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Ecos de un Concierto

S. Beckmesser

Afrancesada, porfirista, decadente, burguesa, demodé son algunos de los adjetivos con los que, después de la Revolución, se descalificó a buena parte de la música mexicana de finales del siglo XIX y principios del XX. Me parece lamentable que por una visión tan excluyente se haya privado al público de esta música de salón, que si bien es cierto utiliza formas que habían sido abandonadas en Europa tiempo antes, se trata de partituras poseedoras de gran riqueza y refinamiento.

El rescate del olvido de compositores como José Perches (1882-1939), Alfredo Carrasco (1875-1945), Felipe Villanueva (1875-1945), Ernesto Elorduy (1855-1913), Ricardo Castro (1864-1907), Luis G. Jordá (1869-1951), Miguel Lerdo de Tejada (1869-1941) y de las primeras obras de Manuel M. Ponce (1882-1948) ha sido en buena medida realizado, tanto en las salas de concierto como en grabaciones discográficas, por el excelente pianista mexicano Raúl Herrera, quien brindó un maravilloso recital de este repertorio el pasado miércoles 19 de noviembre.

Herrera posee la capacidad técnica, la sensibilidad y refinamiento para interpretar convincentemente estas obras y para resaltar sus virtudes. Además de estas cualidades, Herrera tiene el talento e inteligencia para entretejer durante el desarrollo del recital una serie de comentarios, datos históricos, vivencias personales y familiares, que nos permitieron trascender el tiempo y el espacio para remontarnos a un México que desapareció hace casi un siglo. Esta mágica gala, no se realizó -ni hubiera podido llevarse a cabo exitosamente- en una gran sala de concierto, sino en un espacio de una mayor intimidad, es por ello que sus organizadores acertadamente prefirieron al Teatro Mayrán sobre el Martínez.

Las partituras fueron de carácter muy variado, el ?Secreto Eterno, Danza Oriental? de José Perches fue exótico y melancólico, mientras que la Tercera Mazurka de Alfredo Carrasco trasciende los modelos chopinianos para adquirir un sabor mexicano que también se expresa en el también melancólico ?Adiós? del mismo autor. Por otro lado la Tercera mazurka de Felipe Villanueva, es a la vez rítmica y romántica. En el caso de las ?Tropicales, Tres Danzas? de Ernesto Elorduy la música pasa de la melancolía y sabor caribeño a ser rítmica y alegre. Del mismo autor también se interpretó la evocadora mazurka ?María Luisa?, a la que le siguieron tres obras de Ricardo Castro de carácter chopinianio: la ?Mazurka Melancolique?, que hace honor a su nombre, la sofisticada Barcarola y el refinado ?Valse Bluette?.

Después del intermedio Herrera tocó el sentimental ?Elodia? de Luis Jordá, a la que le siguieron tres de las mejores obras que escribió para piano Manuel M. Ponce, su bellísimo y lírico ?Intermezzo?, la melódica y refinada ?Gavota? y el ?Guateque?, que tiene un ritmo contagioso. Por otro lado la música de Miguel Lerdo de Tejada demostró en sus ?Caracteres, Tres Danzas? ser alegre y parecida a los ragtimes estadounidenses que casi por la misma época gozaron de gran popularidad.

El concierto concluyó con dos valses, el primero de Felipe Villanueva que es exquisito y lírico, titulado ?Vals Poético? y otro de Ricardo Castro que es brillante y complicado de interpretar cuyo nombre es ?Vals Capricho?.

Todos los que asistimos al concierto salimos encantados y preguntándonos cuándo tendremos de nuevo el privilegio de escuchar en el piano la refinada musicalidad de Raúl Herrera y cuándo podremos disfrutar más joyas olvidadas del repertorio musical de nuestro país.

GLOSARIO MUSICAL:

Gavota: En sus orígenes era una danza folclórica proveniente de Bretaña. En la época barroca fue transformada en una forma instrumental esencialmente para instrumentos de teclado.

Intermezzo: De la palabra italiana ?en el medio?. En un principio fue un entreacto que se llevaba a cabo entre los actos de una obra de teatro o de una ópera. En el siglo XIX se definió a movimientos, habitualmente de carácter ligero y que se encontraban contenidos en obras de mayor tamaño. Brahms y Schumann escribieron obras cortas para piano a las que bautizaron con ese nombre.

Mazurka: Danza popular polaca originaria de Mazovia cerca de Varsovia. En el siglo XVIII legó a Alemania en donde se convirtió en un baile de parejas. Chopin creció en Mazovia y es probable que haya estado en contacto con ellas, por lo que se puede suponer que le sirvieron de inspiración para las más de 50 mazurkas que compuso para piano en una gran variedad de estilos.

Ragtime: Danza originaria de las comunidades negras de Estados Unidos de América que floreció a fines del siglo XIX y derivó en el Dixieland Jazz. El mayor exponente fue Scott Joplin (1868-1917).

Vals: Danza de ritmo de ¾ cuyos orígenes son inciertos. Muy probablemente es una derivación de los laender alemanes.

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