“Elegir es renunciar”.
André Gide
Desde que TV Azteca tomó las instalaciones del canal 40 en el cerro de Chiquihuite el pasado 27 de diciembre, muchos amigos y lectores me preguntaron por qué no escribía un artículo sobre el tema en estas páginas. Les respondí siempre que, por ser colaborador de TV Azteca, mi opinión perdía buena parte de su validez. No debe uno ser juez y parte en esta profesión, aunque sea muy común serlo.
Las circunstancias, sin embargo, me han hecho imposible mantener este silencio. TV Azteca me pidió la semana pasada conducir un nuevo noticiario en el canal 40 a las diez de la noche. Después de meditarlo, decidí aceptar. Esto me ha obligado a expresar en varias entrevistas mis puntos de vista sobre el conflicto entre TV Azteca y CNI. Lo he hecho reconociendo que soy colaborador de TV Azteca, por lo que no soy parte desinteresada, pero al mismo tiempo señalando que ya no soy director de noticias y que nunca he sido vocero de la empresa.
En lo personal no estoy de acuerdo en la toma de las instalaciones del canal 40 en el cerro del Chiquihuite que llevó a cabo TV Azteca. Creo en un país en el que prevalezca el Estado de Derecho. No pienso que las personas o las empresas deban hacerse justicia por propia mano.
Considero, sin embargo, que en el meollo del asunto la razón le asiste a TV Azteca. Esta empresa y CNI firmaron un contrato en 1998 que TV Azteca cumplió, entre otras cosas, con la entrega de 25 millones de dólares a CNI. Más tarde, el dueño de CNI decidió que se había equivocado de socio, repudió el contrato y retiró la señal de TV Azteca del aire. El dinero recibido, sin embargo, no lo devolvió.
Mi posición personal, me queda claro, no sería avalada en sus dos partes ni por TV Azteca ni por CNI. El periodista Carlos Loret de Mola, conductor del noticiario matutino de radio de la XEW, me preguntó ayer si es correcto ocupar un espacio que está sometido a un litigio. Mi respuesta fue que sí. El litigio no impidió que CNI utilizara el espacio en estos últimos dos años y medio para ofrecer su programación, entre la cual destacaba el noticiario de Denisse Maerker y de Ciro Gómez Leyva, que se ganó un merecido y respetado lugar en el universo informativo de nuestro país. Mi decisión, por supuesto, ha traído consecuencias. Muchos colegas y amigos se han preguntado por qué he aceptado una conducción en circunstancias tan complicadas. Varios me han cuestionado y alguno, incluso, me ha insultado públicamente. Pero no pienso que este tipo de decisiones se deban tomar por el temor a ser criticado. Estamos viendo un litigio entre empresas que, como lo mencionó el periodista Raymundo Riva Palacio en un debate sobre el tema en el programa inaugural de Javier Solórzano en Televisa Radio, no debería ser una disputa entre periodistas. No coincido, por supuesto, con la posición sostenida por el vocero de CNI y algunos de sus simpatizantes en el sentido de que “o estás con nosotros o estás en contra de nosotros”. Este tipo de radicalismo —que desde el 11 de septiembre, en otro ámbito, ha enarbolado el presidente estadounidense George W. Bush en su cruzada contra el “eje del mal”— me parece inaceptable e incomprensible. El Gobierno de la República decidió este seis de enero intervenir en el conflicto entre las dos televisoras. Amenazó con llevar a cabo una requisa y obligó a las dos partes a sentarse a dialogar. En este momento está corriendo un plazo de 72 horas en que las dos empresas deben llegar a un acuerdo. Si éste no tiene lugar, el Gobierno recurrirá a la requisa. Yo no soy un nostálgico —como tantos políticos e incluso periodistas— de los tiempos en que el presidente de la República podía pegar un manazo en la mesa y todos los dueños de medios de comunicación se plegaban a sus órdenes. Pero entiendo que la guerra del Chiquihuite ameritaba algún tipo de acción gubernamental. No sé cómo se vaya a desarrollar este caso en los próximos días. El conflicto entre TV Azteca y CNI rebasó hace mucho tiempo los límites de lo legal y ha tomado un cariz visceral y personal. Pero la Ley Federal de Telecomunicaciones en su artículo 66 sólo contempla la requisa en caso de desastre natural, guerra, grave alteración del orden público o peligro inminente para la seguridad nacional. Y no estoy muy seguro de que alguno de estos supuestos se apliquen a la actual situación.
Usabiaga
El secretario de agricultura, Javier Usabiaga, tuvo que retirarse entre abucheos de la reunión de la CNC este seis de enero en Boca del Río. Pero lo peor de todo es que tenía razón en lo que dijo. La pobreza del campo no se eliminará con el retorno al proteccionismo o el aumento a los subsidios sino con el alza en la productividad. Pero esto es algo que los grupos corporativistas nunca aceptarán.