Milán (Italia) (EFE).- Un tejano en Saint Tropez o en la bella Portofino es el retrato del hombre Gucci para la próxima primavera-verano de 2004, vestido por el diseñador norteamericano Tom Ford.
Este cow boy europeo y refinado desfiló hoy por la pasarela de la moda masculina de Milán, junto a los elegantes maniquíes de la firma Trusardi, envueltos en un halo de lujo deportivo marca de la casa, con una nueva sublimación de las prendas de piel.
Tom Ford se mira a sí mismo en su nueva colección y retorna a sus orígenes de su Austin (Tejas) natal, sin olvidar su larga experiencia europea, que ha hecho de él un gurú de la elegancia sofisticada.
Con música del oeste americano como telón de fondo y algún que otro sombrero vaquero, los modelos de Gucci, pensados como síntesis del Nuevo y el Viejo Continente, llevan pantalones tejanos planchados con raya y ceñidos para realzar unas omnipresentes botas camperas.
Hechas con cuero cosido a mano y llenas de peculiares detalles, la botas creadas por Ford se complementan con cinturones de cuidadas hebillas y grandes bolsas de sabor un poco retro, con refinados acabados en piel de cocodrilo.
El vaquero de Gucci, más sexy, chic y joven que los rancheros tejanos de estampa lejana, no renuncia a ponerse en un momento dado pantalones y zapatillas de tenis, en piel blanca y con rayas de colores, en una colección en la que priman los marrones.
Ford presentó sus últimas propuestas con una nueva advertencia al mantenimiento de la autonomía de la que ha gozado en los últimos tiempos para seguir al frente de la factoría del imperio de Francois Pinault.
También fiel a su recorrido y a su imagen se mantiene Betarice Trussardi, que volvió a apostar desde la pasarela de Milán por los valores de siempre de la casa de modas, con especial atención a su culto reverencial por la pieles.
De cocodrilo en napa, de búfalo teñido y hasta de patas de gallo (hasta quinientas se necesitaron para hacer un par de pantalones crema), la suavidad de las pieles fue hoy una de las constantes de los patrones de esta firma para la próxima temporada estival.
En ese guardarropa se esconde comodidad al servicio del lujo, como en el blusón color canela opaco y sutil, combinado con pantalones a rayas, los mocasines y sandalias en piel de cocodrilo o una saca deportiva marrón de impacto inmediato.
Junto al toque de extravagancia que la nueva colección de Trussardi se permite en sus diversas y coloreadas propuestas en piel, para mantener el equilibrio ha optado por la vía más clásica a la hora de presentar sus trajes.
Con trasfondo de música ska y modelos-bailarines escenificó la presentación de su colección la diseñadora Rossella Jardi para la marca Moschino, que cumple 20 años bajo la evocación del inmortal Elvis Presley y una relectura de su estilo al gusto de los años 80.
Divertida e irónica, con un acento en la pureza de las líneas, Moschino relanza una verdadera explosión de las rayas, verticales y horizontales, con sus ya clásicas camisetas y unas atrevidas y simples chaquetas con los bolsillos hilvanados.
El color es el punto de partida y de llegada del nuevo hombre Missoni visto hoy en Milán, un joven y elegante artista impregnado de elegancia y frescura, con sus polos adherentes, camisetas de rejillas de hilo de lino y pantalones claros de piel agujereada.
Para la firma Richmond, la inspiración con vistas a la próxima primavera-verano es rock en el más puro estilo, aunque matizado por un sabor étnico, como si el ejemplo a seguir fuera el gran Keith Richards a la vuelta de unas vacaciones en Marruecos.