El amor ciertamente es la emoción más poderosa que se pueda sentir. Y lo más grande que se puede dar a otro ser humano es el amor. El contagio de esta emoción noble crea lazos de armonía y solidaridad. Si se niega y se destruye, sobreviene el vacío y todo se vuelve espantoso y sin sentido. Una vasija se llena cuando se puede llenar. Se necesitan dos condiciones: que exista el líquido y que no esté rota.
El ser humano de nuestros días se rompe muy fácilmente. Entonces, ¿cómo se va a llenar de emociones nobles, de equilibrio y de bondad? Solamente con amor. Si no existe esta emoción real, entonces los seres humanos se desvinculan para siempre, como ya es evidente en los tiempos que vivimos. ¿Cómo no va a existir el terror en el mundo si la forma de ser de los humanos se orienta hacia objetivos limitados e individualistas? Siempre se busca la conquista de la importancia, la competencia; se cultiva el egoísmo.