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El Congreso y la Nación

Humberto Hernández Haddad

A la memoria de doña Aída Vega Vda. de Garizurieta, madre del jurista y maestro César Garizurieta Vega.

1. Las circunstancias actuales de México harán que la 59 Legislatura del Congreso de la Unión pase a la historia, ya sea por acción o por omisión, por aciertos o por errores. El balance legislativo que entreguen en el 2006 los 500 diputados federales y los 128 senadores que lo integran tendrá efectos multiplicadores, profundos y duraderos, para todos los sectores de la nación.

2. Por ello es importante que tanto la Cámara de Diputados como el Senado se conviertan en el centro creativo de un debate nacional que construya los consensos internos que se han quedado pendientes hasta alcanzar un peligroso grado de conflictividad.

La válvula de escape de todas esas tensiones y retos acumulados desembocará en el Congreso y ahí se decidirá, con toda legitimidad, el rumbo del país.

3. La Cámara de Diputados decidirá dentro de unos días la creación de varias Comisiones Especiales, algunas de ellas sobre asuntos realmente marginales, pero llama la atención que no estén considerando la integración de una comisión especial para el seguimiento de los casos Cardenal Posadas, Colosio y Ruiz Massieu, pues de la aclaración de esos crímenes depende en buena medida la fortaleza de la democracia mexicana, así como su capacidad institucional futura para garantizar la transparencia y el Estado de Derecho.

4. La posibilidad de investigar desde el Congreso de la Unión los asesinatos del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, del candidato presidencial priista Luis Donaldo Colosio y del secretario general del comité ejecutivo nacional priísta José Francisco Ruiz Massieu debe quitar el sueño a los autores de esos actos criminales que conmovieron al país durante la Presidencia de Carlos Salinas, pero el país quedaría condenado a su repetición, si permite la impunidad escandalosa que esos hechos ominosos significan para la conciencia cívica nacional.

Si los fiscales no han podido hacer justicia, por las razones que sean, tiene que ser ahora el Congreso quien salga en defensa de la seguridad interna de la nación, pues eso fue lo que dañaron quienes ordenaron esos asesinatos.

5. Una comisión especial de seguimiento integrada por diputados para investigar esos tres homicidios sanearía la vida política nacional, utilizando la rendición de cuentas; fortalecería el clima de transparencia que una economía moderna necesita para prosperar y le daría nuevos impulsos democráticos a la sociedad mexicana.

6. Serviría para sanear la impartición de justicia, ante la sospechosa falta de resultados que en la investigación del caso del cardenal Posadas después de diez años no tiene un solo sentenciado. El caso Colosio ya fue enviado a la reserva, a pesar de que existen muchas interrogantes y en el de Ruiz Massieu es inconcebible que después de ocho años los servicios de inteligencia de México y Estados Unidos no hayan sido capaces de dar con el paradero de Manuel Muñoz Rocha, ignorando la información de los expedientes números SA94-CR516M y SA94-CR377, radicados en la Corte Federal de San Antonio, Texas.

Precisamente el actual embajador de Estados Unidos en México, Tony Garza, era el secretario general de gobierno de Texas cuando esos datos quedaron documentados en la Corte Federal de San Antonio.

7. Ante ese panorama lleno de aristas, los senadores han mostrado serenidad y hasta se han pasado de cautos, como es en todo lo que se refiere al ejercicio de sus facultades exclusivas en materia de política exterior. El rescate y reconstrucción de nuestra política exterior debería haber motivado al Senado desde los tiempos de Jorge Castañeda junior a abrir audiencias públicas para que aflore toda la descomposición política acumulada en la Secretaría de Relaciones Exteriores, si bien incubada en Tlatelolco desde 1982.

8. La ruptura del Servicio Exterior Mexicano y el extravío de nuestra política exterior necesitan la intervención correctiva del Senado. Ahí conocerán anomalías tales como los despidos injustificados de diplomáticos como Luis García y Erdman, Ismael Orozco Guzmán y Antonio León Zárate, a quienes primero privaron de sus sueldos durante un año y luego les dieron de baja del Servicio Exterior. Si el Senado de la República no actúa, la política exterior y la diplomacia nacional serán cada vez más una zona de desastre. El principal interesado en buscar ese saneamiento interno de la Cancillería debería ser el propio secretario Luis Ernesto Derbez.

9. El Congreso de la Unión tendrá que marcar el rumbo y no podrá retrasar sus decisiones. Uno de ellos es el IFE, pieza clave de nuestro sistema democrático. Por cierto, el jueves 14 de noviembre de 2002 conocí a Luis Carlos Ugalde Ramírez, cuando en presencia del escritor Raúl Cruz Zapata me dijo sus convicciones: “Ustedes no tienen derecho a pedir la expulsión de Ernesto Zedillo del PRI, ¿qué acaso no saben que el doctor Zedillo es el ex presidente que tiene el mayor índice de aceptación, respetabilidad y prestigio?”.

10. La 59 Legislatura fijará la agenda nacional.

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