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El déficit de agua regional

Luis Maeda Villalobos

Ha sido de alta expectación las declaraciones del ingeniero Cristóbal Jaime Jáquez, director general de la Comisión Nacional del Agua (C.N.A.) dependiente de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat). En sus declaraciones confirma lo que tanto se ha escrito y mencionado, acerca de la existencia de un déficit de agua regional causada por una sobreexplotación de las reservas acuíferas, porque es mayor la extracción que la recarga y su uso irracional desde los años cincuentas. Nuestra preocupación es que a pesar de reconocer que nos estamos quedando sin agua, dejó pendiente ampliar sus declaraciones en la protección de las reservas. Sin embargo, dejó entrever la obligación, de los propietarios de pozos, de colocar medidores volumétricos, para en esta forma regular las extracciones del subsuelo. Habló también de vedas en la perforación de nuevos aprovechamientos hidráulicos del subsuelo, así como la veda en la explotación de las calizas, que son indispensables de preservar, por ser la fuente de recarga de los acuíferos y para el consumo humano en casos extremos.

De lo que no habló el señor director, es sobre la necesidad urgente de una nueva reglamentación en el uso del recurso, independientemente del aprovechamiento de las aguas tratadas en las plantas instaladas para este fin, que bien sabemos que son un paliativo en la sobreexplotación de las reservas del subsuelo. Tampoco dijo que es necesaria la certificación de impermeabilidad de los ocho módulos de la planta de Torreón, en virtud de que con la sola compactación con maquinaria pesada de los fondos, no garantiza la no infiltración hacia el acuífero somero, que se encuentra a sólo diez metros de profundidad.

Podríamos preguntarle al señor Director de la C.N.A. antes que todo: ¿sabe alguien cuánta agua nos queda en el acuífero principal y de ello derivar los usos y distribución? Por razonamiento lógico, creemos que esto es lo fundamental, porque de ello depende el futuro de La Laguna. Es de pensarse que si los cálculos matemáticos no fallan, los 4,900 metros cúbicos anuales por habitante nos permiten disponer de 13,511 once litros diarios per cápita, casi al nivel de los estadounidenses, cosa que es una quimera.

Para una mayor información al respecto, hemos de recordar que existen publicaciones en la hemeroteca del periódico El Siglo de Torreón, como la del sábado quince de enero de 1983, en donde se habla de un déficit de agua regional y se hace alusión al abatimiento progresivo de los mantos acuíferos, que se suman a los bajos almacenamientos de agua en las presas Lázaro Cárdenas o El Palmito y de la Francisco Zarco o de Las Tórtolas, asunto que requiere un análisis de la situación desde aquel entonces.

Se insiste en el artículo alusivo, en la importancia de la conservación del recurso del cual depende el futuro regional y la supervivencia humana. Se menciona también la presencia del doctor geohidrólogo Wayne A. Pettyjohn, de la Universidad de Oklahoma E.U., que vino a estudiar nuestro problema regional invitado por el Sindicato de Campesinos y Forestal –que dirigían el profesor Francisco Hernández Hernández y don Guillermo Rodríguez Contreras- diciendo al final el Dr. Pettyjohn que íbamos treinta años de retraso en la protección de los acuíferos regionales y que era necesario recargarlos, para lo cual envió algunos modelos técnicos.

Por otra parte, se menciona también en el artículo, la preocupación del geohidrólogo Napoleón Otero Sanvicente, sobre la recarga de los acuíferos e insistía en utilizar las formaciones naturales en las sierras, que se conocen como abanicos aluviales, método confirmado por la doctora Morizawa de la Universidad de Nueva York quien estuvo en la región y estudió con Otero, Laguna Seca, concluyendo que en ese punto con sólo los abanicos aluviales, se recargaría no menos de treinta millones de metros cúbicos.

El entusiasmo desbordante en encontrar soluciones valederas de los socios del Instituto de Investigaciones Científicas de Coahuila, Unidad Laguna, llevó a las siguientes propuestas: 1.- Una reducción de la superficie agrícola en forma paralela a los volúmenes almacenados en las presas. 2.- Aprovechar el agua en cultivos de alto rendimiento. 3.- Adquirir forrajes de otros lados para el sostén de la cuenca lechera. 4.- Control riguroso del agua de bombeo. 5.- No autorizar nuevos pozos. 6.- Estimular la reconversión de la agricultura a la industria. 7.- Promover las industrias marmoleras con la formación de cooperativas. 8.- Practicar un estudio técnico-científico para el análisis de las cuencas. 9.- Construir obras civiles a nivel de las desembocaduras de los ríos que alimentan las presas, para evitar su azolve. 10.- Utilizar los abanicos aluviales en la recarga de los acuíferos regionales y así exprimir la cuenca Nazas-Aguanaval. 11.- Insistir en todos los niveles educativos y sociales en la educación ambiental y la cultura del agua. 12.- Planear un uso racional de los recursos hidráulicos regionales.

Al término, el Instituto de Investigaciones Científicas de Coahuila, Unidad Laguna, determinó desde aquel entonces (1983), que se tiene la seguridad de que las autoridades gubernamentales tanto federales, estatales como municipales, sabrán dar prioridad a las alternativas más lógicas y que los laguneros abrigamos un estado de ánimo, de hablar con realidades y de acciones en común ciudadanía y gobierno, para encontrar las mejores soluciones en bien de las futuras generaciones y el progreso y desarrollo sustentable de la Comarca Lagunera.

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