La educación es un medio por el que las personas logran niveles progresivos de desarrollo y participación en el trabajo, en las relaciones interpersonales y en la cultura, sostiene Luis de Villa Barrera, maestro en Educación, y uno de los participantes en el Simpósium “Educación y Democracia para una Participación Ciudadana”, celebrado en días pasados.
En su ponencia titulada “Educación para la democracia; una respuesta integradora”, el catedrático universitario señaló que educar moralmente significa ayudar a la persona de modo que se sienta deseosa de proyectar, en forma encariñada todo aquello que sea capaz de llevar a una autorrealización consciente.
“Por ello toda la humanidad debe equilibrar su altruismo y egoísmo, puesto que así como en Grecia la educación moral se entendió como el desarrollo de las capacidades en una comunidad política, donde el individuo tomaba conciencia de su identidad”, dijo.
Este evento fue organizado desde el 9 de abril por Rubén Calderón Luján, en el recibidor del Auditorio Universitario, con la participación de 9 ponentes, como parte de un requisito para alcanzar el grado de Maestría en Filosofía que estudia en la Universidad del Valle de Atemajac.
De Villa Barrera indicó que imperiosamente la educación moral debe formar niños como hombres que servirán a una sociedad mediante el proceso de socialización; además, debe desarrollar una capacidad legisladora que brote del propio sujeto, puesto que así se inserta el concepto de democracia, por la forma de gobierno que la sociedad orienta y que es la forma de organización social y política que mejor garantiza el respeto y el ejercicio de los derechos humanos.
También enfatizó que por medio de la educación las personas logran mejores niveles progresivos de desarrollo y participación en el trabajo. Los efectos de la educación a nivel individual o grupal han producido cambios sociales, culturales y políticos, que se orientan al progreso personal en la libertad, el derecho, la crítica, la participación.
Algo que llamó la atención de los asistentes a este simposio fue la mención que hizo sobre los ejes transversales de la educación, refiriéndose a aquellos contenidos “actitudinales” de las áreas del conocimiento; es decir, aquella que se apareja en los propósitos de que el maestro a través de los conocimientos que el alumno obtiene, lleva consigo la característica que se va a operar un cambio en la actitud del alumno por el conocimiento adquirido.
Asimismo, en listó ocho posibles temas trasversales: Educación ambiental, Educación para la igualdad, Educación para la paz, Educación en valores, Educación para la salud, Educación para la salud, Educación sexual, Educación Vial y Educación para el desarrollo sustentable.
Concluyó que en este enfoque el estudiante debe ser el protagonista o actor principal del propio proceso de aprendizaje, y un activo transformador con aquellos saberes conceptuales, procedimentales y actitudinales.