MEXICO, D.F., (SUN-AEE).- Durante esta temporada de calor al menos dos de cada diez capitalinos sufren enrojecimiento, comezón y lagrimeo en los ojos a consecuencia de los pólenes, el polvo y la contaminación, afirmó José Huerta López, jefe de la unidad de alergia del Instituto Nacional de Pediatría.
Explicó que entre el 10% y 40% de la población ha tenido o puede desarrollar un problema de este tipo.
El también presidente de la Sociedad Latinoamericana de Alergia, Asma e Inmunología señaló que los alergenos del ambiente, como pólenes de plantas y arbustos, zacates y algunas flores, provocan irritación de ojos y nariz.
Los más afectados son los niños, aunque toda persona que tenga alguna alergia es susceptible de padecer lo que se denomina conjuntivitis primaveral.
La conjuntivitis que es alérgica se asocia a la rinitis (escurrimiento nasal) y es altamente contagiosa.
El especialista explicó que aunque no es posible evitar los alergenos del ambiente, se puede eliminar este problema con el uso de antistamínicos y medicamentos de acción local.
También se recomienda la limpieza de la casa para retirar el polvo y acudir con un médico certificado por el Consejo Mexicano de Alergia e Inmunología Clínica en caso de presentar problemas severos.
Huerta López comentó que el uso de remedios caseros, como el agua con sal, para limpiar los ojos, puede producir más irritación y la manzanilla provocar una reacción alérgica.
En tanto, José Luis Martínez Ortiz, pediatra del Hospital Médica Sur, explicó que los jardines de niños o escuelas son lugares donde se puede dar el contagio.
Explicó que además de los pólenes, durante la época de calor proliferan los microbios, que son pasados a los ojos a través de las manos sucias.
Consideró que cerca del 2% de la consulta total que tiene por esta temporada es de menores enfermos de conjuntivitis primaveral, que amanecen con los "ojos pegados", presentan lagrimeo y enrojecimiento en los bordes.
Además el sudor arrastra polvo cuando corre por el rostro y puede dar paso a una infección en los ojos, que como mecanismo de defensa genera lagaña en abundancia.