauta y Orquesta Op. 79 de Gabriel Fauré. La Fantasía fue originalmente compuesta en 1898 para flauta y piano y fue dedicada a Paul Taffanel (1844-1908), quien es considerado como el fundador de la escuela francesa de flauta. Se trata de una obra de carácter melancólico que evidencia una cierta influencia impresionista.

Al finalizar la fantasía de Fauré se interpretó otra pieza para flauta y orquesta, Las Impresiones de la Puna de Alberto Ginastera (1916-1983), compositor que es considerado en Argentina como el más importante de su generación. La música de Ginastera, al igual que la de muchos otros músicos de su época se inspiró en la música folclórica de su país. Juan Manuel Rosales asumió la parte solista ofreciendo una magnífica interpretación de ambas obras.

Después del intermedio se tocó la Sinfonía No. 40 en sol menor K. 550 de Wolfgang Amadeus Mozart. Ésta es una de las más famosas composiciones del gran genio de Salzburgo. Su partitura fue finalizada el 25 de julio de 1788, es decir sólo un mes después de su Sinfonía No. 39 y apenas dieciséis días antes de que concluyera su Sinfonía No. 41.

Sin embargo esto no es indicativo de que hayan sido escritas con premura, muy al contrario, pues las tres son verdaderas obras maestras. En el caso de la No. 40, su carácter es predominantemente serio, lo cual ha llevado a muchos musicólogos a ver en esto una expresión de la gran estrechez económica por la que estaba pasando Mozart en la época de su composición.

Richard Wagner (1813-1883) la calificó como “obra de belleza indestructible”, algo que desdichadamente no es cierto, pues es frecuentemente desfigurada por interpretaciones excesivamente románticas o por ejecuciones meramente mecánicas.

Mozart hizo dos versiones, una sin clarinetes (tal vez porque los clarinetes no eran instrumentos que habitualmente se encontrasen en las orquestas de la época) que es la que escuchamos y una segunda que incorpora dichos instrumentos.

Por cierto que el manuscrito de esta última alguna vez perteneció a Johannes Brahms (1833-1897), quien celosamente lo guardaba. Su primer movimiento es un Molto Allegro que originalmente estaba indicado como un Allegro Assai. Esta modificación es casi seguramente resultado de un deseo de que se asumiera una velocidad más extrema que enfatizara el efecto pulsante del acompañamiento de las violas que de manera susurrante plantean una inquietante melodía.

Inquietud que no desaparece por completo a lo largo de toda la sinfonía. Su segundo movimiento es un Andante, cuyo tema principal es abordado por las violas a las que más adelante se unen los violines y el cual termina con dulzura y serenidad. Su tercer movimiento es un Menuetto (Allegretto) que inicia severamente.

El cuarto movimiento es un Allegro que parece plantear una interrogante a la que de manera vigorosa le siguen otros temas de carácter ornamentado y lírico que desembocan en un final contrapuntístico. Su partitura es de una belleza avasalladora que casi justifica el que se haya convertido en la obra más conocida de su autor.

La interpretación que la Camerata de Coahuila realizó bajo la batuta del maestro El Saedi de todas estas obras fue de gran distinción y despertó el entusiasmo del público, lo cual motivó a la orquesta y director invitado a brindar como encore un movimiento de la Música Acuática de George Frideric Handel (1685-1759).

GLOSARIO MUSICAL:

Allegretto: Diminutivo de allegro. Un tiempo más rápido que el andante, pero más lento que el allegro.

Allegro: Palabra italiana que significa vivaz y brillante. En música significa rápido.

Allegro assai: Muy rápido.

Piacevole: Palabra italiana que significa placentero, agradable.

Andante: Palabra italiana que significa “andar”. Tempo moderadamente lento, indica una velocidad entre adagio y allegro.

Contrapunto: Melodía añadida a otra como acompañamiento.

K.: Abreviatura de Koechel, al que le sigue un número del catálogo que Ludwig von Köchel (1800-1877) compiló de las obras de Mozart, el cual las ordena en forma cronológica.

Larghetto: Movimiento lento.

Menuetto: Danza originaria de Francia y de carácter señorial. En el período clásico fue adoptado como el tercer movimiento de un esquema de cuatro en las sinfonías, generalmente para dar una transición y alivio entre el movimiento lento y el finale.

Molto Allegro: Muy rápido.

Serenata: Género musical que originalmente se tocaba durante la noche. En el Siglo XVIII se convirtieron en piezas de música de hasta diez movimientos para ejecutarse por una pequeña orquesta en la que por lo general predominan los instrumentos de viento.

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