MELBOURNE, AUSTRALIA.- En medio de las protestas de varios jugadores de élite, este lunes iniciará la versión 91 del Abierto de Australia, cuyo principal interés radicará en ver si la estadounidense Serena Williams será capaz de completar el Grand Slam.
Jugadores como el ruso Marat Safin, finalista en 2002, y la legendaria estadounidense Martina Navratilova, tricampeona del torneo, comenzaron con las quejas porque a su parecer el Abierto Australiano inicia muy pronto en el año.
Para ambos y varios tenistas más, la tradicional competencia, que reúne a los mejores exponentes del circuito profesional, está mal programada, ya que se disputa cuando en Australia es pleno verano y el calor alcanza niveles poco tolerables.
Como ejemplo está la final femenina de 2002, en la cual la estadounidense Jennifer Capriati revalidó la corona al vencer a la suiza Martina Hingis, que se jugó bajo una temperatura cercana a los 40 grados.
Otro argumento es el poco tiempo de vacaciones que tienen los tenistas de un año al siguiente, pues, consideran, apenas se están reponiendo de las largas temporadas de la ATP y la WTA cuando ya tienen que iniciar su preparación para jugar en el Melbourne Park.
Además, en esta ocasión se aplicarán análisis sanguíneos como control antidopaje en la detección de la eritropoietina (EPO), sustancia prohibida que incrementa la resistencia física, medida que una considerable cantidad de tenistas ha tomado de mal grado.
"No estoy de acuerdo con los controles de EPO, porque cada vez se les exige algo más a los jugadores de tenis. Primero fue el control de orina, ahora tenemos que pasar por el control de EPO. Ya le manifesté a la ATP que no creo que sea correcto, pero no parece que les interese mi opinión", señaló Safin al respecto el jueves.
Todo esto, además, en el marco de una ola de críticas de los mismos jugadores a la WTA y la ATP, organismos encargados de regir el tenis femenino y masculino profesionales, en ese orden, por considerar que el calendario anual es muy pesado y permite poco tiempo para descansar y reponerse.
De cualquier forma, la élite del deporte blanco se reunirá a partir de este lunes (domingo por la tarde en el hemisferio occidental por la diferencia de horarios) en la primera prueba de Grand Slam cada temporada, antes cuarta porque se jugaba en diciembre, con la ilusión renovada de los aficionados de ver tenis de alto nivel.
En la rama femenina la figura a seguir será Serena Williams, actual número uno del mundo y ganadora en 2002 de tres pruebas de Grand Slam (Roland Garros, Wimbledon y "US Open") en una carrera impresionante que intentará proseguir en Australia.
Pocas parecen capaces de detener la marcha de la menor de las Williams, quien como pretemporada rumbo al torneo ganó la semana anterior la Copa Hopman al lado de su compatriota James Blake. Serena luce en plena forma física para coronarse por primera vez en Melbourne y completar el Grand Slam.
Antes que ella, lo han completado ocho jugadoras, cuatro de ellas en forma seguida (Maureen Connolly, Margaret Court, Martina Navratilova y Steffi Graf) y tres en un mismo año (Connolly, Court Graf). Su condición de favorita es tan apabullante ahora, que ya se habla del "Serena Slam".
Sólo tres rivales parecen con la fortaleza y nivel atlético para impedírselo, su hermana Venus, Jennifer Capriati y Lindsay Davenport, pues las belgas Justine Henin y Kim Clijsters la han vencido cuando juegan casi perfecto, lo que es difícil de hacer habitualmente.
Una ausencia notable será la de la suiza Martina Hingis, campeona aquí de 1997 a 1999, a quien las lesiones no le han permitido recuperar su mejor tenis y ahora ni siquiera jugar.
En la rama masculina, el público local espera con ansia la presentación del australiano Lleyton Hewitt, número uno del mundo por segundo año consecutivo, pero que en 2002 no vio acción en Melbourne Park por una enfermedad viral.
Hewitt, campeón de Wimbledon (2002) y del Abierto de Estados Unidos (2001), tendrá que librar escollos de magnitud como Andre Agassi (monarca aquí en 1995, 2000 y 2001), en su camino hacia un trono ausente, ya que el campeón defensor, el sueco Thomas Johansson, no participará.
Hace 25 años, desde Chris O’Neil en 1978, ningún australiano ha ganado el torneo. En la rama masculina hay que remontarse a 1976, cuando lo hizo Mark Edmondson.