MEXICO, D.F., (SUNAEE).- Nada más alejado de la verdad como el afirmar que el alcoholismo no es una enfermedad seria, que daña a la persona que lo padece y a su entorno, principalmente, a la familia.
Es por ello, y otras razones de pesos, que desde hace décadas la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera ese mal como uno de los mayores problemas de salud pública en el orbe.
Es una realidad, dicen los expertos de la OMS, que "las bebidas alcohólicas son una de las drogas más peligrosas para aquellos que se emborrachan y todos los que se encuentran con ellos, amigos y familiares". En México, se desconoce cuántas personas tienen problemas con la bebida, pero se estima que entre siete y ocho millones son bebedores y que más o menos la mitad son alcohólicos.
Las cifras son de llamar la atención, pues se calcula que el consumo de bebidas alcohólicas en México es superior a los 7 mil millones de litros anuales, de los cuales 85% corresponden a cerveza, a la que se llama "bebida de moderación", cuando los médicos afirman que no hay bebidas embriagantes de moderación si no consumidores moderados.
Los mexicanos consumen en promedio anual 71 litros por cabeza de bebidas alcohólicas y gastan unos 118 mil millones de pesos.
Curiosamente ese gasto da como resultado pérdidas en casi todos los campos económicos y sociales, ya que el alcoholismo provoca ausentismo, baja en la productividad, accidentes, gastos médicos por enfermedades, además de sus nocivos efectos sociales.
Los especialistas afirman que los bebedores, en la mayoría de las ocasiones, no reconocen su problema y rehúyen de la ayuda de especialistas, por lo que el primer paso es reconocerse como alcohólico y luchar contra el mal.
Ninguna adicción es buena, ni a la comida, al amor de una pareja, a las drogas o al alcohol, ya que debido a ella no se controla la vida.
Los expertos cuentan que es muy difícil hacer una distinción entre el bebedor social y el bebedor problema, conceptos en los que generalmente se escudan quienes tienen el problema y no quieren admitirlo, pero la verdad es que se debe empezar a reflexionar cuando toda la vida se desarrolla en torno al alcohol o a otra addición.