MACHU PICCHU PUEBLO, Perú (Reuters) .- En medio de los elevados picos de las montañas de los Andes, el chillido de taladros neumáticos retumba en el aire.
Se trazan nuevas calles y los hoteles se alzan rápido en la ciudad satélite Machu Picchu Pueblo, el punto de concentración de los 450.000 turistas que cada año llegan hasta ahí como la antesala para conocer la mística ciudadela inca de Machu Picchu.
Para muchos, el caos de este pueblo no planificado, donde la explosión demográfica ante el auge turístico ha elevado de 500 a 4.000 el número de habitantes en la última década, encarna la imprudencia con que funciona la experiencia turística de Machu Picchu.
El crecimiento desmesurado e incontenible del turismo esta causando un daño irrevocable sobre este sitio, declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por las Naciones Unidas, y destruyendo uno de los lugares arqueológicos más importantes del mundo, según los investigadores.
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), publicará un informe en enero recomendando a Perú hacer cambios mayores en la administración de Machu Picchu y del Camino Inca, la ruta montañosa por la que se accede a la ciudadela, para regular las visitas a esos sitios.
Si ello no ocurre, la UNESCO colocará a Machu Picchu en su lista de los sitios declarados en peligro, como una "sanción moral" a las autoridades peruanas.
"Mira el Camino Inca que va hasta Machu Picchu. Está siendo desgastado, sufriendo erosión", dijo Jorge Pacheco, miembro de Gestión Machu Picchu, la agencia que coordina a varias instituciones encargadas de monitorear la ciudad de piedra.
Unos 1.500 viajeros transitan cada día por los 64 kilómetros del Camino Inca, construido magníficamente hace 500 años con escaleras y terrazas de granito a más de 2.700 metros sobre el nivel del mar.
El camino fue utilizado como la ruta de comunicación hacia el Cusco, el corazón del Imperio Inca, que se desarrolló entre los años 1200 a 1532 después de Cristo.
Estudios de Gestión Machu Picchu reseñan que el número de visitantes debería ser recortado a unos 300 turistas al día si se desea que el camino se conserve.
Las ruinas de la ciudadela inca de Machu Picchu, que incluyen templos sagrados, han sufrido varios golpes a lo largo de los años, desde los daños de helicópteros que aterrizan en el sitio desde 1970 hasta el desmoronamiento en el año 2000 de parte de un reloj solar, durante la filmación de un comercial de cerveza.
La propuesta del proyecto de un teleférico sobre Machu Picchu Pueblo, que está hasta ahora congelada pero no descartada, podría ser otra herida el centenario sitio, según voces críticas.
¿Cuántos turistas?
Hasta 2.000 personas visitan cada día la ciudadela de Machu Picchu y el número crece a ritmo de un 6 por ciento anual. La UNESCO reseñó que el número debería recortarse a 800 turistas que además usen calzado suave para reducir la presión en las ruinas.
Geólogos japoneses advirtieron en 2001 la fragilidad de la ciudad y afirmaron que la terreno de Machu Picchu, a 2.500 metros sobre el nivel del mar, podría sufrir desprendimientos.
Sin embargo, el Instituto Nacional de Cultura de Perú, organización estatal que vigila día a día la ciudadela y el Camino Inca, dice que el sitio puede recibir aún más visitantes.
"Hoy no hay una amenaza para Machu Picchu. Según nuestros estudios, el lugar puede recibir hasta 3.000 turistas al día", dijo Fernando Astete, el administrador de la ciudad inca.
El presidente peruano, Alejandro Toledo, ha visto en Machu Picchu desde que asumió su cargo en julio del 2001, el centro de sus planes para impulsar el turismo en Perú, idea que renovó este año en una visita a la ciudadela junto con el secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan.
Con un boleto de entrada de 20 dólares, las visitas a Machu Picchu generan seis millones de dólares al año para Perú, mientras que el turismo en el Camino Inca aporta otros tres millones de dólares, según la organización administradora de esos sitios.
Los críticos afirman que el protagonismo que las autoridades dan a Machu Picchu, desanima a los viajeros a visitar otros 15.000 sitios incas en la zona. Por otro lado, los turistas se quejan de que el número de visitantes a la ciudadela es agobiante.
"Puedo imaginar que quieren más visitantes. Machu Picchu es una trampa turística", dijo Adam Shamet de 30 años, oriundo del Reino Unido, a Reuters.
La ciudad que nunca cayó
Machu Picchu, construida en menos de 100 años en los albores del siglo XV, fue probablemente el santuario del gran emperador Inca Pachacutec, un conquistador que logró extender sus dominios a lo largo de Sudamérica hasta Colombia por el norte y Argentina por el sur.
En sólo cinco años, el imperio inca colapsó en manos de los conquistadores españoles.
Sin embargo, Machu Picchu nunca cayó ante los invasores europeos, oculta por cientos de años en la enmarañada selva. La ciudadela fue descubierta en 1911 por el estadounidense Hiram Bingham.
El alcalde de Machu Picchu Pueblo, Oscar Valencia, admitió que la gestión de la ciudadela tiene que mejorar.
"Las cosas cambiarán. Después de un año de protestas, ahora recibiremos un 10 por ciento de las entradas a Machu Picchu. Podemos crear un pueblo digno para los turistas", dijo Valencia.
El Instituto Nacional de Cultura afirmó que está diseñando un plan maestro para vigilar la administración de Machu Picchu, pero aún no está claro si acatarán las recomendaciones de la UNESCO.