LONDRES, (Reuters).- El mundo está engordando y, aunque los fabricantes de chocolate, refrescos y hamburguesas aceptan la reprensión de vigilantes sanitarios como la Organización Mundial de la Salud (OMS), algunos productores todavía pueden esperar ganancias.
En un nuevo paquete de directrices dietéticas que se publicará, la OMS recomienda que los azúcares no deben representar más del 10 por ciento de la energía en una dieta promedio, en otras palabras, deshacerse de los pasteles, el chocolate y los dulces.
La recomendación es contraria a otra de la propia industria azucarera de un límite del 25 por ciento, basada en un informe del 2002 emitido por el Instituto de Medicina de la Academia de Ciencias de Estados Unidos.
Sin embargo, la OMS cree que su tope del 10 por ciento ayudaría a contrarrestar la "epidemia" de obesidad que ahora se cree que afecta a 1.700 millones de personas y que se estima que ha costado sólo a la economía de Estados Unidos cerca de 117.000 millones de dólares en el 2000.
La Asociación del Azúcar, con sede en Estados Unidos, emitió un informe "confuso y desorientador", diciendo que era la falta de ejercicio, no sólo una dieta deficiente, lo que causaba la obesidad.
"Dado el costo humano y financiero de la enfermedad, creemos que los gobiernos no pueden ignorar el llamado que hacen las organizaciones nacionales e internacionales para actuar", dijo la firma JP Morgan en una análisis del impacto de la industria.
Hay un alto riesgo de procesos judiciales civiles, particularmente en Estados Unidos, si se establece una relación causal, en la ley no sólo en el sentido común, entre los alimentos azucarados o grasos y la obesidad.
Dos demandas judiciales ya se presentaron en Estados Unidos contra McDonald's Corp y otras cadenas de comida rápida que incluyen a KFC y Burger King, alegando que sus pasteles dulces y hamburguesas de varios tipos han causado obesidad, cardiopatía y diabetes.
La primera acción perdió impacto y la segunda se ha postergado hasta ahora y aunque parece improbable que la industria alimentaria sufrirá de la misma manera que los fabricantes de tabaco, el caso está pendiente.
Los fabricantes de alimentos sostienen que el azúcar y la grasa no pueden hacer, por sí mismos, obesas a las personas. En otras palabras, se puede ser indulgente en el paraíso del chocolate siempre que después se corra unos ocho kilómetros.