Berenice Estela García Ortega dice que todavía no puede pensar en conseguir un trabajo, a pesar que ayer junto con otros 91 compañeros recibió la carta de pasante como médico cirujano. No lo hace porque le falta todavía un año de internado, otro más de servicio social comunitario, y si opta por una especialidad, entre tres y cinco más.
“La carrera de Medicina cumplió en gran parte la expectativa que tenía de ella. Es una carrera difícil en los primeros semestres. Los maestros y los directivos que tuve tienen una gran preparación, por ello me siento segura de mi formación, pero falta cumplir con otros requisitos, y no puedo pensar en trabajar en este momento”, expresó.
Ella integró la generación 1998-2003 de médico cirujano de la Universidad Juárez, que se graduó ayer en el Teatro Ricardo Castro, en una ceremonia que encabezó Carlos Silerio Medina, secretario general de la UJED, representante del rector José Ramón Hernández Meraz; Patricia Herrera Gutiérrez, directora del plantel; Adrián Laveaga Hernández, secretario de Educación, así como de los padrinos Bibiano Alba García, Jesús Orrante Reyes y José Jorge Talamás Márquez.
En su mensaje, Silerio Medina manifestó que en esta ceremonia se estaban reafirmando los más altos valores universitarios como son el respeto a la diversidad, a la tolerancia y a la convicción por trabajar en torno a quien ostenta la autoridad. “La autoridad como facultad, que se ocupa de lograr la integración y el trabajo colegiado en la máxima casa de estudios”.
“Para ustedes como egresados, así como para nosotros como académicos que hemos optado por la universidad como proyecto de vida, es indispensable creer firmemente que nuestro trabajo, ya sea en la Universidad o fuera de ella, tiene una proyección de trascendencia personal y colectiva; que el esfuerzo en realizarlo no es solamente el cumplimiento de un deber, sino de una acción personal que en variable medida deja una huella benéfica en la comunidad”, dijo.
Herrera Gutiérrez mencionó que es necesario forjar la conciencia de los jóvenes en la convicción de que sólo tienen el deber profesional frente a su enfermo, sino el deber social frente a su pueblo y el deber íntimo frente a ellos mismos.
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José Jorge Talamás Márquez reconoció que contra los médicos caen, en los últimos tiempos, acusaciones de toda índole.
“Quejas amargas, según las encuestas realizadas entre enfermos que acuden a grandes hospitales del extranjero; sobre el poco interés humano que advierten en el médico; de su arrogancia en el trato; de su negativa de darles explicaciones o siquiera un consejo; del aire de estar siempre de prisa; del alto precio de los servicios, que no están en consonancia con lo poco que reciben”.
Con los grandes cambios de nuestros días, añadió, debe ser preocupación un sentimiento generalizado que se advierte y que podría condensarse en la frase de Newton Minem: “Como individuos, los médicos son de los ciudadanos más respetados; como grupo social, de los más criticados”.
TESTIMONIOS DE EGRESADOS
Saúl Flores Unzueta
“Continuar con el internado y el servicio social son mi prioridad, para poder continuar con mi formación”.
Ema Adriana Güereca Soto
“La medicina es una carrera muy difícil; hoy recibimos nuestra carta de pasante, pero aquí no termina. Siguen el internado, el servicio social comunitario, la titulación y luego la especialidad”.
Alejandro David Herrera Flores
“Hoy recibimos una constancia de formación en las aulas universitarias, pero continuamos con el internado, el servicio social, prepararnos para el examen nacional y concursar para una residencia. Hoy no concluimos; se puede decir que iniciamos con otra etapa de nuestra formación. El estudio continúa”.