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Ecos de un Concierto

Sixto Beckmesser

Sutileza, delicadeza en el toque, colorido, impecable uso del pedal, exactitud, gran rango de matices sonoros y buen gusto son algunas de las anotaciones que hice en los márgenes del programa de mano del concierto que gracias a la Alianza Francesa, el Colegio Cervantes, la AFAA, el Patronato del TIM y la U.A. de C. se presentó el pasado viernes 7 en el Teatro Isauro Martínez. Todos estos comentarios me hicieron recordar a una de mis pianistas favoritas, Marcelle Meyer (1897-1958). Pero no se trataba de ella, sino de otro músico francés, en esta ocasión de un joven que ha decidido abordar un repertorio similar al de su ilustre antecesora, de la cual ha heredado sus mejores cualidades, agregando a ellas su refinada personalidad. Ver tocar a Alexandre Tharaud no sólo es un deleite para los oídos, sino también un espectáculo visual por la elegancia que emana de su persona y movimientos.

El programa fue inusual para Torreón, dos compositores franceses, uno casi contemporáneo de Johann Sebastian Bach, nacido en el siglo XVII, otro nacido en el siglo XIX. Dos extremos de la historia de la música francesa, Jean-Philippe Rameau (1683-1764), organista, teórico de la música, compositor y clavecinista y Maurice Ravel (1875-1937), atrevido compositor de principios del siglo XX, gran colorista, maestro de los matices, cuya música evoca a los cuadros de los grandes impresionistas, autor de partituras que cuentan historias y exploran las sonoridades de las que son capaces los instrumentos.

Ambos escribieron música difícil de interpretar, Rameau porque requiere de un refinado buen gusto para abordarlo adecuadamente. Ravel por la depurada técnica e inteligencia que demandan sus obras para piano.

De Rameau se interpretaron algunos extractos de su Suite en Sol y la totalidad de la Suite en La, las cuales contienen partes tremendamente difíciles de ejecutar, como es el caso de ?Les Trois Mains?, que tal y como su nombre lo indica crea la ilusión de que tres manos tocan el teclado. También hay otros movimientos en los que deben generarse una diáfana digitación. Un ejemplo de esto fue la Gavotte y las seis variaciones que le siguen, en las que Tharaud hizo gala del impresionante dominio, claridad y agilidad con que toca su instrumento.

Después del intermedio Tharaud interpretó la música de Maurice Ravel que conformó la segunda parte del programa, la cual abrió con una excelente ejecución de la ?Pavane pour une infante défunte? (Pavana para una infanta difunta), obra que recuerda la danza ceremonial que se utilizaba en la corte española durante el luto por la muerte de un miembro de la familia real. Esta composición fue escrita en 1899 y once años después orquestada por el mismo Ravel. La interpretación que recibió fue sumamente hermosa, destacándose los matices que Tharaud supo obtener del piano.

La última obra incluida dentro del programa fue ?Gaspard de la Nuit?, obra compuesta por Ravel en 1908. La inspiración para su partitura proviene del libro de poemas del mismo título de Aloysius Bertrand (1807-1841). Estos textos son miniaturas que encierran universos enteros de una perfección comparable a la del arte del Bonsái y de los huevos de Pascua de Fabergé. Charles Baudelaire (1821-1867) fue influenciado por ellos, hecho que se hace evidente en su poema ?Le Spleen?. Por otro lado, la música de Ravel va más allá de ser una simple impresión musical. El primero de ellos es Ondine, composición en la que se ha representado de la manera más hermosa posible el fluir del agua. Le Gibet, es la segunda parte de ?Gaspard de la Nuit?, evoca, tal y como su nombre lo indica, el cuerpo de un ahorcado, su música es de una inquietante serenidad que desemboca en el último movimiento, Scarbo, composición que sólo puede ser calificada como alucinante y caleidoscópica. Aquí, el pianista tiene que pasar de los sonidos más tenues a los más fuertes y profundos, además de tocar con una precisión absoluta. Tharaud logró obtener sonoridades y matices que nos parecieron milagrosos, sobre todo si se considera que el piano que utilizó fue el Yamaha cuarto de cola que pertenece a la U.A. de C. Me imagino que prefirió este instrumento sobre el Steinway del teatro por el hecho de que tiene un mecanismo que responde mejor, algo que era esencial para este repertorio.

Evidentemente tal despliegue de talento tuvo como respuesta una entusiasta ovación por parte del público, misma que fue correspondida por una bella interpretación de una transcripción de un fragmento del Concierto para Órgano BWV 596 de Johann Sebastian Bach (1685-1750).

A la luz del recital de Tharaud, estamos seguros de que está destinado a pasar a la historia como uno de los mejores intérpretes de la música francesa, por lo que debemos agradecer a los organizadores de este evento por permitirnos escuchar a un pianista que es uno de los más peculiares, inteligentes, talentosos, elegantes y refinados de nuestra época.

GLOSARIO MUSICAL:

Gavotte: Danza de origen bretón, que fue incorporada a las danzas de la corte en el siglo XVI.

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