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El Complot surte efecto

Eunice Martínez Arias

Torreón, Coah.- Nadie lo quería, por lo mismo, sus compañeros hicieron hasta lo imposible para que saliera de la casa. Tatiana le pidió a todo Campeche que votara por Wendy, Mauricio hizo lo propio con el Estado de México, incluso Silvia “La Chiva”, prometió a la gente que si votaban en contra de Alejandro enseñaría su “pechonalidad”.

Al final, El Complot hizo efecto y Alejandro tuvo que salir de Big Brother, convirtiéndose de esa manera en el tercer expulsado. Pero en vez de que esta situación lo debilitara, “el pollo” quedó satisfecho con su actitud, pues aunque negó haber sido la sal y la pimienta del reality, sí aceptó que fue el problema y la discordia.

“En la casa había que haber de eso, pues los demás aceptaban todo con tal de no ser nominados y yo no me quedaba callado. Siempre defendí mis derechos pues en la casa se hablaba de democracia y fraternidad, de comunidad y de familia pero francamente no había nada de eso y cuando yo les decía a los muchachos que lo que había eran 24 horas de hipocresía y de deshonestidad, ellos se enojaban conmigo porque no querían reconocer eso y tampoco que todos éramos competidores y queríamos los premios”, dijo vía telefónica desde la ciudad de México.

Si en otras ocasiones sus estrategias le habían funcionado, esta vez no fue así. El no permitir que ninguno de los inquilinos traspasara “sus territorios” y ser una persona que prefería guardar su distancia le atrajo varias dificultades.

“Decían que soy alguien difícil de entender porque desde que entré a jugar puse mis límites. Soy una persona que me dedico más a observar que a hablar; el ‘Vampiro’ desde que entró era muy platicador y muy chistoso, pero cometió errores que a la larga fueron contraproducentes, aunque eso sí, él y el resto tenían ventajas sobre mí por la edad y porque tienen un círculo formado y las alianzas no estaban a mi favor.”

Pero... las reglas cambian, por eso –a sabiendas de que ocho de sus diez hermanos votaron en su contra para que abandonara para siempre el espectáculo de realidad, mencionó que le encantaría entrar de nuevo a la casa únicamente para saber “qué cara ponen todos”, así que solicitará a la producción le conceda su deseo.

Por lo pronto seguirá en la ciudad de México hasta el lunes de la semana próxima y luego viajará a Yucatán -su estado natal- para convivir con familiares y amigos, así como con las personas que siempre le expresaron su apoyo.

Chico malo

El comerciante de 42 años de edad fue expulsado con el 42.42 por ciento de los votos en su favor, los cuales resultaron insuficientes para aventajar a su contrincante Wendy.

-Alejandro Solís Buenfil es su nombre completo.

-Lo apodan “El Pollo”.

-Su condición de infiel no le ha permitido tener estabilidad sentimental.

-Con la fama que le fue creada dentro de la casa como “el chico malo”, considera que podría desarrollar un buen papel actoral dentro de alguna telenovela, por lo que señaló que se mantiene abierto a las propuestas.

-Es divorciado y tiene dos hijas de 14 y 16 años, Elena y Mariel respectivamente.

-De todas sus compañeras, la que le gustó fue Tatiana.

-La noche del domingo, le llamó el cantante Alberto Vázquez para externarle su apoyo.

-En Ana, una de las nuevas inquilinas, encontró alguien con quién conversar y compartir, pues al igual que él, tuvo problemas con el alcoholismo.

El alcoholismo... su verdadero infierno

Comenzó siendo un bebedor social, de esos que únicamente toman en las fiestas y “de vez en cuando”. Alejandro tenía 17 años, estudiaba la preparatoria y -como muchos jóvenes- encontró gusto por el alcohol.

El tiempo iba transcurriendo y su afición por la bebida también. No se dio cuenta cuándo dejó de ser un bebedor social para convertirse en un bebedor problema; tuvieron que pasar doce años y una serie de sinsabores para que decidiera pedir ayuda.

“Me casé a los 23 años, y fue hasta los 29 cuando entré a Alcohólicos Anónimos. Poco a poco los problemas comenzaron a rodear mi situación familiar; no llegaba a mi casa, me gastaba el dinero, no era responsable con mi esposa... y así hasta que llegó el momento en el que tuve que tomar la decisión de dejar la bebida porque ya me había ocasionado muchos problemas en casa”, contó.

Un fin de semana, su esposa y él acudieron a un retiro religioso donde los matrimonios tratan de resolver sus conflictos. A él fueron de visita personas de Alcohólicos Anónimos para dar su mensaje, fue entonces -cuando empujado por su mujer- optó por acudir.

“Fui a escuchar unas pláticas y pues ahí me di cuenta que tenía severos dificultades. El proceso fue difícil tanto para mí como para mi familia, ya llevo 14 años sobrio, no puedo decir que es la octava maravilla del mundo pero sí es algo que ella (su mujer) y mis hijas valoran mucho. Esa una de las maneras de las cuales me he podido ganar su cariño y su confianza”.

Actualmente sigue acudiendo a sus sesiones de rehabilitación pues sabe que no se debe confiar.

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